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Necesario,
que gobierno e instituciones públicas valoren el trabajo
del historiador
Dunia Salas Rivera |
Para
que el gobierno y nuestras instituciones públicas valoren nuestra
tarea y utilizar la Historia en beneficio de la sociedad, tendríamos
que acercarnos a ellos, llevarles propuestas sin buscar un fin puramente
económico o de explotación de los recursos, expresó
Miguel Hervés, egresado de la Facultad de Historia de la Universidad
Veracruzana (UV).
Durante su participación en la mesa redonda ¡¿Qué
diablos hago aquí?! Perspectivas y proyecciones de y para los
futuros historiadores, realizada en el marco del VII Encuentro de
Estudiantes de Historia del Altiplano Central, los jóvenes
asistentes al evento polemizaron en torno a la problemática
a la cual se enfrentan miles de estudiantes no sólo de esta
carrera sino de muchas otras, que no saben en qué campo podrán
aplicar sus conocimientos al egresar de la universidad.
“El futuro para muchos se desconoce, pero no quiere decir que
no se tengan ciertas nociones de lo que se quiere hacer. La pregunta
‘¿Qué diablos hago aquí?’ para nosotros
es universal, porque el historiador no sólo piensa para sí
mismo, sino también para los demás y hacia el mundo
que le rodea”, coincidieron.
Para Hervés, el problema es tanto institucional como individual:
“La función del historiador debería ser comprender
y ayudar a comprender a los demás. Nosotros nos encargamos
de explicar la historia y muchas veces no sabemos cómo hacerlo,
a pesar de que estudiamos Historia. En este aspecto la problemática
se vuelve individual”.
En cuanto al aspecto institucional, dijo que los gobiernos buscan
que los intelectuales tengan su misma línea ideológica
y, en muchos casos, una totalmente distante para que una o desuna
a la sociedad: “Así ha pasado con la iglesia, que mantuvo
la paz y da sustento económico a algunas personas, pero la
gran minoría no tiene acceso a esos recursos”.
El tratamiento de la historia es algo que puede unir al mundo pero
que también lo puede desunir: “Quizás, lo que
podríamos hacer es trabajar hacia una misma línea, como
se ha hecho en los países escandinavos, afrontar todas las
problemáticas que hay y trabajar en conjunto”.
Otro de los temas que abrieron el diálogo entre los jóvenes
fue el de la recompensa económica por realizar su trabajo.
Algunos insistieron en que quien estudia esta carrera no debe esperar
acumular una riqueza. Otros expusieron que sí se debe buscar
que el trabajo del historiador sea bien pagado: “El que paguen
bien por lo que uno hace no está peleado con que se haga bien
el trabajo. El doctor Jesús Turiso Sebastián, catedrático
de Filosofía en la UV, me decía: ‘Valora tu trabajo.
Si te piden una investigación y te la van a pagar cóbrala
porque es un trabajo válido. Mientras no se plagie o no se
haga mal uso de ella la debes cobrar”.
Sin embargo, aclaró que no se debe perseguir ese fin: “Es
necesario que haya congruencia, que si se hace un buen trabajo histórico
se pague, aunque no se gane mucho dinero. Que se valore y me den una
crítica que sirva para crecer es el mayor valor que le doy
a esto. Es cierto que estamos bajo un modelo económico que
nos impone que sin el dinero no podemos vivir. Y estoy de acuerdo
en que se pague por hacer historia, pero no es excluyente hacer un
buen trabajo y por ello, tener una buena recompensa”.
El historiador convocó a seguir apoyando la historia y a tratar
de ser universales: “Hay que romper los modelos que tenemos
y no establecer más fronteras porque estamos creando nacionalismos.
Está bien defender y conservar la región, lo prehispánico,
el que tengamos una parte de españoles, de europeos y de asiáticos,
pero no cerrarse a que eso sea lo único que se va valorar”.
Hervés Hervés reconoció que es riesgoso no saber
cómo ocupar la historia, ya que en mucho se pierde la esencia
porque no se tienen los medios inmediatos para poder juzgar a las
personas que vivieron en un determinado momento.
“Tenemos pruebas y podemos hacer análisis y aproximarnos
a los hechos. Pero como todo es historia y todos movemos la historia
es peligroso transformarla, como todas las transformaciones: algunas
proporcionan beneficios y otras perjuicios, pero es un riesgo que
se debe correr y si uno busca trabajar con congruencia hay que estar
abiertos a todas la opiniones: la de un periodista, un literato o
un pescador. El historiador es el único que la puede analizar
con otras herramientas, pero no es el único que puede hacerla
historia”. |
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