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Investigación
de la UV, premiada
El cólera no desapareció; latente en plantas
acuáticas de ríos y lagunas
Fernanda Melchor |
“No
hemos hallado la bacteria en el agua, sólo en las raíces
de las plantas” |
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En
1961, en la ciudad hindú de Bangladesh, se originó la
última pandemia mundial conocida de cólera. Treinta
años después, en 1991, los efectos de esta infección
bacteriana alcanzaron a México, y no desaparecieron hasta 1996,
aunque científicos mexicanos reportaron casos tardíos
hasta bien entrado el año 1998.
Expertos de la Universidad Veracruzana (UV), entre ellos Rocío
Coutiño Rodríguez, reconocen que aún no ha sido
descubierto el mecanismo de estos brotes de cólera, pues se
desconoce por qué la bacteria responsable de la enfermedad,
cuyo nombre científico es Vibrio cholerae, aparece y desparece
tan rápidamente.
Según datos de la Norma Oficial Mexicana del Cólera,
entre 1991 y 1998 se reportaron 46 mil casos de cólera, repartidos
en 28 entidades políticas de México, donde los estados
del sureste, Veracruz incluido, resultaron los más afectados.
Durante ese período, 510 personas murieron a causa del padecimiento.
La bacteria Vibrio cholerae, a ocho años del último
reporte de infección, continúa presente en las raíces
de dos especies de plantas acuáticas en ríos y lagunas
de Veracruz, lo que podría explicar la conducta de los brotes
cíclicos de esta enfermedad, afirmó Coutiño Rodríguez,
investigadora del Instituto de Salud Pública (ISP) de la UV.
La permanencia de la bacteria del cólera en las raíces
de plantas acuáticas de agua dulce, tales como el lirio acuático
(Eichhornea crassipes) y la lenteja de agua (Lemna minor) es un hallazgo
muy importante, ya que se descubrió que esta enterobacteria
aún tiene una presencia importante en la entidad, a través
de estas dos especies de plantas que actuarían como “guaridas”
del microorganismo. Según Coutiño Rodríguez,
estos reservorios de bacterias podrían justificar el comportamiento
de los brotes del cólera. |
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“Hay
lugares donde el Vibrio cholerae es endémico, es decir, que
siempre existe, y donde, de repente, aparecen muchos casos de cólera,
para después disminuir. Y una característica de estos
brotes, en esos lugares endémicos, como la India, se producen
tras la estación de las lluvias”, afirmó la investigadora.
Por ello, explicó que es probable que durante esta época
estas plantas acuáticas sean arrastradas por la excesiva precipitación
pluvial, a través de los ríos, hacia los esteros y mares,
donde las condiciones de salinidad y temperatura favorecen la proliferación
del Vibrio cholerae, que entonces alcanza otros nichos y otros organismos
como los ostiones y otras especies de moluscos de consumo humano,
generando los brotes y epidemias. |
“En
los lugares donde el cólera es endémico, los expertos
en salud pública han realizado estudios percatándose
de que el Vibrio cholerae puede vivir asociado al plancton y al fitoplancton,
en forma viable y no cultivable, adherido a superficies”, subrayó
la académica. “Pero a pesar de todo, no se había
reportado directamente adherido en plantas acuáticas de agua
dulce, porque se considera al cólera como un padecimiento de
naturaleza marina”.
El microorganismo Vibrio cholerae es una enterobacteria endémica
pero con capacidad para expandirse en brotes que abarcan la totalidad
del globo. Las toxinas que produce al entrar al interior del cuerpo
humano afectan el aparato digestivo, produciendo diarreas, vómitos
y una intensa deshidratación –hasta de 20 litros por
persona–, que de no controlarse con tratamiento médico
y restitución de electrolitos puede causar la muerte del paciente,
especialmente si los infectados son niños o ancianos.
Monitorea
la UV ríos y lagunas de Xalapa
Sin embargo, en 1998, la UV, a través de la Facultad de Biología,
continuó monitoreando las aguas y organismos del río
Actopan. Se descubrió la presencia del Vibrio cholerae en
plantas acuáticas de este entorno, aunque dicha investigación
no fue profundizada.
Es ahí cuando Coutiño Rodríguez y su equipo
de trabajo intervinieron –con la participación de estudiantes
y pasantes de las carreras de Biología y Química.
Ellos, bajo la línea de trabajo sobre lectinas, se interesaron
conocer si las diferencias en la capacidad de reservorio del Vibrio
cholerae en ambas plantas se debía a la presencia de aquéllas.
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Las
lectinas son proteínas que reconocen carbohidratos o azúcares,
los cuales se hallan en las paredes y estructuras de las bacterias,
por lo que son aplicadas para realizar estudios de tipo biológico.
Coutiño se interesó en analizar la participación
de las lectinas en la asociación del Vibrio cholerae en reservorios
acuáticos de plantas.
De esta forma, encontró que la bacteria se comporta de manera
diferente según la especie a la que está vinculada.
Por ejemplo, en el caso de la asociación del microorganismo
con la planta Eichhornea crassipes, el Vibrio tiende a perder biohabilidad,
lo que significa que resta su capacidad para reproducirse y proliferar,
lo que no ocurre en su asociación con Lemna minor, donde
la bacteria continúa creciendo a un ritmo constante.
La relación de esta bacteria con las plantas es de tipo simbiótica
o comensal, ya que se favorecen o ayudan, por lo que no sería
conveniente eliminar todas las plantas de este tipo para prevenir
un brote, afirmó la investigadora, “ya que no sabemos
cómo podría afectarse el medio ambiente”.
Sin embargo, Coutiño Rodríguez destacó que
la presencia del Vibrio en las plantas puede indicar la contaminación
fecal o de materia orgánica. Incluso, en algunos lugares
del mundo, como Estados Unidos, ciertas variedades de lirio acuático
son utilizadas como plantas biorremediadoras para clarificar el
agua y eliminar metales del agua, gracias a su gran capacidad de
absorción de sustancias.
“Pero lo más curioso es que en los lugares en donde
hemos ido a recolectar estas plantas para estudiarlas, no hemos
hallado la bacteria en el agua, sólo en las raíces
de las plantas”, afirmó la especialista, por lo que
sugiere a las autoridades de sanidad tener en cuenta que durante
algún cambio ambiental, como un exceso de lluvias, las plantas
pueden ser arrastradas al mar, donde se generan determinadas características
físico-químicas y biológicas necesarias para
que el Vibrio cholerae se desprenda de las raíces y prolifere,
causando un nuevo brote entre la población humana.
Para ello, la académica subrayó la necesidad de evitar
que las aguas negras sean vertidas directamente en los deltas y
esteros de los ríos para así descartar la contaminación
del mar por bacterias, y que los municipios costeros cuenten con
plantas de tratamiento para sanear estas descargas.
Premian
la investigación en foros nacionales e internacionales
En marzo de 2000, esta investigación permitió al alumno
de Química, Edgar Córdoba Aguilar y a la propia académica,
Coutiño Rodríguez, obtener el primer lugar en el Primer
Congreso Internacional de Biología Química y Farmacia,
organizado por la Universidad de las Américas, ubicada en
Cholula, Puebla.
Asimismo, fue premiada en el Segundo Foro de Investigación
en Salud en el Estado de Veracruz, celebrado el 15 y 16 de Octubre
de 2004, con la ponencia “Aislamiento e identificación
del Vibrio cholerae, biotipo Thor Inaba, de las raíces de
plantas acuáticas”.
Además, ha sido presentada en el Simposio Nacional sobre
Cólera, que tuvo lugar en el Instituto de Salud Pública
de la UV en 2005, y que contó con la participación
de expertos de instituciones como la UV, la UNAM, el CINVESTAV y
el IPN. Los resultados de la investigación serán publicados
este año en el artículo “Cólera: Asunto
olvidado”, que aparecerá en el libro Tópicos
Selectos de la Salud Pública, editado por el ISP de la UV. |
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