El
avance tecnológico y de la ciencia ha traído como consecuencia
que el Derecho Civil tenga que replantear forzosamente algunas de
sus categorías clásicas, sobre todo las referentes a
la personalidad, declaró Caridad Valdés Díaz,
emérita catedrática de la Universidad de la Habana,
quien visitó la Universidad Veracruzana (UV) para impartir
la conferencia “Incidencia de la Bioética en el Derecho
Civil”.
La investigadora afirmó que, muchas veces, los descubrimientos
científicos irrumpen en la sociedad y se adelantan a las formas
del Derecho, que sólo puede reaccionar frente a estos. Opinó
también que, aunque este rezago es criticado por la comunidad
científica, el Derecho jamás debe intentar adelantarse
a la sociedad: “Si ya es peligroso que el Derecho no se adapte
a las nuevas circunstancias, más lo sería que se ocupara
de normar algo que en la realidad todavía no existe”.
Celebrada el 21 de febrero de 2006 en el Aula Magna de esta facultad,
la conferencia contó con una nutrida participación de
alumnos y docentes del Derecho, interesados en abordar los fenómenos
desprendidos del avance científico y tecnológico bajo
una mirada bioética, en los conceptos de la persona, la personalidad,
el inicio y el final de la vida y, entre ellos, la distinción
entre los seres concebidos por medios naturales o por medio de la
reproducción humana asistida y los distintos diagnósticos
de la muerte humana. La
vida y la muerte: los confusos bordes de la existencia humana
“El derecho a la vida es inherente a la personalidad y, como
tal, también lo es el derecho de protección de sus
propiedades e intereses”, afirmó Valdés Díaz.
La investigadora también dijo que la principal interrogante
en cuanto al comienzo de la existencia humana es delimitar el momento
a partir del cual inicia la personalidad, atributo singular del
hombre que le asegura la protección y respaldo de las leyes.
La docente cubana analizó una gama de corrientes históricas
de pensamiento relativas al reconocimiento jurídico de la
personalidad, que van desde las teorías que consideran personas
a los concebidos, o nonatos, hasta la postura que afirma que sólo
el nacimiento otorga la personalidad, y por ende, la protección
jurídica de las leyes. También reconoció que,
en la actualidad, existe una marcada tendencia a reconocer la personalidad
de los concebidos, al menos como titular en potencia de los derechos
jurídicos.
Partiendo de estos fundamentos, la académica tocó
temas polémicos como el aborto –que en Cuba es libre
y legal hasta las 12 semanas de gestación–, la determinación
de la maternidad y la paternidad de productos obtenidos a través
de la reproducción asistida –como la inseminación
artificial y la fecundación in vitro–, así como
el mantenimiento y conservación de embriones “sobrantes”
producto de estas técnicas.
También abundó sobre los efectos jurídicos
de la muerte, los diferentes criterios de su diagnóstico,
así como el transplante de órganos y la eutanasia,
brindando un panorama general de los enfoques abordados por las
diferentes legislaciones en todo el mundo, en especial la cubana,
así como consideraciones de orden ético y práctico
en todos los casos.
Antecedentes
de la Bioética en Cuba
Directora del Departamento de Derecho Civil y de la Familia de la
mayor institución universitaria de la isla caribeña,
Valdés Díaz comenzó a estudiar este tema: “En
Cuba, y desde hace 10 años, se realizan investigaciones médicas
acerca de los aspectos relativos al comienzo y final de la vida”.
La experta explicó que dentro de estos estudios, “el
neurólogo Calixto Machado se especializa en el tratamiento
de las lesiones cerebrales y el diagnóstico de muerte encefálica,
y siempre manifestó su preocupación por la falta de
respaldo jurídico para estos casos”. Esta inquietud
llevó a Machado a acercarse al departamento dirigido por
Caridad Valdés Díaz y a formar un grupo multidisciplinario
de Bioética, que incluyó médicos, filósofos
y juristas.
Este equipo se dedica a estudiar otras temáticas vinculadas
al avance de la medicina y de la genética, así como
de la normatividad de las nuevas ciencias y el papel que podría
jugar el Derecho, particularmente el Derecho Civil y de la Familia,
este último considerado como una rama aparte de la ciencia
jurídica en Cuba.
La docente subrayó la necesidad de abordar el tema de los
bordes de la vida a través de la Filosofía, pues “desde
cualquier ángulo, esta disciplina ha tratado siempre de arrojar
luz sobre los fenómenos universales y la Bioética
es un poco eso, la filosofía de la vida, una ética
acorde con la posición del pensador que aborde un hecho en
particular”, afirmó.
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