Año 6 • No. 235 • agosto 28 de 2006
Xalapa • Veracruz • México
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Tendrá tres funciones en el CENART
Se presentará Lágrimas crueles
en la ciudad de México
Gina Sotelo

Superando cualquier reto de producción y contando con pocos pero muy bien elegidos objetos, el reparto de Lágrimas crueles crea magia en el escenario. Es a través de sus movimientos corporales que logran detonar la imaginación de los presentes, pues éstos pueden «ver» un trailer en escena, una fiesta al más puro estilo tex mex y demás escenarios propios de la frontera.

Se trata de la obra que hace justicia a la magia del teatro y que tiene actuaciones de un grupo de universitarios de la Universidad Veracruzana (UV), quienes aceptan el reto de proponer una nueva visión de uno de los textos más apasionados y dramáticos de la literatura universal: Otelo, que en esta ocasión, dicho sea de paso, está aderezado con sabor al México del norte.


Tania Hernández Solís y Fernando Soto, actores principales de Lágrimas crueles.
Tania Hernández Solís es Caty Mendoza y Fernando Soto es Juan Ramírez. Son dos de los actores principales, y hablan de su nueva experiencia al incursionar en el teatro musical: “El musical es rentable en pocos lugares. Su preparación es más compleja por incluir música y canto, además de actuación, y pocas personas están capacitadas para abordar el género”.
La obra es dirigida por Bryan Richmond, quien eligió al reparto de acuerdo a las características que exigía este montaje basado en el clásico de William Shakespeare, y cuya versión original se estrenó en Canadá en la década de los 70. Tania y Fernando recuerdan emocionados cómo fue trabajar bajo la supervisión del director canadiense: “Hubieron las dificultades normales que obedecen a un montaje, pero el profesionalismo de Bryan fue mayor que las carencias o las necesidades de producción que teníamos. Había mucho placer a la par que disciplina. Creo que todos aprendimos mucho”.

Sobre la propuesta detrás de una obra que se ha representado un sin fin de ocasiones, los jóvenes comentan: “Se hizo la adaptación a la situación social que se vive al norte de México. Los personajes viven en la línea fronteriza. Además, sentimientos cómo la pasión humana, los celos y el amor son el mayor atractivo de los personajes, que resultan muy actuales”.

Para Tania, el teatro es su vida: “Creo que en esta profesión es sano separar la vida de la actuación. Pero para hacer del teatro un proyecto de vida se requiere mucha pasión. Sin eso los proyectos no se logran, por eso debe haber una entrega total por parte del actor”.

Para Fernando el teatro es algo muy cercano a una religión: “Es disciplina, algo en lo que tengo fe, que mueve mi conducta y me apasiona. Es en lo que creo y me hace feliz”.

Es bueno señalar que esta obra surgió como resultado del convenio de colaboración que en materia de arte se firmó en el año 2005 entre la Universidad de Victoria en British Columbia y la Universidad Veracruzana (UV), proyecto que inició con este espectáculo musical, que además de ofrecer fuertes retos, representó –principalmente para los estudiantes– una nueva oportunidad de aprendizaje.

La segunda parte de este convenio tendrá lugar en Canadá el año entrante. El reto, no menos ambicioso, es montar con estudiantes canadienses la exitosa obra El insólito caso del señor Morton, creación colectiva bajo la dramaturgia y dirección de Martín Zapata. El director viajará el año entrante a Canadá para hacer la selección de los actores y se estima que en el mes de octubre se realice el flamante estreno.

Lágrimas crueles luego de ofrecer sus últimas funciones en Xalapa, se presentará en el Centro Nacional de las Artes (CENART) de la Ciudad de México, los días 22, 23 y 24 de septiembre.