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El
presidencialismo dominó la política desde 1940 hasta
el año 2000
El autoritarismo mexicano fue el sistema político más
exitoso del siglo XX: Meyer
Juan Carlos Plata
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Inició
con el fraude electoral que llevó a la presidencia a Ávila
Camacho y culmina con la elección que el PRI pierde contra
Vicente Fox |
Lorenzo
Meyer Cosío, durante su intervención en el Simposio
Veracruzano de Otoño, organizado por la UV.
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El
autoritarismo mexicano es el sistema político más exitoso
del mundo en el siglo XX, ya que no hay otro sistema, de cualquier
tipo, que haya durado tanto –84 años, se instaura en
1916 y dura hasta el año 2000–; ni lo los soviéticos
duraron tanto, a pesar de ser totalitarios, aseguró el investigador
del Colegio de México, Lorenzo Meyer Cosío, durante
su participación en el Simposio Veracruzano de Otoño,
organizado por la Universidad Veracruzana (UV).
“El mexicano no tiene ninguna importancia teórica, no
hizo ninguna aportación teórica; pero práctica,
vaya que las hizo; es el sistema más interesante por su longevidad
en el siglo XX”, sostuvo el investigador. |
Tomando
como punto culminante de la revolución el gobierno de Lázaro
Cárdenas –con la expropiación petrolera y la reforma
agraria–, el sistema político posrevolucionario –que
engendró al autoritarismo–, inicia con la fraudulenta
elección que llevó a Manuel Ávila Camacho al
poder y culmina con la elección del 2000, en la el PAN llega
a la presidencia de la república, con Vicente Fox.
“Este sistema se puede vivir en cuatro etapas fundamentales,
determinadas por la Presidencia de la República y las diferentes
fuerzas de oposición: la primera abarca los periodos presidenciales
de Ávila Camacho y Miguel Alemán; la segunda los mandatos
de Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos y buena parte
del sexenio de Gustavo Díaz Ordaz; la tercera inicia con el
final del periodo de Díaz Ordaz, y los sexenios de Luis Echeverría
y López Portillo; y la etapa final, que abarca los sexenios
de Miguel De la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo”, aseguró
el investigador.
Según Meyer Cosío, el anticomunismo mundial le permitió
al sistema político mexicano pasar como democracia ante Estados
Unidos, ya que el sistema mantiene la estabilidad en la frontera sur
de Estados Unidos.
“La eficiencia, la estabilidad y el hecho de mantener a los
comunistas a raya, fueron las justificaciones del autoritarismo mexicano
hasta antes de la caída de la ex Unión Soviética”.
En la segunda etapa –denominada como periodo clásico
por Meyer–, el presidencialismo autoritario tiene una oposición
muy débil, y está cimentado en grandes organizaciones
de masas y en un crecimiento económico evidente.
“La oposición aquí tiene muy poco espacio porque
la legitimidad real del régimen es muy pragmática, ofrece
crecimiento y un poco para todos, a los campesinos, a los empresarios,
etcétera, y además se mantiene una muy buena relación
con los Estados Unidos”, dijo.
Echeverría y López Portillo se tienen que enfrentar,
por primera vez, a una oposición externa al propio partido
–la izquierda armada y un sector amplio de empresarios del norte
del país-, y estuvo marcada por la grave crisis económica
que sufrió al final.
Para 1982, es el momento en el que se evidencia que el sistema ha
dado hasta donde puede, y vienen las reformas electorales, en un intento
de hacer ingeniería dentro del sistema para darle tiempo.
“El neocardenismo, surge como otra oposición interna
que no desaparece una vez que pierde –como había sucedido
con los movimientos anteriores–, sino que se queda como un nuevo
y muy importante actor político, lo que marca el principio
del fin del sistema autoritario”, afirmó Meyer Cosío.
Salinas llega al poder gracias a un fraude y en su búsqueda
de legitimidad propone cambiar el modelo económico, unirse
a Estados Unidos con el TLC, ser pragmáticos y darle oportunidad
a todos los sectores, pero en 1994 todo se viene abajo: surge el EZLN,
vienen los asesinatos políticos y se acaba el mito de la estabilidad. |
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