Año 6 • No. 224 • Mayo 29 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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  La Universidad de Lisboa en Seminario de Psicología de la UV
Psicología de la enfermedad
ofrece amplia oferta laboral
Alma Espinosa
La psicología de la enfermedad tiene un enorme campo de aplicación y posibilidades futuras de empleo, al contrario de lo que sucede actualmente en la psicología clínica o la psicoterapia, aseguró Luis Joyce-Moniz, de la Universidad de Lisboa, al impartir un seminario en la Facultad de Psicología de la Universidad Veracruzana (UV).

A diferencia de la psicología de la salud, que está más enfocada a las tareas de prevención, la de enfermedad tiene que ver con los problemas emocionales, esto es, de sufrimiento sintomático del enfermo, principalmente crónico o terminal; es una psicología de adaptación del paciente a su enfermedad para disminuir su padecimiento y que se adapte al proceso de la muerte.

Debido a que la psicología de la enfermedad no es una disciplina formal en América, hay pocos psicólogos de este tipo en centros de salud o en hospitales, por ello indicó que se tienen mayores posibilidades de empleo. En cambio, existen demasiados psicólogos clínicos y psicoterapeutas que trabajan con los problemas psicológicos de las personas.

Luis Joyce explicó que «la psicología de la enfermedad se ocupa de personas que tienen todos los problemas típicos emocionales, otros de la psicoterapia mas todos los problemas típicos de la enfermedad somática». El psicólogo de la enfermedad actúa en todo el proceso de la enfermedad y se podría dividir en cuatro dimensiones. La primera de éstas es el conocimiento de la causa del mal. Saber si la persona presenta síntomas de una enfermedad conocida o desconocida. La segunda dimensión precisa la ayuda a rechazar o aceptar el diagnóstico médico y propuesta de tratamiento hecha por el personal especializado.

La tercera dimensión involucra ayudar a enfrentar sus síntomas, que pueden ser emocionales (ansiedad, estrés, depresión, sentimientos de vergüenza de tener una enfermedad socialmente poco aceptada como el SIDA), somáticos o bien psicosomáticos que no tiene explicación para los médicos.

El exponente agregó que el psicólogo de la enfermedad tiene la obligación de ayudar al médico a hacer una acción que no pasa por la biología o acciones médicas, como la radiación. Para esto se utilizan metodologías psicológicas que pueden no acabar con el dolor pero sí atenuarlo. Por ejemplo, a una persona con cáncer se le ayuda a vivir con sus dolores de la mejor forma posible. La cuarta dimensión del proceso es la vivencia de la enfermedad, es decir, cómo la persona en su vida cotidiana va a adaptarse a la evolución de ésta.

Surge de un modelo europeo
Luis Joyce-Moniz señaló que en México, como en los países ibéricos, se tiene una fuerte herencia norteamericana en sus modelos de estudio y profesionalización. Para paliar dicha circunstancia, académicos europeos realizan estancias en estos países e invitan a sus similares para que vayan allá, con el fin de que conozcan e imiten otros modelos de desarrollo.

Esta tarea es difícil porque los programas académicos, la infraestructura e incluso los libros de psicología extranjeros son, en un 90 por ciento, procedentes de Estados Unidos; en contraste, se encuentran muy pocos libros europeos que no sean de países anglosajones.

En esta ocasión, indicó el estudiante de la última generación de Jean Piaget, el modelo que realizó junto con colegas franceses, españoles e italianos, es original europeo. Recordó que a principios de la década de los ochenta del siglo pasado los americanos formalizaron la disciplina de psicología de la salud en la que se incluyó la psicología de la enfermedad, por lo que no existe una disciplina como tal.

Antes de concluir, Joyce-Moniz dio a conocer que el próximo verano saldrá a la venta en México, Argentina, Chile y Colombia su libro Psicología de la enfermedad para los cuidados de la salud, que fue traducido por Edgar Galindo, psicólogo mexicano que trabaja en Portugal, y cuyo prefacio corrió a cargo de Marco Eduardo Murrieta, fundador de la Unión Latinoamericana de Psicología y de la Asociación Mexicana de Psicología.