Año 6 • No. 233 • agosto 14 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Centrales

 General

 Reportaje

 
Arte

 Becas y  oportunidades

 Deportes


 Contraportada


 Números  Anteriores


 Créditos

 

 

 

Edgar Onofre Fotos: Carlos Cano
“No están abandonadas a su suerte, sino sometidas” a las disposiciones que acompañan al financiamiento restringido: Suárez Díaz

Expertos en educación superior de la Universidad Veracruzana (UV) coincidieron en que el futuro de las universidades en México apunta hacia reforzar valores sociales como la democracia y sus principales derivados, ampliar la cobertura y la calidad de sus cuadros académicos e incorporarse de lleno a la agenda de prioridades nacionales.

Miguel Ángel Casillas, director del Instituto de Investigaciones en Educación (IIE), aseguró que “las universidades deben asumir las exigencias de su ciudadanía (fortaleciendo una cultura de la democracia), las necesidades económicas (innovando y desarrollando tecnologías propias, diseñando nuevas maneras de producción menos contaminantes y con mayor integración social) y las necesidades sociales (analizando críticamente la evolución social y buscando mayor igualdad entre los grupos).

En este sentido, Consuelo Ocampo Cano, académica de la Facultad de Pedagogía, añadió que uno de los retos principales es la democratización de su vida interna: “Es decir, democratizar la conformación de sus órganos de toma de decisiones y los procesos mismos para la toma de dichas decisiones, así como trasparentar estos procesos y el manejo y distribución de sus recursos financieros”. Además, dijo, las universidades debieran enfocarse a incrementar sustancialmente la oferta de educación superior para disminuir el rezago que se tiene al respecto en comparación con los países desarrollados.


Miguel Angel Casillas.


Consuelo Ocampo.


José Luis Suárez.
Por su parte, Alfredo Zavaleta Betancourt, especialista del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S), añadió que uno de los pendientes prioritarios es la construcción de conocimiento con sentido práctico. Sin embargo, advirtió que “la universidad pública no puede confundirse con una consultoría o una oficina de servicios por encargo”.

El director de la Facultad de Pedagogía, Susano Malpica, se pronunció a favor de dirigir esfuerzos hacia la capacitación y actualización profesional de la plantilla docente y hacia la vinculación entre instituciones de educación superior nacionales e internacionales para el establecimiento de redes de cooperación, intercambio, con mejores resultados.

Jose Luis Suárez Díaz, coordinador de Tutorías en la UV, dijo que la universidad “es espacio académico pero también agente socioeconómico”, en consideración a que ellas conforman el espacio para pensar y repensar los viejos y nuevos problemas que emergen en el contexto de las necesidades de desarrollo de un país. Añadió, que se debe contribuir a la consolidación de valores como la vida democrática, la justicia, la igualdad, la libertad, entre otros, todos ellos necesarios para el desarrollo social: “Por lo tanto, la universidad no sólo es agente socioeconómico, sino social y cultural”.


Alfredo Zavaleta.

La universidad no sólo es agente socioeconómico, sino social y cultural: José Luis Suárez Díaz


Susano Malpica.
La Universidad no ha sido prioridad de la política
Para Miguel Ángel Casillas, la clase política de ninguna manera defiende con encono ni a la universidad, ni a la ciencia, ni mucho menos a la cultura. “Basta recordar cuántas menciones hubo durante la reciente campaña electoral sobre estos temas, para darnos cuenta de la importancia que tiene para la clase política este tipo de cuestiones”, explicó.

“La educación superior pública no ha sido en los últimos 15 años una prioridad para los gobiernos del PRI ni para los del PAN. Los financiamientos se han estancado y los nuevos financiamientos extraordinarios están sujetos a condicionamientos que violentan la vida interna de las instituciones, son efímeros y no necesariamente corresponden con las necesidades de las universidades”, añadió.

Consuelo Ocampo coincidió en que “a partir de que se instauran en nuestro país las políticas neoliberales se ha desdeñado y maltratado a las universidades públicas, favoreciendo la privatización de la educación superior”. Desde su punto de vista, se ha pretendido “justificar” el menosprecio hacia la educación superior pública.

Al respecto, Zavaleta Betancourt explicó que “la próxima reforma universitaria debe pensarse como parte de una reforma más amplia del estado y los estilos gubernamentales y cómo un debate público para el diseño de políticas públicas co-rresponsables”, mientras que Susano Malpica advirtió: “Habría que revisar, quiénes conforman la clase política que defiende a la universidad”.

Suárez Díaz indicó que hay un desfase entre los propósitos perseguidos por la clase política en nuestro país y los de la Universidad. “Ésta se refiere a ciencia, arte, cultura y tecnología, mientras que clase política refiere a competencias, posicionamiento, búsqueda de legitimidad, eficacia, conflictos de interés, que se traducen en ganadores y perdedores”.
Universidades a su suerte
“Es exagerado afirmar que han sido dejadas a su suerte, lo que es cierto es que (sobre todo en los estados) han dejado de ser la prioridad gubernamental”, explicó Casillas Alvarado respecto de la aparente indefensión que las universidades públicas padecerían en los modelos neoliberales.

Sin embargo, Ocampo Cano aseguró que “han sido en gran medida abandonadas a su suerte con la estrechez del presupuesto que se les asigna cada año como parte de políticas neoliberales. Por otro lado, resulta evidente que para la derecha dominante no resulta fundamental rescatar a las universidades públicas como a los bancos o las carreteras, sino más bien lo contrario, están apostando a su deterioro progresivo para favorecer el proceso de privatización de la educación superior”.

Al respecto, Zavaleta Betancourt añadió que las universidades han sido distorsionadas por los grupos políticos. “La construcción y la divulgación de conocimiento científico está cada vez más sujeta a los controles de la burocracia, de la pertinencia, de la contabilidad inflexible de los recursos, de los múltiples formatos para la compensación salarial, del bloqueo de las publicaciones y los monopolios editoriales”, entre múltiples elementos.

Suárez Díaz, sin embargo, explicó que las universidades han incrementado su dependencia para con el estado, a través del cumplimiento de demandas que se traducen en financiamiento: “En ese sentido, no están abandonadas a su suerte, sino sometidas”. En todo caso, según su opinión, es la autonomía la que ha caído en el abandono, pues las universidades cada vez encuentran mayores dificultades y retos para plantearse y cumplir sus propios objetivos.

A partir de esta regulación estatal, dijo, es que las universidades deben responder a un lenguaje de certificaciones y cumplimiento de indicadores; en suma, a las disposiciones que acompañan al financiamiento restringido”.
Universidades: patrimonio nacional
Respecto de la discusión de si las universidades deben ser consideradas o no como parte del patrimonio de la nación, Casillas Alvarado apuntó que “hoy día representan un muy importante bastión contra la ignorancia, el fanatismo y el pragmatismo que tanta fuerza tienen en el discurso público”, mientras que Consuelo Ocampo destacó “el papel crítico que siempre han jugado para contribuir al desarrollo de relaciones sociales más justas y democráticas entre los mexicanos”.

“Si las universidades se proponen una agenda pública, pueden seleccionar reflexivamente las tradiciones y contribuir a la racionalización de la vida social mediante el debate público y las políticas eficaces”, opinó Zavaleta Betancourt, mientras que Susano Malpica defendió que deben ser considerados patrimonio nacional: “No sólo se constituyen en casa de estudios para la generación y difusión de conocimientos, sino que a través de esa riqueza cultural impactan en el desarrollo social”, explicó.

José Luis Suárez Díaz, por otra parte, añadió que “las universidades públicas son un patrimonio educativo, cultural, social; históricamente se encargaron de redistribuir el conocimiento, de convertirlo en un bien social”. En este sentido, explicó que el valor de lo público es central en las sociedades que se plantean libertades civiles y políticas individuales para acompañar el desarrollo de un país. El conocimiento es un bien público, así debe permanecer”.
Nuestra Universidad, hoy
En el caso de la Universidad Veracruzana (UV), Casillas Alvarado explicó que es muy significativo el actual momento que vive: “Tenemos una gestión rectoral comprometida con una revisión a fondo de la estructura organizacional (en términos académicos y administrativos), con la definición de un proyecto estratégico de transformación y con voluntad de impulsar la participación de la comunidad universitaria para la construcción de un futuro compartido”.

Sin embargo, esto no sucede en todo el país. Consuelo Ocampo aseguró que en las últimas décadas las universidades mexicanas se han visto sometidas a un fuerte proceso de burocratización: “Se ha dado un acelerado crecimiento de sus aparatos de control burocrático interno”, los cuales, al mismo tiempo, han sometido las tareas académicas a las exigencias del control burocrático. “Los aparatos administrativos de la universidad, lejos de estar al servicio de las tareas académicas, se han convertido en un obstáculo más que hay que enfrentar aunado a la escasez de recursos”.

Susano Malpica explicó que es importante una nueva concepción de formación universitaria con criterios y estrategias de funcionamiento que contribuyan a la formación de un ciudadano con nuevas características y competencias para su participación social. “Se ha tratado de construir un nuevo paradigma universitario sobre las viejas estructuras académicas, los candados que nos impone la burocracia institucional, la figura de los contratos colectivos en la universidad y, lo que es peor, las limitaciones que nos ofrece la planta académica de las instituciones”.

“La universidad debe permanecer como aquella instancia que garantiza los derechos de opinión: universidad significa universalidad, el espacio de la crítica, de la construcción de nuevo conocimiento, del seguimiento y análisis académico especializado de aquellas cuestiones propias del sector social”, dijo Suárez Díaz.

Además, señaló que la UV tiene compromisos cada vez más serios: “Uno de ellos, quizá el más serio de todos, es el de permanecer como la instancia que trabaja con conocimiento, es decir, con el recurso más preciado del hombre contemporáneo”.