Año 6 • No. 224 • Mayo 29 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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  En 30 años, la población y sus principales padecimientos se transformaron
Urgen médicos acordes con
epidemiología y demografía nacional
Juan Carlos Plata
La población entre 14 y 64 años, y de más de 65, presenta crecimiento sostenido; entre cero a 14, una sensible disminución
Debido a que en los últimos 30 años el perfil demográfico y epidemiológico del país se ha modificado considerablemente, hoy en día es necesario que los planes y programas de estudio de las Facultades y escuelas de Medicina se modifiquen para formar profesionales que puedan enfrentar las necesidades actuales y futuras de la población, aseguró la directora de Políticas y Desarrollo Educativo en Salud de la Secretaría de Salud federal, Guadalupe Alarcón Fuentes.

Durante la conferencia “Políticas y desarrollo educativo en Salud”, organizada por en el Instituto de Salud Pública (ISP) de la Universidad Veracruzana (UV), la funcionaria federal afirmó que “los sistemas de salud nacionales se estructuraron, en los años 70, a partir de que el perfil demográfico presentaba una mayoría de personas en edad pediátrica –de cero a 14 años–, y el perfil epidemiológico marcaba a las enfermedades infecto-contagiosas como las de mayor incidencia, pero en la actualidad esas condiciones han cambiado por completo”.

Guadalupe Alarcón Fuentes, directora de Políticas y Desarrollo Educativo en Salud de la Secretaría de Salud.

Esto –sostuvo–, ha provocado que a la fecha no se tenga ni la experiencia, ni los recursos humanos, ni los servicios estructurados para atender eficientemente a las poblaciones de entre 14 y 18 años y a los adultos mayores, de 65 años o más, que son las que mayor incremento han registrado en los últimos años y que se prevé sigan aumentando.

Alarcón Fuentes dijo que es una necesidad primordial analizar en prospectiva estos factores para que en el futuro los sistemas de salud sean más eficientes y no se cometa nuevamente el mismo error.

“Un estudiante de Medicina graduado en 2004 estudia una especialización, que culmina en 2009; para el año 2023 ya tiene una trayectoria estable y se jubilará alrededor del año 2050. Si ese estudiante se forma de acuerdo al perfil epidemiológico actual, para cuando transite en su vida profesional ya no tendrá las herramientas para satisfacer la demanda con calidad”.

De ahí –de acuerdo a la funcionaria–, la importancia de formar a los estudiantes de Medicina en una dinámica de cambio, ya que, si bien no podemos adivinar ahora con precisión a lo que se enfrentará en el futuro, se debe, por lo menos, dar al estudiante las herramientas intelectuales para que se adapte de manera permanente a los cambios que presentará el medio.

“Hay dos segmentos de la población que presentan una dinámica de crecimiento, la de edad productiva y la geriátrica, y en contraparte, dos segmentos poblacionales presentan un descenso rápido, las mujeres en edad fértil y la pediátrica. Ante esto, tenemos que empezar a transformar los programas de estudio para mediar la gran carga que teníamos de obstetricia y dar una mayor carga de geriatría, por ejemplo. Hasta enero de 2005, en todo el país hay apenas 297 geriatras certificados”, aseguró Alarcón Fuentes.

Según datos de la Secretaría de Salud federal, se espera que para el año 2030, la población en edad pediátrica baje a 26 millones (20 por ciento menos en relación al año 2000); la población productiva se incremente hasta 80.4 millones y los adultos mayores sean alrededor de 15 millones (para el año 2050 se espera un crecimiento del 600
por ciento).

A pesar de que en los últimos 30 años la formación de los profesionales de la salud se ha enfocado a la atención pediátrica y de obstetricia, la media nacional es de 2.2 pediatras por casa con 100 mil habitantes en edad pediátrica, y la de ginecobstetras es de 2.4 por cada 100 mil mujeres en edad fértil, cifras muy por debajo del número de profesionales necesarios, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“No nos sobran médicos, pero sí tenemos que irlos racionalizando, y complementando, a su vez, las políticas de prevención, para que de esta forma los médicos en formación puedan optar por especialidades que cubran con eficiencia las necesidades de la población en un futuro”, afirmó Alarcón Fuentes.

En cuanto al perfil epidemiológico, para el año 2030 se prevé que siga teniendo a las enfermedades crónico-degenerativas como su principal indicador, pero ya con otros perfiles, otros momentos de evolución o con una prevalencia diferente (como el caso del SIDA o la aparición de otros padecimientos como el cólera); esto conllevaría un aumento en la incidencia de enfermedades como diabetes, tumores malignos, enfermedades cerebro-vasculares, del corazón y mentales.