Año 6 • No. 247 • noviembre 20 de 2006
Xalapa • Veracruz • México
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Afirma Rafael Olea Franco
Yerra la crítica que busca verdades históricas
en La sombra del caudillo
Alma Espinosa
La obra de Luis Guzmán es un relato ficcional y no tiene que acudir a las fechas verdaderas de los sucesos
Contrario a lo que pudiera afirmar deliberadamente la crítica literaria, Martín Luis Guzmán no cometió errores en su novela La sombra del caudillo, pues es un relato ficcional y como tal no tiene que acudir a las fechas verdaderas de los sucesos. Al contrario, el autor mostró su absoluta capacidad creativa porque mezcla la sublevación de Adolfo de la Huerta a fines de 1923 y la de Francisco Serrano en 1927, asentó Rafael Olea Franco.

Rafael Olea Franco, durante la conferencia La sombra del caudillo en la literatura mexicana.

Durante la conferencia sobre la gran novela de Luis Guzmán en la literatura mexicana, el académico de El Colegio de México resaltó que lo más peligroso de las críticas literarias es que provocan que un texto realista como La sombra del caudillo quede sujeto a criterios de carácter histórico, lo cual es absurdo.

Un ejemplo de lo anterior lo presenció durante un homenaje en el Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución, donde un estudiante de historia expresaba cierta molestia porque el autor no había respetado los hechos históricos. “Con posturas como esas es difícil dialogar y entender qué es la literatura; lamentablemente a veces la literatura desde la crítica genera ese tipo de confusiones”, comentó.
En la reunión organizada por la maestría en Literatura mexicana del Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias (IIL-L) de la UV, Rafael Olea explicó que la situación política de la novela se asemeja a la imperante en 1923 con un resultado de 1927 y con asesinatos más que batallas militares.

Sorprendentemente estos dos procesos sí se cumplieron, por lo que la crítica literaria se confunde. Fue el caso de Antonio Castro Leal, quien elaboró el prólogo para la edición más difundida de la obra de Luis Guzmán para la colección Escritores Mexicanos de Porrúa.

En el auditorio de la Biblioteca Carlos Fuentes, el crítico recordó que Luis Guzmán había permanecido fuera del país por un tiempo y ésta fue la razón por la que tuvo la “confusión” que plasma en la novela. Al tratar de hacer las precisiones al texto, Castro Leal afirma que en ese tiempo tenía lugar la lucha política para sustituir al general Obregón y estaban latentes las especulaciones sobre si el poder lo heredaría el general Francisco R. Serrano, ministro de Guerra, o Plutarco Elías Calles, ministro de Gobernación.

“Esta es una equivocación inconcebible y me sorprende que alguien como Castro Leal la haya tenido porque Calles fue ministro de Gobernación en el régimen de Obregón (1920-1924). Serrano aspiró a relevar a Calles en 1928, y Calles fue presidente de 1924-1928; entonces esa competencia presidencial de 1927 que derivó en el asesinato de Serrano en Huitzilac no fue entre Serrano y Calles, por lo que es una mezcla de los dos periodos históricos”, aseguró.

Olea Franco, autor de numerosas publicaciones sobre estudios y crítica literaria recordó que el texto de Martín Luis Guzmán fue publicado inicialmente por entregas en el periódico El Universal en 1928. Sin embargo, debido a su contenido, las últimas entregas de la novela no aparecieron por orden de Elías Calles, que seguía ejerciendo el poder a pesar de que ya no estaba en funciones.

El ex presidente intentó prohibir a la editorial Espasa Calpe la publicación de la novela, pero, afortunadamente para los lectores, reconsideró y optó por no obstruir su circulación.