Año 6 • No. 247 • noviembre 20 de 2006

Judith Trujillo Cabrera y Cintia Anabel Capi Gómez, autoras del estudio Tipos de vaginitis más frecuentes en mujeres adscritas a la UMF número 19, que presentaron recientemente en el XIII Foro en Salud de la región Norte del IMSS, informaron que de esas 226 mujeres predominaron las de 40 a 50 años, casadas, dedicadas al hogar, con salpingoclasia y de escolaridad primaria.

Contrario a lo que esperaban encontrar –casos derivados de bacterias, como la cándida o la tricomona–, predominaron los causados por agentes físicos, como hábitos de higiene y sexuales. Prevaleció en un 73 por ciento la vaginitis no infecciosa, seguida de la bacteriana en un 20 por ciento.

Existieron diferencias estadísticamente significativas entre el número de parejas sexuales y el tipo de vaginitis, explicó Judith Trujillo: “A mayor número de parejas sexuales mayor riesgo de contraer un infección, y éste aumenta aún más si la persona con quien la mujer mantiene relaciones sexuales tiene a su vez más parejas sexuales”.

Esto quiere decir, añadió Cintia Anabel, que aparte de todos los cuidados higiénicos generales que las mujeres tienen que realizarse, como aseo diario y cambio de ropa interior de algodón, tienen que evitar el uso de papel higiénico membretado, de jabones muy perfumados, aseo genital y micción después del coito y, sobretodo, el uso del preservativo como método preventivo, ya que es el único que las va a proteger de una vaginitis infecciosa.

La iniciativa de las recién egresadas de la carrera de Enfermería surgió de una preocupación: “Cuando estábamos encargadas del consultorio de medicina preventiva, nos dimos cuenta de que un 80 a 90 por ciento de las mujeres que se realizaban la citología mostraban leucorrea. Estas cifras nos preocuparon y con el apoyo del director de la Clínica, Sergio Suárez, de nuestra asesora Issa Gil y de la UV es que pudimos realizar esta investigación”.

El procedimiento inició con una entrevista y una exploración ginecológica aplicando criterios de Amsel para determinar si había presencia de leucorrea, medición de PH vaginal, frotis en fresco y así determinar qué tipo de vaginitis padecía cada mujer.

“A partir de una muestra de leucorrea con dos hisopos estériles: uno se depositaba en solución fisiológica para la lectura de células en fresco, en un tiempo no mayor a cuatros horas. Si el hisopo desprendía olor a aminas una vez que se aplicaban dos gotas de hidróxido de potasio se consideraba positivo
para bacteriana o candidiásica”, explicó Capi Gómez, quien informó que la mayoría de las mujeres tenían cronicidad de flujo vaginal, y aunque llevaran los tratamientos más sofisticados éste siempre permanecía.

Trujillo Cabrera dijo que la problemática está muy generalizada, y por eso su interés de que este estudio se promueva entre todo el personal de salud de primer nivel, motivarlos para que lo lleven a cabo: “A todas las pacientes
que se les dio tratamiento se les va a valorar si ya están curadas, si reincidió o si apareció otro tipo de vaginitis. Además, ya se capacitó a las nuevas estudiantes que están en Servicio Social para darle seguimiento”.