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Según
alumnos de la UV, en Encuentro de Filosofía, en Chihuahua
Ser crítico no impide ser emotivo, pero excederse en emociones
ha sido trágico
Dunia Salas Rivera
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Enrique
Palmeros y Violeta Chávez, de la UV,
hablaron de valores y humanismo en el
XIII Encuentro de Estudiantes de Filosofía, en Chihuahua.
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Violeta
Alejandra Chávez Palmeros y Enrique Palmeros Montúfar,
estudiantes de la Facultad de Filosofía de la Universidad Veracruzana
(UV), participaron en el XXIII Encuentro de Estudiantes y Pasantes
de esta disciplina “Filosofía desde las Fronteras”,
que reunió a más de 15 instituciones de nivel superior
y a alrededor de 150 alumnos en la Universidad Autónoma de
Chihuahua, del 8 al 13 de mayo, donde abordaron temas como ética,
libertad, valores, género e identidad.
Como desde hace 23 años, la Coordinadora Nacional de Estudiantes
y Pasantes de Filosofía (CONEFI) promueve una imagen digna
de la profesión filosófica y su inclusión directa
en el contexto social. A partir de este presupuesto, el encuentro
de este año revistió una doble importancia por la condición
fronteriza, el racismo y las situaciones sociales que particularmente
le toca vivir a Chihuahua como frontera, tal es el caso de la noción
de género, porque como afirma la joven universitaria, “se
ha vuelto como muy natural que en esa ciudad se pierda una mujer”.
Respecto a la propuesta que Enrique planteó en su ponencia,
dijo que se trata de que sí hay una esperanza acerca de lo
humano, es decir, que sí es posible construir lo humano y vivirlo:
“La condición de la ética actualmente es muy oscura;
por una parte, la razón misma ha demostrado ya varias veces
que el seguimiento de la razón pura no nos puede garantizar
la felicidad, y por eso recurrimos a la emotividad, no sólo
porque la razón no lo logre, sino porque es inevitable vivir
con las dos”.
Enrique, quien participó en la mesa Ética: La búsqueda
de nuevos valores con la ponencia “Indagación para una
teoría de la recepción de la filosofía”,
considera que necesitamos un pensamiento crítico para actuar
éticamente porque, dijo, no puede haber una ética sin
un pensamiento filosófico mínimo: “El ser crítico
no está peleado con la emotividad. Es posible pensar y no tener
miedo de ser infeliz”.
Por su parte, Violeta Chávez plantea un supuesto con algunos
tintes antagónicos a la propuesta de Enrique. Y es que para
esta joven, la emotividad ha servido en determinados momentos históricos
para que algunos personajes apelaran a las características
más lúgubres y aborrecibles del ser humano, las del
infrahombre, “aquel ser humano que está calando socialmente,
esa persona que se adhiere a movimientos fascistas. Un ejemplo contundente
fue la población civil alemana durante la época del
nazismo, que un día estaba en casa, con su familia y al siguiente,
sin mayor problema, metían prisioneros a los campos de concentración,
mataban gente y en su tiempo libre estaban jugando futbol”.
En su ponencia “Lo humano que nos es ajeno”, la estudiante
de Filosofía abordó el problema de la noción
de humanidad como un intento de alcanzar, en términos filosóficos,
al superhombre, lo que ha dejado a un lado advertir el papel que ha
jugado el infrahombre.
Así, Violeta considera que debemos preguntarnos si este esfuerzo
de la humanidad por alcanzar al superhombre, la afirmación
de la voluntad, las grandes expectativas, no nos ha sido ajeno, porque
“por más que las acciones hitlerianas o estalinistas
contengan argumentos racionales y odios fundamentados que no dan cabida
a contra argumentos, por más que así ha funcionado en
la historia, el resultado no ha surtido efecto”.
La coordinadora general de la CONEFI aseguró que como mundo
occidental nos estamos dejando guiar por la emotividad. “Si
no es así, no me explico cómo una persona se adhiere
a un movimiento a partir de las razones que, por ejemplo, Stalin imponía
para tener un gulab. Me parece que esas razones que él daba
no son razones, sino que más bien apelaba a la emotividad porque
ésta funciona discursivamente”.
Agregó que se habría de poner en duda qué tanto
los sistemas educativo, gubernamental y económico nos han hecho
creer a cada uno de nosotros, como personas individuales, que no podemos
hacer nada, que por más que nos esforcemos no vamos a lograr
nada: “No porque los gringos invadan Irak y tengan presos políticos
en la misma situación infrahumana en la que mantuvieron los
nazis a los judíos y a los opositores del sistema comunista
en Rusia, yo puedo dejar de desear que suceda lo contrario. En este
sentido tenemos que ser humanistas”. |
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