Las
sedimentaciones que arrastran los ríos van en aumento según
el grado de deforestación, a mayor pérdida de suelo,
mayor arcilla, por lo cual el manejo de la cuenca de los ríos,
incluyendo la agricultura y la ganadería, debe ser un factor
a considerar en el desgaste arrecifal, explica Virgilio Arenas, director
del CEP, quien señala además que incluso el cambio climático
está afectando.
Estos ecosistemas se conocen como mutualistas porque los arrecifes
funcionan como barreras para que el oleaje no llegue directo a la
costa veracruzana, protegiéndola de los fuertes vientos que
producen los “nortes”; de no ser así habrían
problemas y degradaciones graves en la zona costera. Por otra parte,
son el sustento pesquero de numerosas familias de pescadores de la
zona de Antón Lizardo, Veracruz y Boca del Río.
A la fecha no existe el documento rector del Programa de Manejo y
Conservación, pese a que fue declarada Área Natural
Protegida desde el año de 1992, lo que sí hay son acciones
permitidas y/o prohibidas que determina la Comisión Nacional
de Áreas Naturales Protegidas, la Semarnap y particularmente
la Administración del Parque Sistema Arrecifal Veracruzano.
El
Sistema Arrecifal Veracruzano
Los arrecifes que conforman al PNSAV son Anegada de Afuera, Santiaguillo,
Anegadilla, Topetillo, En medio, Rizo, Chopas, Polo, Blanca, Punta
Coyol, Ingeniero, Sacrificios, Pájaros, Verde, Bajo Paducah,
Anegada de Adentro, Blanquilla, Galleguilla, Gallega, Punta gorda,
Punta Antón Lizardo y Hornos.
Aunque existen alrededor de 37 especies de corales, las del género
montastrea, colpolfilia y en menor grado el diploria, son las que
mayormente estructuran al SAV, que alcanza las 52 mil hectáreas.
Frente a Antón Lizardo se localizan 11 y el resto delante
del Puerto de Veracruz; el SAV se enlaza al noroeste con el Sistema
Arrecifal Veracruzano Lobos-Tuxpan, situado enfrente de la Laguna
de Tamiahua y al este con el Sistema Arrecifal de Campeche y Yucatán
(en proceso de ser declarado Área Natural Protegida).
Los primeros intentos de protección del Sistema Arrecifal
Veracruzano se dieron en 1975, al considerar al arrecife La Blanquilla
como zona de refugio para la protección de flora y fauna
marina. Los arrecifes Anegada de Afuera, Isla de En Medio, Rizo,
Punta Antón Lizardo e Isla Verde fueron propuestos también
como zonas de protección.
“Los corales están formados por animales diminutos,
llamados pólipos –explica Vargas Hernández–
que se encuentran agrupados por cientos, formando colonias fijas
a un sustrato firme en el océano; la mayoría presenta
un esqueleto de carbonato de calcio con una infinidad de formas
y tamaños. Estos organismos son los formadores en su mayor
parte de los arrecifes y con menor participación podríamos
mencionar a las algas calcáreas; necesitan condiciones especiales
para prosperar, tales como aguas poco profundas, salinidades entre
los 25 a 40 partes por mil; temperaturas entre los 25 y 35 grados;
altas concentraciones de oxígeno y buena iluminación.
“Los arrecifes coralinos son los sistemas marinos que presentan
la mayor diversidad de riqueza en especies por espacio. Su principal
constituyente son los corales duros, animales muy pequeños
que conforman colonias y segregan carbonato de calcio gracias a
la simbiosis con unos microorganismos llamados zooxantelas, que
son un grupo especial de algas dinoflageladas”. Esta simbiosis
hace que sean muy eficientes en la acumulación de carbonato
de calcio que les permite conformar esas grandes estructuras biológicas.
La
extracción y el saqueo
Inevitablemente el PNSAV ha sido desde tiempos prehispánicos
objeto de explotación de sus recursos naturales, extraídos
con fines ornamentales; durante la Colonia se sustrajo coral o piedra
muca o múcara (bloques de coral duro), además de material
que se utilizó para “pegar” estos bloques, formado
por coral blando, restos de coral duro triturado y otros organismos
con esqueletos de carbonato de calcio, con los que se construyeron
casas y edificios públicos, algunos de los cuales permanecen
hasta hoy en día.
La situación que priva es la siguiente: “De la Colonia
para acá han desaparecido cuando menos cinco arrecifes, algunos
anexos a San Juan de Ulúa, uno más que se encontraba
cerca al de Hornos –que está ya fracturado a lo largo
de la línea costera– y el de La Lavandera, que se encuentra
prácticamente destruido, al igual que el de Los Monjes”,
dice Vargas Hernández. La bióloga Elvira Carvajal
Hinojosa –administradora del PNSAV–, resalta tres actividades
que impactan negativamente a los arrecifes: “La primera de
ellas es la pesca excesiva de especies de valor comercial, ocasionando
que algunas especies de peces y moluscos se encuentren en estado
de sobreexplotación, sin que hasta la fecha se hayan evaluado
estos efectos; la segunda actividad que perturba al bajo, es la
constante extracción de corales que por su belleza, tienen
un atractivo comercial para su venta como artesanía; y la
tercer actividad que ejerce una presión negativa, es la extracción
de flora y fauna arrecifal para su venta con fines acuarísticos”.
La
riqueza de la biodiversidad
Una idea de la biodiversidad es el registro que reporta 10 Phyla
(género de la familia Verbenaceae) 361 familias, 536 géneros
y mil 101 especies. La diversidad florística es exuberante:
por ejemplo, hay plantas herbáceas o rastreras muy cercanas
a la línea costera y adaptadas a alta salinidad, Halófitas
costeras, Palmar con cocotero, matorrales costeros, manglares, microalgas,
macroalgas, pastos marinos. Entre la fauna destaca la Iguana iguana
(iguana verde), el Ctenosaura similis (garrobo) y las lagartijas
de los géneros Anolis y Sceloporus.
En cuanto a las aves, se han registrado 81 especies, entre ellas
el Pelícano pardo, La Fragata, el Cormorán oliváceo,
la Ibis, Garza garrapatera, Garza blanca, Garceta Azul, Zopilote
aura, Gavilán pescador, Gaviota de franklin, Gaviota reidora,
Golondrina tijereta, Zanate mexicano, Garza morena, Chipe dorso
verde, Halcón peregrino y Gorrión savanero, algunas
de ellas en riesgo. Por ejemplo en la flora la Pseudophoenix sargentii,
está clasificada como amenazada; la Avicennia germinans y
la Rhizophora mangle, sujetas a protección especial; entre
la fauna destaca el mamíferos Tursiops truncatus, sujeto
a protección especial lo mismo que las aves Falco peregrinus
y Sterna antiullarum; entre los reptiles están amenazados
el Ctenosaura similis y la Boa constrictor y en peligro de extinción
las especies Careta careta, Chelonia mydas, Eretmochelys imbricada,
Lepidochelys kempi y la Dermochelys coriacea, además de los
invertebrados Acropora Palmata, Acropora cervicornis, Plexaura homomalla,
sujetos a protección especial.
El
trabajo de la UV
En el año 2000 la UV fue contratada por la Federación
para elaborar el proyecto del Plan de Manejo y Conservación,
que entregó a la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos
Naturales y Pesca, documento que ha servido como base para preparar
el Programa de Manejo y Conservación (aún en proceso),
a cargo ahora del Consejo Asesor del Parque, de cual forma parte
también nuestra Casa de Estudios.
Actualmente el Centro de Ecología y Pesquerías trabaja
en varias líneas de investigación que permitan el
aprovechamiento sustentable del extraordinario lugar: “Es
un área fundamental porque nuestro objeto de estudio es la
interacción entre el hombre y los recursos naturales”,
indica Arenas Fuentes.
En relación a las pesquerías, destaca que el CEP lleva
un seguimiento de la actividad pesquera trabajando en convenio con
los pescadores para saber cuándo pescan y qué pescan,
qué volúmenes extraen, en qué sitios y cuánto
representa en ingresos.
“En general el SAV se encuentra en estado de sobreexplotación
y la pesca, aunque es de subsistencia, no deja de ser una actividad
extractiva que lesiona al sistema, además de que los mecanismo
de pesca que utilizan no son los adecuados”. La UV, junto
con los pescadores, busca alternativas con proyectos productivos
como el cultivo de algunas especies, entre ellas el pulpo y el robalo
que favorezcan la socioeconomía de la región y disminuyan
la sobreexplotación.
Para conocer cómo varían las corrientes (cuya tendencia
se relaciona con la cantidad y deposito de la materia orgánica
y otros contaminantes), la UV monitorea y está implementando
un monitoreo a las condiciones oceanográficas y biológicas
(temperatura, salinidad, oxígeno, biomasa) y la productividad
de los distintos arrecifes, buscando identificar a futuro mediato
qué clase de alteraciones se pueden presentar.
Otro monitoreo que realiza el CEP, es el de la biodiversidad, a
través de la instalación de bandas bióticas,
una estrategia para abordar el seguimiento de la biodiversidad a
lo largo del tiempo: “El programa consiste en ubicar en extensiones
de cuatro metros de ancho por 600 de ancho, a los organismos visualmente
identificables”, señala Virgilio Arenas.
Este trabajo es complejo pues “es difícil darle seguimiento
a la biodiversidad, cada especie tiene una dinámica poblacional
que se ve afectada por las condiciones ambientales, la depredación
y la competencia”. Hasta el momento se han establecido 6 bandas
bióticas ubicadas dos en isla Verde, 2 en isla de En Medio
y 2 en la isla de Sacrificios, que estarán siendo monitoreadas
durante un largo plazo.
Entre los objetivos del Programa, destaca a corto plazo zonificar,
ordenar y regular las actividades; diseñar y operar mecanismos
para la obtención de financiamiento; formar recursos humanos
debidamente capacitados para la operación y manejo del Parque;
fomentar la participación comunitaria en la protección,
conservación y uso racional de los recursos naturales y del
patrimonio cultural; promover la actividad de investigación
científica y tecnológica.
A mediano plazo se espera lograr establecer los mecanismos de control
y evaluación sobre las actividades determinadas para cada
zona, promover la generación de la cartografía necesaria
del PNSAV y a largo plazo, contar con una base de datos con la información
derivada de los proyectos de investigación desarrollados
en el área y establecer un Sistema de Información
Geográfica. |