Año 6 • No. 221 • mayo 8 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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Compiten agresivamente por comida y territorio
Reducción del hábitat ‘estresa’
a monos aulladores en Los Tuxtlas
Edith Escalón
Trasladar los monos a zonas más grandes o conectar fragmentos de selva replantando árboles: soluciones que ya vislumbran los investigadores


Foto: Instituto de Neuroetología.
La escasez de alimentos y la disminución del espacio disponible, causados por la continua devastación de la selva en la que habitan, estresa a los monos aulladores (Alouatta paliata) de la región de Los Tuxtlas, provocando agresivas competencias al interior de los grupos o entre grupos distintos que, a mediano y largo plazo, podrían poner en riesgo su sobrevivencia, reportaron estudios científicos de la Universidad Veracruzana (UV) y la Universidad de Barcelona, España.

“Otras investigaciones en primates han demostrado que el estrés puede provocar infertilidad, hacerlos susceptibles a enfermedades, afectar su conducta, la evolución de población, la tasa de natalidad y la de mortalidad; es un principio que podría aplicarse en este caso, eso estamos tratando de determinar”, comentó Joaquím Vea i Baró, líder de la investigación por la parte española.

Explicó que uno de los objetivo de este estudio –financiado por la Fundación del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA)– es determinar cuáles son las causas específicas que afectan a estos animales veracruzanos para apoyar a las autoridades estatales y federales en las decisiones de conservación y manejo de los primates y la selva.


Foto: Instituto de Neuroetología.
Y es que si bien existen algunos fragmentos de selva que superan las 150 hectáreas, como el que ha conservado por cuenta propia la familia Huber, de San Andrés, también existen los que en menos de seis hectáreas albergan a grupos enteros de aulladores, lo que implica un alto riesgo para su supervivencia, explicó el investigador español, quien inició este trabajo en Veracruz al lado de Ernesto Rodríguez Luna, Domingo Canales y Francisco García Orduña, primatólogos investigadores del Instituto de Neuroetología de la UV.

Por ahora, los científicos de ambas universidades vislumbran dos caminos: trasladar los monos que estén en riesgo a zonas más extensas en las que el territorio y los recursos disponibles sean suficientes para asegurar su sobrevivencia, o conectar los fragmentos de selva que ahora están separados por potreros o zonas agrícolas, replantando árboles en corredores verdes.
 
Cambios hormonales
Luego de un año de muestreos, los científicos y su equipo de trabajo, en el que participan estudiantes de ambas universidades, determinaron que sí existen variaciones hormonales (en testosterona y corticoesterona) que reflejan el estrés en los primates, a causa de factores relacionados con la reducción de su hábitat. Éste es uno de los primeros resultados concretos de la investigación.

Joaquim Vea explicó que machos y hembras de esta especie emigran de sus grupos al llegar a la adultez, formando otros grupos o introduciéndose en los ya formados. Las hembras lo logran más fácilmente, pero los machos pueden tardar varios años. Cuando éstos, llamados “machos solitarios” se acercan a un grupo tienen interacciones agresivas con los machos residentes.

“El estudio, del que se responsabilizó el doctor Jurgi Cristóbal, nos permitió saber que en los monos macho el nivel de testosterona aumenta significativamente cuando hay un macho solitario rondando su grupo, y en las hembras aumenta el nivel de corticoesterona, que sí nos indica que están estresadas, probablemente porque los machos solitarios podrían matar a las crías cuando se introducen en un grupo nuevo”, comentó.

Esto lo pudieron determinar gracias al análisis de los metabolitos y compuestos de las heces fecales de los Alouatta paliata, luego de recoger muestras de seis grupos de diferentes fragmentos de selva. “El hecho de vivir en fragmentos hace más estrecho y constante el contacto entre machos solitarios y residentes, y ese contacto y las agresiones que de él derivan puede producir efectos negativos en los animales”, sin embargo, señaló que los primeros resultados apuntan a que no hay una disminución de la tasa de natalidad, pero sí de la supervivencia de los infantes.

Alimentación
Vea i Baró explicó que el riesgo de supervivencia de los grupos de primates está determinado también por la disponibilidad de alimentos, que se ve afectada por la sobrepoblación (entre menos espacio tienen los primates más competición se produce por la escasez de alimentos), o por factores ambientales, que disminuyen la existencia de ciertos frutos o vegetales que son parte de la dieta de los monos, como los huracanes y otros fenómenos climatológicos que afectan la vegetación y los obligan a cambiar su dieta.

“El análisis de estas hormonas y otros estudios permitirá separar las causas o dar indicios sobre la causa principal del estrés; si es la ambiental en el sentido ecológico estricto o es la nutricional, que se deriva del cambio climático, o determinar si el estrés se deriva de afrontar el cambio en las interacciones sociales entre los animales”, comentó.

Remarcó que estos estudios podrían ayudar a saber cómo hacer conservación: “Está claro que los monos pueden vivir en fragmentos pequeños y sobrevivir años ahí, pero también está claro que a mediano y largo plazo, una población de diez monos en ambientes fragmentos de pocas hectáreas no tiene ningún futuro”.

El financiamiento de BBVA es además un reconocimiento a la trayectoria de conservación, formación de recursos humanos y generación de conocimiento científico en ambas instituciones, un ejemplo que demuestra el éxito de los convenios de colaboración cuando el trabajo es verdaderamente colegiado.