Año 6 • No. 247 • noviembre 20 de 2006

Xalapa • Veracruz • México
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Orizaba y la ciudad de Veracruz, dos ejemplos
Áreas Naturales Protegidas se han convertido
en zonas urbanas y potreros
Edith Escalón

Las cifras oficiales no reflejan la verdadera situación de los ecosistemas: Mávil
Aunque cifras oficiales señalan que las Áreas Naturales Protegidas (ANPs) abarcan el 11.5 por ciento del territorio veracruzano –lo que ubicaría al estado en un rango aceptable en materia de preservación natural– miles de hectáreas que fueron decretadas como áreas de conservación son ahora zonas urbanas, potreros o áreas agrícolas, según demuestra un estudio realizado por investigadores de la Universidad Veracruzana (UV).

Muchas de las especies localizadas han sido anfibios como éste, localizado en el Cerro de las Galaxias, en la región de Xalapa.

Es el caso de las ciudades de Veracruz y Orizaba, que fueron decretadas ANPs en los años 30, cuando eran pequeños núcleos de población rodeados de un ecosistema próspero, que albergaba innumerables especies animales y vegetales. Hoy, 70 años después, la mancha urbana ha arrasado con el ecosistema original, del cual los únicos vestigios son parques y camellones.

Jorge Morales Mávil, investigador de la UV y director del proyecto, explicó que el estudio está permitiendo ubicar las especies endémicas y las que se encuentran en peligro de extinción o tienen algún grado de amenaza: “esto servirá para determinar qué áreas protegidas sí están cumpliendo con su propósito, y cuáles son solamente decretos de papel que no vale la pena mantener”.

De hecho, luego de dos años de trabajo y de inventariar el 70 por ciento de las ANPs federales y estatales que existen por decreto en Veracruz –32 en total–, el equipo de investigación ha encontrado que de las ya censadas sólo el 60 por ciento está cumpliendo sus objetivos, es decir, protegiendo y conservando la biodiversidad, especialmente la fauna que resguarda.

Morales Mávil habló del caso de una ANP llamada El Gavilán, que fue registrada a principios de los años 20, supuestamente cercana al municipio de Minatitlán –que en ese entonces pertenecía a Coatzacoalcos– y que a pesar de que el decreto aparece en el Diario Oficial de la Federación nadie sabe dónde se encuentra físicamente, pues no hay registro de sus coordenadas ni aparece en ninguna base de datos actual, estatal o federal.

Por otro lado, mencionó que existen otras áreas que a pesar de su grado de conservación y de resguardar cientos de especies animales y vegetales no se encuentran bajo ninguna protección. Es el caso del Uxpanapa-Chimalapa, los bosques de encinares cerca de Misantla, las selvas bajas de la Sierra de Manuel Díaz, frente a la laguna La Mancha y la zona de Jalcomulco, por mencionar algunas.

Agregó que en la mayoría de las ANPs estudiadas han encontrado fauna endémica de México o de la región, incluso en las áreas pequeñas, de la cual darán cuenta una vez que haya concluido el estudio, señalando además que muchos de los animales localizados son reptiles y mamíferos.

Protección efectiva, no sólo decretos
Uno de los mayores problemas que enfrentan estos sitios, según refirió el investigador, es que muchos sólo están “protegidos en papel”, pues nadie se ha encargado de realizar acciones y estrategias administrativas, hacer estudios científicos, llevar a cabo programas de educación ambiental, de difusión y de investigación que permitan que los recursos realmente se conserven.

Investigadores han encontrado reptiles en casi todas las áreas naturales protegidas de Veracruz. En la imagen se muestra una de estas especies localizada en la ANP de Chicayán.


Comentó que esas estrategias se han planteado –por lo menos para el 35 por ciento de las ANPs– en programas de manejo, “el problema es que ahora son éstos los que están en papel”, por eso consideró necesario que cada área natural protegida, además de tener un plan de manejo, esté a cargo de alguna institución, universidad, organización civil o dependencia gubernamental que se encargue de darle protección efectiva y seguimiento.

Añadió que el 50 por ciento de las ANPs ni siquiera alcanzan superficies superiores a las 100 hectáreas, y ésas son justamente las que han resultado más afectadas: “porque cuando las áreas naturales son abandonadas tienden a ser saqueadas, perturbadas o colonizadas por la mancha urbana”.

Trabajo en equipo
En este estudio de especies animales han participado un equipo de investigadores de varias instancias, entre ellos Joaquín Bello, de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco; Jorge Morales Mávil, Domingo Canales, Francisco García, Ernesto Rodríguez y Adolfo López, del Instituto de Neuroetología de la UV; Álvar González Christen, del Instituto de Investigaciones Biológicas, también de la UV, además de una legión de estudiantes de servicio social, de licenciatura y posgrado.

Cabe mencionar que la investigación es posible gracias al financiamiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) y de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), quienes otorgaron en conjunto más de un millón y medio de pesos que están siendo utilizados para la creación de una base de datos que contendrá la información científica del mapeo animal.