|
|
Afirman
expertos astrólogos
También hay políticos o abogados charlatanes, no es
“privilegio” de la astrología
Edgar
Onofre |
En
los albores del siglo XV, Galileo Galilei rechazó la idea de
calcular las mareas a partir del movimiento de la luna porque, se
dice, pensó que era argumentar a favor de la influencia de
los planetas. Tampoco respondía la correspondencia que le enviaba
Johannes Kepler, a quien consideraba un genio matemático, porque
rechazaba tajantemente los intereses astrológicos del alemán.
80 años después, Isaac Newton determinó el movimiento
de las mareas a partir de la influencia de la Luna y, al igual que
Kepler, era astrólogo.
La postura de Galileo puede considerarse fundadora del pensamiento
anti-astrológico que, no mucho tiempo después, propició
que la astrología fuera literalmente echada de las universidades
y “se convirtió en una mala palabra”, según
el experto astrólogo Federico Samaniego.
Al día de hoy, explicó, la obra de Kepler conocida como
“Tercius Interveniens” continúa en latín,
de manera increíble, porque el mundo académico piensa
que son desvaríos del sabio.
Durante la emisión del programa televisivo “Nuestra Universidad,
hoy”, Samaniego aseguró: “Tenemos la primacía
de los charlatanes como si no hubiera políticos, abogados charlatanes”.
Sin embargo, aclaró que “la astrología no es propiamente
una ciencia, ni se revindica como tal; es un arte, un lenguaje”
y añadió que despreciarla como objeto de estudio en
las universidades equivale a “no enseñar literatura porque
la poesía no es científica”.
Junto con el también astrólogo Salvador Núñez,
Samaniego explicó que la palabra horóscopo proviene
del griego y significa “mirar la hora”, es decir, su objetivo
es determinar tiempo de qué es, interpretar la naturaleza del
tiempo. Y respecto de sus presuntas propiedades de predicción,
dijo: “(Mediante la astrología) no puedo saber nada de
lo que va a pasar, sino el significado de lo que pasa. Es un sistema
para navegar en el tiempo, para mirar la hora y ver qué es
lo que nos dice el tiempo”.
Además, explicaron que los horóscopos semanales o diarios,
presentados con frecuencia por los medios, se inventaron a principios
del siglo XX. “De hecho, que alguien diga: Soy Escorpión,
surgió en el siglo XX. Pero es una manera de vulgarizarla y
no decir nada: un horóscopo diario no es astrología.
No sirve para nada”. Sin embargo, es conocido que durante una
época la astrología era una disciplina digna de consideración
y que, incluso, reyes y Papas tuvieron astrólogos personales:
“Fuimos gente decente en alguna época”, dijo.
En este sentido, Núñez agregó que quienes hacen
horóscopos como los referidos “conocen las modalidades
de comportamiento de cada signo y pueden dar consejo morales que le
vienen bien a un Géminis, por ejemplo, pero el lector no puede
tener la certeza de serlo realmente”. Al respecto, Samaniego
agregó: “Es innegable que hay un tipo de comportamiento
común entre quienes nacen bajo un signo determinado, pero los
signos son hipótesis, un modelo general y por lo tanto no existe
de forma pura en la realidad. Aries no es solamente Aries”.
Además, coincidieron en señalar que el verdadero horóscopo
implica “un estudio de la personalidad preciso y acertado como
no lo tiene otro sistema”, según explicó Núñez,
y Samaniego añadió que permiten “ubicar las posiciones
de los planetas al nacimiento y esto sería como un reloj que
da una hora más compleja: la hora psíquica y de la conciencia.
Y la interpretación astrológica consiste en dar el significado
de esa hora”.
“En el Oráculo de Apolo, en Delfos, había una
inscripción: Conócete a ti mismo, y ése es el
sentido del horóscopo”, explicó Samaniego, a lo
que Núñez agregó: “(La astrología)
es un camino del conocimiento de nosotros mismos. No dice qué
nos va a pasar. No se le puede meter la mano al futuro, pero sí
saber qué significa”.
Samaniego, por su parte, también añadió: “La
astrología tiene un lenguaje para descifrar todo lo que nace.
No se ocupa del mundo real, sino de la experiencia que lo vivo tiene
de lo real. De lo real se ocupan la física, la química
y la historia y, como en el caso de una ingeniería, cualquiera
puede aprenderla, no se necesita una naturaleza especial. Y se trata
de una disciplina muy racional”. |
|
|
|
|