Veracruz,
Ver.- Los síndromes de X Frágil y de Down siguen
ocupando los primeros lugares en la población veracruzana.
Las estadísticas señalan que, por cada 400 ó
500 nacimientos, dos niños nacerán con uno u otro
padecimiento. No sólo son las más comunes, sino que
van en incremento, y en el caso del síndrome de Down actualmente
afecta también a hijos de madres veinteañeras.
Por medio del departamento de Biología molecular, celular
y genética del Instituto de Investigaciones Médico-Biológicas
(IIMB), la Universidad Veracruzana (UV) trabaja en la detección
de las enfermedades de origen genético más comunes
en la población veracruzana, la identificación de
la huella genética y la búsqueda del genoma mexicano
capítulo Veracruz, así lo dio a conocer Roberto Lagunes
Torres, encargado de dicha área.
El síndrome de Down “es causado por la presencia de
un cromosoma adicional (los cromosomas son las estructuras celulares
que contienen los genes), mientras que el síndrome de X frágil
es causado por una anomalía en un solo gen, el llamado FMR-1
ubicado en el cromosoma X”, destaca el investigador.
El Síndrome del Cromosoma X frágil, nombrado también
Síndrome de Martin & Bell, es la primera causa de retraso
mental hereditario y de discapacidad hereditaria. Se sabe que es
el responsable de aproximadamente el 30 por ciento de todas las
formas de deterioro cognoscitivo, y se cree que una de cada 259
mujeres lleva este tipo de gen. El desconocimiento de esta enfermedad
provoca un diagnóstico que a veces no es el preciso y, por
consiguiente, existe un enorme porcentaje de personas que no han
sido correctamente diagnosticadas.
“Al momento de nacer, el síndrome de X frágil
se caracteriza por una flacidez en el recién nacido, y es
habitual que se confunda con otras alteraciones de tipo neurológico”,
dijo. Los síntomas se van definiendo conforme el niño
crece: “Existe un retraso mental que puede ir de leve a severo
y van percibiéndose malformaciones en el sistema neurológico,
alteraciones esqueléticas, tórax abultado, vértebras
saltadas, orejas, cabeza y testículos grandes, que dirigen
a los padres a consulta con el pediatra”, señaló
Lagunes Torres. Otros síntomas que alertan a los familiares
son discapacidades en el aprendizaje, problemas de atención,
hiperactividad, conductas autistas y aun retraso severo.
Provocado por una mutación rara en una región cerca
del extremo del brazo largo del cromosoma X, dicho síndrome
es fácilmente identificado con pruebas sanguíneas
de ADN, un método muy exacto a través del cual se
puede identificar a los afectados y los portadores no afectados;
además, puede usarse para el diagnóstico prenatal:
“Antes, cuando no se contaba con los recursos de la medicina
genómica, para comprobar que se trataba de este síndrome,
se sometía al cromosoma a una situación de estrés
para detectar si se producía una ruptura en el sitio mencionado
del cromosoma X. Actualmente, en el IIMB recurrimos a sondas genéticas
que contienen fragmentos prefabricados de DNA portadores del síndrome,
que sólo se comparan con el DNA del paciente”, señala
el doctor en biología molecular por el Instituto Politécnico
Nacional.
En sus más de 20 años de genetista, Lagunes ha encontrado
que no siempre resulta tan fácil detectar al Síndrome
de Down, una alteración nombrada trisomía, donde los
genes del cromosoma 21 están por triplicado: “El padecimiento
involucra una región de 10 genes bien identificados conocida
como centrómero o región crítica, en la cual
no necesariamente la trisomía puede estar en el cromosoma
21 sino en alguna parte de esa región”.
Sobre el hecho de que la enfermedad se esté presentando en
mujeres jóvenes, el especialista afirma que no se han identificado
las causas, pero se atribuyen a resultados de la contaminación,
pruebas atómicas y aumento de la radiación solar que
“posiblemente estén alterando el material genético”.
Un servicio genético que cada vez va siendo más demandado
por la sociedad y especialmente por las mujeres, es la identificación
de la huella genética o, como se conoce comúnmente,
Prueba de Paternidad, que en el IIMB se realiza a través
de la técnica reacción en cadena de polimerasa o PCR,
y que permite identificar, por medio de fragmentos del DNA altamente
repetitivos, la legitimidad del padre.
Por otra parte, ante la especulación de si muchas enfermedades
son de origen genético –explica el académico–,
en colaboración con el Instituto Nacional de Medicina Genómica,
(INMG), el centro de investigación recién incorporó
a sus técnicas el uso del Biochips, una matriz donde existen
miles de sondas de material genético con una secuencia conocida:
al poner una muestra del paciente en estas matrices, aquellas cadenas
que tienen una secuencia complementaria a las del biochip se hibridan.
Esto permite el tratamiento computarizado de los datos y confirmar,
por ejemplo, si el paciente tiene una mutación génica
dada.
Para el desarrollo de sus proyectos de investigación, el
IIMB cuenta con laboratorios y unidades de la más alta tecnología
en medicina genómica, lo que le permite trabajar, en coordinación
también con el INMG y la Secretaría de Salud estatal,
en el proyecto “Hapmap o Mapa de Variabilidad Genómica
de la Población Mexicana”, donde la Universidad Veracruzana
jugará un destacado papel.
Este proyecto parte de la base de que la población mexicana
es el resultado de un mestizaje de varias culturas, mesoamericana
y prehispánica, sumadas a grupos africanos y europeos, y
busca revelar la identidad nacional y sus características
genéticas específicas.
En el caso de Veracruz “se tomarán 140 muestras, 70
hombres y 70 mujeres, y el único requisito es que sean personas
mayores de 18 años, originarios del estado de Veracruz, al
igual que sus dos padres y sus cuatro abuelos, lo que además
permitirá conocer las predisposiciones genéticas hereditarias
para determinadas enfermedades en la población veracruzana”,
puntualizó el destacado investigador de la UV.
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