Año 6 • No. 248 • Noviembre 27 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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  Luego de la transición política
El México actual, sin un sistema
político definido: Luis Medina

Juan Carlos Plata

El investigador del CIDE, Luis Medina Peña, sostuvo, durante su participación en el Simposio Veracruzano de Otoño, que el sistema parlamentario no es viable en el país.
Entendiendo por sistema político como las reglas informales que posibilitan las acciones y relaciones del régimen político –constituido por las reglas formales–, la transición política que hubo en México en el año 2000 no creó su propio sistema político, que era tan necesario, sostuvo el investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), Luis Medina Peña, en su intervención en el Primer Simposio Veracruzano de Otoño, organizado por la Universidad Veracruzana (UV).
“Ortega y Gasset decía que un estadista es aquel que sabe qué hacer desde el Estado como nación; ahora, a unos cuantos días de que concluya el primer sexenio después de la transición, es claro que Vicente Fox nunca tuvo idea. No estuvo a la altura de Porfirio Díaz y Lázaro Cárdenas, los creadores de los dos sistemas políticos que había tenido el país”, aseguró.

¿Qué es lo que queda?, se preguntó Medina Peña: “Me imagino que habrá que establecer una nueva serie de reglas informales. Esta va a ser la gran prueba del sistema presidencial; porque si no, van a proliferar todas esas propuestas absurdas de crear un sistema parlamentario para el cual no tenemos experiencia. Aquí tenemos la mente en un sistema republicano, presidencialista, en el que hay tres poderes que se equilibran”, dijo.

Medina Peña explicó que el neo-institucionalismo, que proviene de la teoría y la historia económica –que señala que los ciclos no sirven para explicar lo que pasa históricamente en economía, sino el comportamiento de las instituciones que rigen las acciones económicas–, distingue dos tipos de reglas, las formales y las informales. La formal sería la ley que rige a la bolsa de valores y las informales las reglas no escritas que rigen la conducta de los que trabajan en la bolsa.

“Así, tenemos que las reglas formales son el régimen político, es decir, la forma de gobierno, la parte orgánica de la constitución; y el sistema político está compuesto por las reglas informales que en la acción cotidiana de la política se acuerdan entres los diversos actores para darle viabilidad al régimen”, afirmó.

El sistema porfirista
Durante el siglo XIX fracasaron dos intentos de establecer estas reglas informales (el de Guadalupe Victoria y el de Santa Anna y Gómez Farías); la Revolución de Ayutla viene a tratar de resolver esta situación, porque permitió el acceso a una nueva generación política –que viene de los estados y que está conformada por liberales de un talante distinto, mucho más pragmáticos.

“Porfirio Díaz llega al poder con la experiencia de Juárez –que fue el primero en buscar consensos–, y se maneja con varios ejes fundamentales: el primero, delimitar los tramos de ejercicio entre el poder central y los estados, fundamentalmente en cuestiones electorales; creó un ejército profesional de 25 mil elementos, permite a la iglesia reconstruirse, y realiza muchas expropiaciones de tierras”, detalló el investigador.

Los éxitos del sistema político porfirista –de acuerdo con Medina Peña– fueron que logró la reunificación política de tres actores tradicionales: el ejército, la iglesia y los pueblos; y la alianza del poder político central con las clases políticas estatales. Y fracasó porque estaba basado en una sola persona, entrando en crisis cuando llega la vejez de Díaz y se presenta el problema de la sucesión que no supo manejar.

El sistema revolucionario
Medina Peña explicó que después de la Revolución se crea el segundo sistema político nacional, en el que las innovaciones fueron las siguientes: la creación de un partido político, lo cual hace que el presidente no sea árbitro de su propia sucesión –es árbitro de la clase política en la búsqueda de puestos de los demás, pero tiene que concurrir con los grupos dentro del partido para sacar por consenso un candidato–; a los pueblos los convierte en movimiento campesino nacional; reconoce a algunos nuevos actores políticos que se formaron producto del crecimiento económico del porfiriato; y todo lo demás, el andamiaje sigue siendo casi exactamente el mismo.

“Su fracaso se debe a su propio déficit democrático, y es por eso que cuando se empieza a revertir ese déficit, el sistema entra en crisis y sucedió lo que vivimos en el año 2000”, sostuvo Medina Peña.

Luis Medina peña es autor de varios libros, entre los que destacan Del cardenismo al avilacamachismo, Civilismo y modernización del autoritarismo, Hacia el nuevo Estado. México, 1920-1994, y La Invención del sistema político mexicano. Forma de gobierno y gobernabilidad en México en el siglo XIX.