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Orizaba
y la ciudad de Veracruz, dos ejemplos
Áreas Naturales Protegidas se han convertido
en zonas urbanas y potreros
Edith Escalón
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Las
cifras oficiales no reflejan la verdadera situación de los
ecosistemas: Mávil |
Aunque
cifras oficiales señalan que las Áreas Naturales Protegidas
(ANPs) abarcan el 11.5 por ciento del territorio veracruzano –lo
que ubicaría al estado en un rango aceptable en materia de
preservación natural– miles de hectáreas que fueron
decretadas como áreas de conservación son ahora zonas
urbanas, potreros o áreas agrícolas, según demuestra
un estudio realizado por investigadores de la Universidad Veracruzana
(UV). |
Muchas
de las especies localizadas han sido anfibios como éste,
localizado en el Cerro de las Galaxias, en la región de Xalapa.
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Es
el caso de las ciudades de Veracruz y Orizaba, que fueron decretadas
ANPs en los años 30, cuando eran pequeños núcleos
de población rodeados de un ecosistema próspero, que
albergaba innumerables especies animales y vegetales. Hoy, 70 años
después, la mancha urbana ha arrasado con el ecosistema original,
del cual los únicos vestigios son parques y camellones.
Jorge Morales Mávil, investigador de la UV y director del
proyecto, explicó que el estudio está permitiendo
ubicar las especies endémicas y las que se encuentran en
peligro de extinción o tienen algún grado de amenaza:
“esto servirá para determinar qué áreas
protegidas sí están cumpliendo con su propósito,
y cuáles son solamente decretos de papel que no vale la pena
mantener”.
De hecho, luego de dos años de trabajo y de inventariar el
70 por ciento de las ANPs federales y estatales que existen por
decreto en Veracruz –32 en total–, el equipo de investigación
ha encontrado que de las ya censadas sólo el 60 por ciento
está cumpliendo sus objetivos, es decir, protegiendo y conservando
la biodiversidad, especialmente la fauna que resguarda.
Morales Mávil habló del caso de una ANP llamada El
Gavilán, que fue registrada a principios de los años
20, supuestamente cercana al municipio de Minatitlán –que
en ese entonces pertenecía a Coatzacoalcos– y que a
pesar de que el decreto aparece en el Diario Oficial de la Federación
nadie sabe dónde se encuentra físicamente, pues no
hay registro de sus coordenadas ni aparece en ninguna base de datos
actual, estatal o federal.
Por otro lado, mencionó que existen otras áreas que
a pesar de su grado de conservación y de resguardar cientos
de especies animales y vegetales no se encuentran bajo ninguna protección.
Es el caso del Uxpanapa-Chimalapa, los bosques de encinares cerca
de Misantla, las selvas bajas de la Sierra de Manuel Díaz,
frente a la laguna La Mancha y la zona de Jalcomulco, por mencionar
algunas.
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Agregó
que en la mayoría de las ANPs estudiadas han encontrado fauna
endémica de México o de la región, incluso en
las áreas pequeñas, de la cual darán cuenta una
vez que haya concluido el estudio, señalando además
que muchos de los animales localizados son reptiles y mamíferos.
Protección efectiva, no sólo decretos
Uno de los mayores problemas que enfrentan estos sitios, según
refirió el investigador, es que muchos sólo están
“protegidos en papel”, pues nadie se ha encargado de realizar
acciones y estrategias administrativas, hacer estudios científicos,
llevar a cabo programas de educación ambiental, de difusión
y de investigación que permitan que los recursos realmente
se conserven.
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Investigadores
han encontrado reptiles en casi todas las áreas naturales
protegidas de Veracruz. En la imagen se muestra una de estas especies
localizada en la ANP de Chicayán.
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Comentó
que esas estrategias se han planteado –por lo menos para el
35 por ciento de las ANPs– en programas de manejo, “el
problema es que ahora son éstos los que están en papel”,
por eso consideró necesario que cada área natural
protegida, además de tener un plan de manejo, esté
a cargo de alguna institución, universidad, organización
civil o dependencia gubernamental que se encargue de darle protección
efectiva y seguimiento.
Añadió que el 50 por ciento de las ANPs ni siquiera
alcanzan superficies superiores a las 100 hectáreas, y ésas
son justamente las que han resultado más afectadas: “porque
cuando las áreas naturales son abandonadas tienden a ser
saqueadas, perturbadas o colonizadas por la mancha urbana”.
Trabajo
en equipo
En este estudio de especies animales han participado un equipo de
investigadores de varias instancias, entre ellos Joaquín
Bello, de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco;
Jorge Morales Mávil, Domingo Canales, Francisco García,
Ernesto Rodríguez y Adolfo López, del Instituto de
Neuroetología de la UV; Álvar González Christen,
del Instituto de Investigaciones Biológicas, también
de la UV, además de una legión de estudiantes de servicio
social, de licenciatura y posgrado.
Cabe mencionar que la investigación es posible gracias al
financiamiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(CONACYT) y de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos
Naturales (SEMARNAT), quienes otorgaron en conjunto más de
un millón y medio de pesos que están siendo utilizados
para la creación de una base de datos que contendrá
la información científica del mapeo animal. |
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