Año 6 • No. 221 • mayo 8 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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Investigación de la UV, premiada
El cólera no desapareció; latente en plantas acuáticas de ríos y lagunas
Fernanda Melchor
“No hemos hallado la bacteria en el agua, sólo en las raíces de las plantas”
En 1961, en la ciudad hindú de Bangladesh, se originó la última pandemia mundial conocida de cólera. Treinta años después, en 1991, los efectos de esta infección bacteriana alcanzaron a México, y no desaparecieron hasta 1996, aunque científicos mexicanos reportaron casos tardíos hasta bien entrado el año 1998.

Expertos de la Universidad Veracruzana (UV), entre ellos Rocío Coutiño Rodríguez, reconocen que aún no ha sido descubierto el mecanismo de estos brotes de cólera, pues se desconoce por qué la bacteria responsable de la enfermedad, cuyo nombre científico es Vibrio cholerae, aparece y desparece tan rápidamente.

Según datos de la Norma Oficial Mexicana del Cólera, entre 1991 y 1998 se reportaron 46 mil casos de cólera, repartidos en 28 entidades políticas de México, donde los estados del sureste, Veracruz incluido, resultaron los más afectados. Durante ese período, 510 personas murieron a causa del padecimiento.
La bacteria Vibrio cholerae, a ocho años del último reporte de infección, continúa presente en las raíces de dos especies de plantas acuáticas en ríos y lagunas de Veracruz, lo que podría explicar la conducta de los brotes cíclicos de esta enfermedad, afirmó Coutiño Rodríguez, investigadora del Instituto de Salud Pública (ISP) de la UV.

La permanencia de la bacteria del cólera en las raíces de plantas acuáticas de agua dulce, tales como el lirio acuático (Eichhornea crassipes) y la lenteja de agua (Lemna minor) es un hallazgo muy importante, ya que se descubrió que esta enterobacteria aún tiene una presencia importante en la entidad, a través de estas dos especies de plantas que actuarían como “guaridas” del microorganismo. Según Coutiño Rodríguez, estos reservorios de bacterias podrían justificar el comportamiento de los brotes del cólera.
“Hay lugares donde el Vibrio cholerae es endémico, es decir, que siempre existe, y donde, de repente, aparecen muchos casos de cólera, para después disminuir. Y una característica de estos brotes, en esos lugares endémicos, como la India, se producen tras la estación de las lluvias”, afirmó la investigadora. Por ello, explicó que es probable que durante esta época estas plantas acuáticas sean arrastradas por la excesiva precipitación pluvial, a través de los ríos, hacia los esteros y mares, donde las condiciones de salinidad y temperatura favorecen la proliferación del Vibrio cholerae, que entonces alcanza otros nichos y otros organismos como los ostiones y otras especies de moluscos de consumo humano, generando los brotes y epidemias.
“En los lugares donde el cólera es endémico, los expertos en salud pública han realizado estudios percatándose de que el Vibrio cholerae puede vivir asociado al plancton y al fitoplancton, en forma viable y no cultivable, adherido a superficies”, subrayó la académica. “Pero a pesar de todo, no se había reportado directamente adherido en plantas acuáticas de agua dulce, porque se considera al cólera como un padecimiento de naturaleza marina”.

El microorganismo Vibrio cholerae es una enterobacteria endémica pero con capacidad para expandirse en brotes que abarcan la totalidad del globo. Las toxinas que produce al entrar al interior del cuerpo humano afectan el aparato digestivo, produciendo diarreas, vómitos y una intensa deshidratación –hasta de 20 litros por persona–, que de no controlarse con tratamiento médico y restitución de electrolitos puede causar la muerte del paciente, especialmente si los infectados son niños o ancianos.

Monitorea la UV ríos y lagunas de Xalapa
Sin embargo, en 1998, la UV, a través de la Facultad de Biología, continuó monitoreando las aguas y organismos del río Actopan. Se descubrió la presencia del Vibrio cholerae en plantas acuáticas de este entorno, aunque dicha investigación no fue profundizada.

Es ahí cuando Coutiño Rodríguez y su equipo de trabajo intervinieron –con la participación de estudiantes y pasantes de las carreras de Biología y Química. Ellos, bajo la línea de trabajo sobre lectinas, se interesaron conocer si las diferencias en la capacidad de reservorio del Vibrio cholerae en ambas plantas se debía a la presencia de aquéllas.

Las lectinas son proteínas que reconocen carbohidratos o azúcares, los cuales se hallan en las paredes y estructuras de las bacterias, por lo que son aplicadas para realizar estudios de tipo biológico. Coutiño se interesó en analizar la participación de las lectinas en la asociación del Vibrio cholerae en reservorios acuáticos de plantas.

De esta forma, encontró que la bacteria se comporta de manera diferente según la especie a la que está vinculada. Por ejemplo, en el caso de la asociación del microorganismo con la planta Eichhornea crassipes, el Vibrio tiende a perder biohabilidad, lo que significa que resta su capacidad para reproducirse y proliferar, lo que no ocurre en su asociación con Lemna minor, donde la bacteria continúa creciendo a un ritmo constante.

La relación de esta bacteria con las plantas es de tipo simbiótica o comensal, ya que se favorecen o ayudan, por lo que no sería conveniente eliminar todas las plantas de este tipo para prevenir un brote, afirmó la investigadora, “ya que no sabemos cómo podría afectarse el medio ambiente”.

Sin embargo, Coutiño Rodríguez destacó que la presencia del Vibrio en las plantas puede indicar la contaminación fecal o de materia orgánica. Incluso, en algunos lugares del mundo, como Estados Unidos, ciertas variedades de lirio acuático son utilizadas como plantas biorremediadoras para clarificar el agua y eliminar metales del agua, gracias a su gran capacidad de absorción de sustancias.

“Pero lo más curioso es que en los lugares en donde hemos ido a recolectar estas plantas para estudiarlas, no hemos hallado la bacteria en el agua, sólo en las raíces de las plantas”, afirmó la especialista, por lo que sugiere a las autoridades de sanidad tener en cuenta que durante algún cambio ambiental, como un exceso de lluvias, las plantas pueden ser arrastradas al mar, donde se generan determinadas características físico-químicas y biológicas necesarias para que el Vibrio cholerae se desprenda de las raíces y prolifere, causando un nuevo brote entre la población humana.

Para ello, la académica subrayó la necesidad de evitar que las aguas negras sean vertidas directamente en los deltas y esteros de los ríos para así descartar la contaminación del mar por bacterias, y que los municipios costeros cuenten con plantas de tratamiento para sanear estas descargas.

Premian la investigación en foros nacionales e internacionales
En marzo de 2000, esta investigación permitió al alumno de Química, Edgar Córdoba Aguilar y a la propia académica, Coutiño Rodríguez, obtener el primer lugar en el Primer Congreso Internacional de Biología Química y Farmacia, organizado por la Universidad de las Américas, ubicada en Cholula, Puebla.

Asimismo, fue premiada en el Segundo Foro de Investigación en Salud en el Estado de Veracruz, celebrado el 15 y 16 de Octubre de 2004, con la ponencia “Aislamiento e identificación del Vibrio cholerae, biotipo Thor Inaba, de las raíces de plantas acuáticas”.

Además, ha sido presentada en el Simposio Nacional sobre Cólera, que tuvo lugar en el Instituto de Salud Pública de la UV en 2005, y que contó con la participación de expertos de instituciones como la UV, la UNAM, el CINVESTAV y el IPN. Los resultados de la investigación serán publicados este año en el artículo “Cólera: Asunto olvidado”, que aparecerá en el libro Tópicos Selectos de la Salud Pública, editado por el ISP de la UV.