Año 6 • No. 248 • Noviembre 27 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Centrales

 General

 Reportaje

 Becas y oportunidades

 Arte

 
Deportes

 
Contraportada

 


 Números Anteriores


 Créditos

  Es una constante lucha por el poder y la paz
Al tratar de superar la mala política,
hemos caído en una peor: Salazar

Alma Espinosa
Es políticamente eficaz atacar a otro que aparezca como la causa de todos los males sociales, dijo el experto de la UAM

La reducción de la política-guerra lleva a una consecuencia inevitable: la militarización de la política y el más feroz autoritarismo

Luis Salazar Carrión, investigador de la UAM-Iztapalapa, durante el Simposio Veracruzano de Otoño.
El poder político sólo adquiere valor o sentido político porque es el único medio de combinar tanto el problema maquiavélico de la lucha por el poder con el de la paz, aseguró Luis Salazar Carrión, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)-Iztapalapa, durante el Primer Simposio Veracruzano de Otoño “La política en México”, organizado por la Universidad Veracruzana (UV).
Luis Salazar expuso que existen dos significados básicos de la política: la que lucha por el poder y la que es una constante búsqueda de la paz, por lo que lanzó las siguientes interrogantes al público asistente a la sala de videoconferencias de la USBI Xalapa: ¿Qué pasaría si no lográramos combinar estos elementos? ¿Es posible la democracia sin política? ¿Podría existir la democracia sin partidos? “Al responder nos daremos cuenta que en nuestro sueño por superar la mala política hemos logrado caer en una política peor”, aseguró.

Durante su conferencia “Significado de la política y sus valores”, el investigador dio a conocer que en el siglo XX se propuso una visión teórica que ve a la política como la continuación de la guerra por otros medios, que en el caso de México y las campañas políticas, se podría decir que hemos padecido la continuación de la guerra por los medios electrónicos de comunicación, aseveró.

La teoría considera que lo decisivo de la política es descubrir un enemigo porque paradójicamente permite unir a los enemigos. Es obvio, dijo, que a la luz de la experiencia histórica y de la terrible experiencia actual de la guerra contra el terrorismo, es políticamente eficaz atacar a otro que aparezca como la encarnación y la causa de todos los males sociales. “Nada entusiasma más a las personas que combatir al enemigo que nos amenaza”.

La reducción de la política-guerra lleva a una consecuencia inevitable: la militarización de la política y el más feroz autoritarismo. “Por eso es que se debe recordar que la política es también y puede practicarse como la búsqueda de la paz mediante la conciliación de intereses y la búsqueda de compromisos y acuerdos vinculantes”.

La anterior es una concepción más compleja de la política y menos “entusiasmante”, pero es la única realmente compatible con la democracia moderna y sus postulados, indicó. “Me atrevería a decir que la concepción de la política como continuación de la guerra es la que lleva a la perspectiva de los grandes héroes, líderes, dirigentes carismáticos y mesiánicos”, explicó.

Al respecto se cuestionó si la reducción de la política-guerra tiene cierto parentesco con el maniqueísmo religioso y con la búsqueda de líderes, salvadores y redentores políticos. Por eso es que a pesar de su éxito y precisamente por su éxito, dijo, habría que defender la concepción democrática que ve la política no desde el éxito de sus líderes, sino de las consecuencias que ésta puede tener y va a tener para los gobernados.