Año 6 • No. 216 • Marzo 20 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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  Afirman expertos astrólogos
También hay políticos o abogados charlatanes, no es “privilegio” de la astrología
Edgar Onofre
En los albores del siglo XV, Galileo Galilei rechazó la idea de calcular las mareas a partir del movimiento de la luna porque, se dice, pensó que era argumentar a favor de la influencia de los planetas. Tampoco respondía la correspondencia que le enviaba Johannes Kepler, a quien consideraba un genio matemático, porque rechazaba tajantemente los intereses astrológicos del alemán. 80 años después, Isaac Newton determinó el movimiento de las mareas a partir de la influencia de la Luna y, al igual que Kepler, era astrólogo.

La postura de Galileo puede considerarse fundadora del pensamiento anti-astrológico que, no mucho tiempo después, propició que la astrología fuera literalmente echada de las universidades y “se convirtió en una mala palabra”, según el experto astrólogo Federico Samaniego.

Al día de hoy, explicó, la obra de Kepler conocida como “Tercius Interveniens” continúa en latín, de manera increíble, porque el mundo académico piensa que son desvaríos del sabio.

Durante la emisión del programa televisivo “Nuestra Universidad, hoy”, Samaniego aseguró: “Tenemos la primacía de los charlatanes como si no hubiera políticos, abogados charlatanes”. Sin embargo, aclaró que “la astrología no es propiamente una ciencia, ni se revindica como tal; es un arte, un lenguaje” y añadió que despreciarla como objeto de estudio en las universidades equivale a “no enseñar literatura porque la poesía no es científica”.

Junto con el también astrólogo Salvador Núñez, Samaniego explicó que la palabra horóscopo proviene del griego y significa “mirar la hora”, es decir, su objetivo es determinar tiempo de qué es, interpretar la naturaleza del tiempo. Y respecto de sus presuntas propiedades de predicción, dijo: “(Mediante la astrología) no puedo saber nada de lo que va a pasar, sino el significado de lo que pasa. Es un sistema para navegar en el tiempo, para mirar la hora y ver qué es lo que nos dice el tiempo”.

Además, explicaron que los horóscopos semanales o diarios, presentados con frecuencia por los medios, se inventaron a principios del siglo XX. “De hecho, que alguien diga: Soy Escorpión, surgió en el siglo XX. Pero es una manera de vulgarizarla y no decir nada: un horóscopo diario no es astrología. No sirve para nada”. Sin embargo, es conocido que durante una época la astrología era una disciplina digna de consideración y que, incluso, reyes y Papas tuvieron astrólogos personales: “Fuimos gente decente en alguna época”, dijo.

En este sentido, Núñez agregó que quienes hacen horóscopos como los referidos “conocen las modalidades de comportamiento de cada signo y pueden dar consejo morales que le vienen bien a un Géminis, por ejemplo, pero el lector no puede tener la certeza de serlo realmente”. Al respecto, Samaniego agregó: “Es innegable que hay un tipo de comportamiento común entre quienes nacen bajo un signo determinado, pero los signos son hipótesis, un modelo general y por lo tanto no existe de forma pura en la realidad. Aries no es solamente Aries”.

Además, coincidieron en señalar que el verdadero horóscopo implica “un estudio de la personalidad preciso y acertado como no lo tiene otro sistema”, según explicó Núñez, y Samaniego añadió que permiten “ubicar las posiciones de los planetas al nacimiento y esto sería como un reloj que da una hora más compleja: la hora psíquica y de la conciencia. Y la interpretación astrológica consiste en dar el significado de esa hora”.

“En el Oráculo de Apolo, en Delfos, había una inscripción: Conócete a ti mismo, y ése es el sentido del horóscopo”, explicó Samaniego, a lo que Núñez agregó: “(La astrología) es un camino del conocimiento de nosotros mismos. No dice qué nos va a pasar. No se le puede meter la mano al futuro, pero sí saber qué significa”.

Samaniego, por su parte, también añadió: “La astrología tiene un lenguaje para descifrar todo lo que nace. No se ocupa del mundo real, sino de la experiencia que lo vivo tiene de lo real. De lo real se ocupan la física, la química y la historia y, como en el caso de una ingeniería, cualquiera puede aprenderla, no se necesita una naturaleza especial. Y se trata de una disciplina muy racional”.