A
través del estudio de la obra de las escritoras chicanas
Ana Castillo y Sandra Cisneros, la estudiante Yanitsa Buendía
y la académica Esther Quintana analizaron las identidades
de las mujeres de origen mexicano en los Estados Unidos, sus roles
y las relaciones familiares.
Esto ocurrió durante la mesa redonda "La encrucijada
de las identidades femeninas", celebrada en el marco de la
quinta emisión de la Jornada de Actividades "La experiencia
del migrante", organizada por la Escuela de Estudiantes Extranjeros
(EEE) de la Universidad Veracruzana (UV).
Para Yanitsa Buendía, estudiante de la Facultad de Letras
de la UV, la identidad del pueblo chicano o mexicano-estadounidense
es definida por la discriminación de la que ha sido víctima
desde la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo. Este convenio,
firmado entre México y los Estados Unidos en 1848, estableció
que México cedería casi la mitad de su territorio
(lo que hoy son los estados de California, Arizona, Nevada, Utah
y parte de Colorado, Nuevo México y Wyoming) a cambio de
15 millones de dólares. Según la joven, los habitantes
mexicanos de este territorio se vieron desde entonces negados de
la ciudadanía y surgió la conciencia del hacinamiento.
No fue sino hasta la década de 1960, con la aparición
del movimiento social chicano comandado por César Chávez,
que las mujeres mexicano-estadounidenses comenzaron a cuestionar
sus roles y la triple discriminación (de clase, género
y raza) que sufrían. En la literatura, algunas mujeres utilizaron
la escritura para revindicar su identidad homogénea y hablar
de sus experiencias reales, utilizando la ficción. Tal es
el caso de las escritoras Denise Chávez, Sandra Cisneros
y Ana Castillo.
A través de textos seleccionados de la vasta bibliografía
de la escritora Ana Castillo (I ask the imposible, My daughter,
my son, the eagle, the dove y Peel my love like an Onion), Yanitsa
Buendía realizó un análisis de los personajes
femeninos en función del papel que representan en la sociedad
estadounidense, sobre todo en los ámbitos de la educación
formal e informal, la marginalidad laboral y el vacío espiritual,
producto de la doble identidad y la discriminación social
de la mujer "pocha".
"Caramelo"
o la familia chicana
Por otra parte, la catedrática del Programa de Estudios sobre
los Estados Unidos de la EEE, Esther Quintana, realizó una
crónica de la familia mexicana-estadounidense a través
de la novela Caramelo, de Sandra Cisneros, partiendo del hecho de
que "la cultura nacional es un discurso que crea identidades
mediante la construcción de significados sobre la nación",
como afirmó la docente.
Según la opinión de Esther Quintana, la novela citada
(de la aclamada autora de Vintage Cisneros, El arroyo de la Llorona
y La casa en Mango Street) explora el papel de las relaciones familiares
en la formación de la identidad de una niña México-americana
en la ciudad de Chicago.
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