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Podría
haber cambios de organización sólo si está
consensuado, se calcula |
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Irma Villa |
Expertos
en educación recogerán opiniones en las regiones para
evaluar la posibilidad y aceptación de cambios en el modelo
organizacional |
En
el contexto internacional, las universidades también están
sometidas a exigencias tanto económicas como políticas
y sociales y para enfrentarlas las instituciones de educación
superior han tenido que impulsar cambios más o menos profundos
en su seno. Uno de los cambios más sobresalientes ha sido la
denominada “departamentalización”.
Bajo este esquema, las universidades funcionan de manera en que la
academia y la investigación no están separadas, sino
que el “departamento” se constituye como una forma organizacional
que reúne en un mismo órgano la investigación
y la docencia, ejercitados ambos por profesores que son al mismo tiempo
investigadores.
En lo que concierne a las universidades públicas de México,
esta tendencia de cambio organizacional ha alcanzado a algunas instituciones
como la Universidad de Guadalajara (UdeG), las Universidades de Sonora
(Unison) y de Aguascalientes (UAA) y la Universidad Autónoma
Metropolitana (UAM). El resto viene trabajando con el modelo llamado
napoleónico que separa la investigación de la docencia
o su esfuerzo no se ha visto coronado por el éxito, como en
la Universidad de Guanajuato (UG). |
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Vocación de reforma en la UV
En el caso específico de la Universidad Veracruzana (UV), el
rector Raúl Arias Lovillo, ha dado algunos pasos para hacer
de la misma una “universidad generadora de conocimiento para
su distribución social” para lo cual ha propuesto, según
lo dijo durante su primer informe de labores, al Consejo Universitario
“una continuidad crítica para preservar lo logrado y
ampliar la perspectiva de los cambios”.
Porque, aseguró el Rector, “a lo largo de estos años,
nuestra Alma Máter ha probado su vocación por el cambio:
en diferentes momentos y circunstancias, los universitarios hemos
tenido que aprender a aprender; hemos tenido que mejorar nuestros
métodos pedagógicos… y con fundamento en la investigación
de nuestro entorno y basados en la cultura de la innovación
y la libertad académica, nuestras tareas sustantivas han inspirado
programas de calidad y pertinencia, generando la transformación
de los viejos modelos y las prácticas educativas”.
Ante estas circunstancias, un grupo de estudiosos de la educación,
encabezados por Miguel Ángel Casillas, director del Instituto
de Investigaciones en Educación (IIE) de la UV, se encuentran
trabajando en un plan de acción que involucre a todos los universitarios
(estudiantes, académicos, investigadores, directores de área,
administrativos, etc.) de todas las regiones para que se construya
un consenso institucional sobre la necesidad del cambio de modelo
institucional: dejar atrás el sistema tradicional y pasar a
la departamentalización.
Es decir, explicó Casillas, primero debe socializarse la reflexión
sobre el sistema tradicional, que separa la docencia de la investigación,
porque “es un sistema que ya no da. La investigación
y el posgrado no han tenido el impacto que se hubiera querido a pesar
de que existe gente valiosa, muy productiva y comprometida con su
trabajo, e institutos muy buenos pero separados de las facultades”.
En esto coincidió el investigador del Instituto de Investigaciones
Histórico y Sociales (IIH-S), Alfredo Zavaleta Betancourt:
“El futuro, próximo o tardío, de nuestra Universidad
es la departamentalización, pero ésta es impensable
sin una selección reflexiva de nuestra tradición institucional.
La prolongación del actual modelo organizacional lo abandonará
todo al caos del aula y a la anarquía organizada que predomina
en áreas de la Universidad”, dijo.
“El nuevo agrupamiento institucional de facultades e institutos
en departamentos debe ser transversal a las regiones, pero puede coordinarse
regionalmente. En cada región debe haber rectores regionales
y un rector general, asimismo, jefes de departamento y jefes de carrera,
tanto como jefes de institutos de investigación”, añadió. |
• La Departamentalización
Las organizaciones de educación superior tienen muchas formas
de organizarse: las típicas y las modernas. El proceso de departamentalización,
explicó Casillas, conduce a una forma de organización
académica de una institución de educación superior
moderna.
Destacó que en la departamentalización –nacida
en Alemania en el siglo XIX–, la academia y la investigación
no están separadas, porque lo que se busca con el departamento
es una forma organizacional que reúna la investigación
y la docencia en la misma sede y con las mismas personas.
Por su parte, Zavaleta Betancourt comentó que “la departamentalización
es un modelo organizacional que, desanclado del campo administrativo
y burocrático, se ha implantado en el sistema educativo”
pero que los usos de este modelo en el campo universitario “varían
según los tipos de agentes y las universidades de los países
centrales o periféricos”, porque, aseguró, “el
modelo, es un instrumento y por sí sólo no resuelve
nada, todo depende de cómo se construye en cada universidad”.
Al respecto mencionó que el modelo departamental se ha utilizado
en la mayoría de los casos como una matriz institucional en
las universidades de creación reciente, nacidas departamentales,
o como una alternativa a modelos organizacionales tradicionales y,
aclaró, el uso de experiencias departamentales como modelos
ejemplares puede ser un error si no se especifica qué debe
recuperarse y hasta dónde, según el clima organizacional
de la institución sujeta a reforma. |
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Beneficios de la departamentalización
Poner en marcha este modelo beneficiaría no solo a los estudiantes,
maestros e investigadores y demás personal de la UV, sino que
sería un detonador del desarrollo regional en cada uno de los
campus, afirmó Casillas Alvarado, “porque cada uno de
éstos son pequeñas unidades que tienen especificidades
que los caracterizan a partir de lo que llamamos la Vocación
Regional”.
Es decir, si en el campus de Veracruz-Boca del Río hay gran
comercio trasnacional y nacional, pues se dará prioridad a
las disciplinas que tengan que ver con estas actividades”, y
si, por ejemplo, en Xalapa lo que tenemos es arte y cultura, de igual
manera, lo que se impulsará serán las disciplinas dedicadas
al arte y así sucesivamente. “Comprendiendo esta vocación
regional, la idea será reforzar la autonomía de cada
uno de estos campus para constituir al interior de cada uno una estructura
departamental”.
Para Alfredo Zavaleta, el departamentalizar a la universidad puede
ser un beneficio “porque ayudaría a planificar el tamaño
y la composición de los grupos escolares, permitiría
la especialización de los docentes e investigadores en asignaturas
y materias disciplinarias y líneas de investigación
interinstitucionales –es decir, hibridaría la docencia
y la investigación en cuerpos académicos organizados
en redes y, con ello, permitiría deshacernos de direcciones
y coordinaciones innecesarias–, articulará las dispersas
modalidades de enseñanza, además de que simplificaría
la administración escolar y posibilitaría una redistribución
de la toma de decisiones y el cambio de los estilos de gestión
burocrática centralizada”. |
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Cambios estructurales de la organización
Los cambios son de 360 grados de acuerdo con lo que explicó
Miguel Ángel Casillas: “Cambiaría por completo.
No habría facultades ni institutos ni centros de investigación;
habría departamentos. De hecho, la idea de la departamentalización
de la UV es la apertura, el inicio de un proceso mediante el cual
se busca llegar a tener una nueva forma organizacional que coloque
a la organización universitaria en las condiciones de cumplir
los objetivos institucionales que se está planteando”.
La actual diferenciación institucional de nuestra Universidad
en facultades, institutos y regiones determinará la especificidad
del modelo departamental a adoptar en la UV, argumentó por
su parte Zavaleta Betancourt. La nueva relación entre facultades
e institutos, continuó Zavaleta, debe pensarse según
el léxico de la teoría de los sistemas, es decir, como
una interpenetración y no como una fusión orgánica.
La departamentalización debe garantizar que las carreras existentes
no van a desaparecer si son pertinentes y que las carreras y las regiones
–que han experimentado desigualdad de recursos– reciban
transferencias que cierren las brechas en los distintos niveles de
la docencia y la investigación según las necesidades
regionales. Asimismo, las nuevas carreras deben articular a docentes
e investigadores especialistas en áreas de conocimientos dominadas
al interior de las disciplinas existentes. |
Miguel
Ángel Casillas. |
Alfredo
Zavaleta Betancourt. |
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Costos e implicaciones de su probable implantación
La implantación de la reforma organizacional debe planificarse
en fases y ritmos graduales, aseguró Zavaleta Betancourt, tomando
en cuenta que “la planificación financiera y el diseño
institucional debe ser resultado del incremento y la diversificación
del financiamiento y la redistribución de recursos y el ahorro
interno”. |
La
departamentalización, afirmó, es una oportunidad para
la reingeniería de nuestra Universidad, al tiempo que aseguró
que la universidad reformada exige mayor apoyo de los empresarios
y los banqueros, del gobierno estatal y federal y de las fundaciones
internacionales.
En cuanto a las implicaciones que traería la departamentalización,
Casillas explicó que afectaría a todas las formas de
organización académica de la Universidad. “Irá
de abajo para arriba. En primera, se trataría de construir
cuerpos académicos –no con las características
que tienen hoy ni tampoco de la forma en que se constituyeron–
sino con un nuevo carácter: se busca que sean cuerpos académicos
de investigación y docencia, compuestos por profesores de tiempo
completo, medio tiempo y por horas, donde haya integración
de estudiantes de los semestres avanzados”; esto es: “El
cuerpo académico tiene que ser la célula del trabajo
académico de la Universidad”.
Y dos, hay que tomar en cuenta que “la Universidad no va a cambiar
por decreto, por más que sea una tentación y que el
Rector dijera ‘aquí decreto que ahora somos de este color’
pudiera parecer lo más fácil; pero no, así no
se hacen los cambios y sobretodo porque no tendrían los resultados
que se espera tengan”.
Así como en el pedir está el dar, explicó, en
el modo como podamos construir este proceso será el tipo de
resultados que vayamos teniendo, porque no se trata de reunirlos artificialmente,
como ya se hizo con los cuerpos académicos que existen, en
donde dijeron “yo me voy acá, tu vete para allá
y así sucesivamente”.
De igual manera, Zavaleta Betancourt refirió que la institucionalización
de la docencia como factor predominante en la Universidad –
debido a la reciente creación de los institutos de investigación
y la débil institucionalidad de algunos de éstos–
ha generado resistencias entre algunos docentes e investigadores al
intercambio disciplinario de sus prácticas.
Hay quienes parten del supuesto de que todos los docentes no desean
ni quieren hacer investigación e incluso, si lo desearan, no
están entrenados para tal función o bien, por el contrario,
que los investigadores no van a renunciar a sus privilegios para aceptar
una carga más diversificada con mayores actividades docentes
en licenciatura y posgrado.
Es común que piensen, continuó, “que no necesariamente
un buen docente es un buen investigador y a la inversa, pero tal argumento
es una ultra-generalización y un equívoco”.
Y por supuesto, a los cambios siempre hay resistencia y en este caso
“las resistencias a un modelo departamentalizado no proceden
de todos los docentes e investigadores, sino de la burocracia académica
y administrativa que se benefició del modelo tradicional”.
”Los profesores de reciente ingreso y la mayoría de los
profesores de asignatura no tienen nada que perder en esta reforma
organizacional. Hay docentes e investigadores que no van a aceptar
la innovación y que cerca de la jubilación no se incorporarán
a la epartamentalización, pero eso también significa
que se dará un cambio generacional en la construcción
del conocimiento científico y en la gestión moderna
de nuestra Universidad”.
• Reforma Legal
Para efectos de un cambio de este calibre, la legislación universitaria
“se debe transformar, crear leyes flexibles que se adecuen a
las exigencias del sistema departamental para dar legitimidad al nuevo
andamiaje y, sobre todo, le permita a la Universidad seguir cambiando,
porque se puede pensar –y aquí cometeríamos un
error– que con la departamentalización ya cambiamos de
una vez y para siempre y no es así”.
Por ello debemos diseñar una legislación que permita
a la institución seguir renovándose, que sea capaz de
reformarse constantemente, porque el conocimiento y las formas y las
dinámicas globales cambian todos los días, este mundo
va más rápido de lo que nosotros podríamos alcanzar
y necesitamos ponernos las pilas para poder cambiar, aseguró
Miguel Ángel Casillas.
En este último punto, Zavaleta Betancourt, comentó que
“la condición básica de la implantación
de la departamentalización será no repetir la baja planeación
del diseño e implantación del Modelo Educativo Integral
y Flexible (MEIF). La implantación del nuevo modelo organizacional
no puede ser centralizado y vertical, no negociado sin una discusión
amplia de sus implicaciones laborales, científicas y político-administrativas”.
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