Año 6 • No. 254 • enero 22 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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Opinan académicos e investigadores universitarios
Detrás del incremento a la tortilla: falta de apoyo y especulación

Redacción UniVerso
Por cada hectárea, Estados Unidos genera 8.5 toneladas de maíz, México 2.5 y Veracruz dos

Al campesino se le crean necesidades de mercado y no de subsistencia
Desde diciembre de 2006 y en lo que va de este año, el precio de productos básicos ha sido variable y preponderantemente a la alta. Los incrementos al litro de leche, gasolina, y recientemente al kilo de tortilla, han desatado una reacción masiva de la población mexicana debido a la imposibilidad de pagar más sin que el salario mínimo se modifique.

Una de las causas de la variación en el precio de la tortilla, aseguraron las secretarías de Agricultura y Economía, se debió al incremento en los precios del petróleo y sus derivados, así como al cambio climático que el planeta registra.
Éstos han incidido en las políticas de producción de países como Estados Unidos, China y los miembros de la Unión Europea, mismas que los han llevado a incrementar su demanda en el uso de granos, oleaginosas y cultivos industriales para la producción de biocombustibles.

El grano más demandado para este fin es el maíz, lo que ha generado un fenómeno internacional de encarecimiento que impacta en la cadena maíz-tortilla.
Sin embargo, investigadores y académicos de la Universidad Veracruzana (UV) profundizan en el tema y aseguran que existen factores de mayor impacto como la falta de apoyo a la producción nacional y la existencia de intermediarios que ponen en práctica la penalizada especulación de los precios.

Para Julio César Martínez, académico de la Facultad de Antropología, el problema del incremento en el precio de la tortilla se debe a la falta de una política clara de apoyo a la producción agrícola que impacte no sólo al maíz, sino a todos los productos agrícolas.

“Para los campesinos y ganaderos mexicanos es imposible competir con los de Estados Unidos y de otros países, porque a diferencia de ellos, no cuentan con un apoyo decidido del gobierno”. Por la misma razón, declaró, no existe competitividad.

Con esto coincidió Darío Fabián Hernández González, del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores, Económicos y Sociales (IIESES), y agregó que el maíz como único insumo para la elaboración de tortilla reporta rendimientos bajos en cuanto a su proceso de producción, ya que la mayoría de los insumos provienen del extranjero, debido a que la producción nacional es baja y de muy mala calidad.

Tan sólo hay que mirar las cifras que indican que Estados Unidos genera 8.5 toneladas por hectárea sembrada, mientras que la media nacional apenas alcanza las 2.5 toneladas. Veracruz es uno de los estados que ni siquiera alcanza el promedio al producir dos toneladas.

En nuestro país el insumo es cultivado de forma muy rudimentaria y no hay zonas específicas de cultivo para el maíz, ya que se encuentra tanto en la costa como en la montaña y su calidad es igualmente variable. En cambio, en Estados Unidos hay una franja cercana a Illinois donde se cultiva el maíz cuyo estándar de producción compite a través del Tratado de Libre Comercio y puede entrar fácilmente al mercado mexicano, ya que tiene convenios con los grandes productores de la tortilla.

En contraste, el mercado nacional tiene un déficit de importación de volúmenes de maíz superior a una década, por lo que la aspiración primaria de México es atender el mercado interno y una vez estandarizado el volumen de producción incursionar en mercados exteriores. Lo primero sería, consideró el investigador, recomponer las condiciones de la superficie cultivada en el estado de Veracruz, así como la calidad y productividad del maíz.

El académico explicó que el 57 por ciento de la superficie cultivada en Veracruz está ocupado por maíz y caña de azúcar, por lo que la diversificación de cultivos es muy baja. Por esta razón es difícil participar en los mercados internacionales de exportación, ya que además de diversificación también se requiere una carpeta de varios productos que permitan mantener cierto nivel de ingreso al estado y a los productores locales. Así es que incrementar los volúmenes de producción del maíz únicamente no es una respuesta viable.

Enrique Cruz, docente de la Facultad de Economía, señaló que nos hemos encargado de crearle al campesino necesidades de mercado y no de subsistencia, lo cual provoca que abandone la siembra del maíz: “La culpa es de nosotros que no hemos sabido cambiar la mentalidad de esas personas para decir que son empresarios agrícolas”.

Angélica Gutiérrez.

Danú Fabre.

David Skerritt.
 

Daniel Romero.

Darío Hernández.

Filiberta Gómez.
 

Precio único

La polémica también se desató en torno al precio único del kilo de tortilla, el cual tendría que ser forzosamente diferenciado según la región del país, de acuerdo con los entrevistados, además también se tendrían que analizar otros aspectos.

Danú Fabre Platas, del IIESES, comentó que lo más preocupante no es si el precio de la tortilla es único, cómodo o elevado, sino rastrear las condiciones de mercado, ya que se habla de especulaciones, desvíos, corruptelas, pero lo evidente es que hay un monopolio o mejor dicho duopolio del producto y de los insumos para producir la tortilla.

Informó que Maseca cubre el 71 por ciento del consumo en el país, mientras que Minsa ocupa el 25 por ciento, lo cual denota que existe una presión muy importante. Por otro lado, comentó, hay un subregistro impresionante de las tortillerías, pues no existe un control en términos fiscales, administrativos y de salubridad.

De acuerdo con el Sistema de Información Empresarial, en México están registradas dos mil 500 tortillerías, en tanto que la Cámara Nacional del Maíz Industrializado tiene contabilizadas 45 mil tortillerías. Contrastando ambas cifras es evidente la diferencia abismal de los datos, la cual se incrementa al saber que la Cámara todavía informa de un subregistro.

Filiberta Gómez Cruz, del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales
(IIH-S), explicó que se debería pensar en incorporar un grupo de programas de apoyo social, al tiempo que el gobierno exija calidad en los productos “porque nos estamos alimentando con maíz transgénico cuando el maíz es originario de México”.

De intermediarios y especulación

Una vertiente adicional que es necesario tomar en cuenta es la incontenible especulación de los productores e intermediarios, que desembocó en la elevación hasta de 20 pesos el kilo de la tortilla en el norte del país. La especulación pudo haber implicado que los intermediarios que compraron el grano a un peso lo guardaron para revenderlo en cuatro pesos, asegurando de esta manera una ganancia del 300 por ciento, aseveró Daniel Romero León, del IIESES.

Podría decirse que entre tantas noticias malas, existe una buena: se puso en práctica una ley de la Agencia de Competencia Económica para determinar si realmente se está corrompiendo la ley de competencia económica al especular con el producto, que significaría un problema serio de mercado.

En tanto, Enrique Cruz opinó que se debe demandar y evitar a toda costa la presencia de los intermediarios porque es ahí donde está la fuga desde hace muchos años.

Ricardo Olivares añadió que a causa de los intermediarios los productores han tenido que buscar otras alternativas de cultivo, incluso algunas ilícitas, para sobrevivir. “Ahora, finalmente, nos damos cuenta que esto impacta en las condiciones”.

En torno al subsidio, Daniel Romero señaló que puede aplicarse pero no significa en ningún caso una respuesta de largo plazo. El subsidio significa apoyar al productor durante un tiempo determinado con el fin de que tenga un colchón que le permita incrementar su competitividad y productividad.

En cambio, David Alan Skerritt Gardner, del IIH-S, negó toda posibilidad de que exista un subsidio porque ya se perdió el interés en las empresas procesadoras del grano. Sugirió que se haga un cambio completo de la actitud del gobierno para que resurja la idea de competencia y un precio único no implica competencia.
Revivamos al campo

Angélica Gutiérrez Bonilla, directora del IIESES, propuso una alternativa para reactivar el campo. La desventaja en que dejaron los fenómenos climatológicos a diversas ciudades de Estados Unidos, debería convertirse en una ventaja potencial para México al elaborar todos aquellos productos que son indispensables y que se han dejado de producir en aquellas zonas, como los cítricos.

La agricultura fue un sector de gran afectación por el huracán Katrina al retrasar por lo menos 10 años el cultivo de los cítricos y legumbres en entidades como Louisiana y Florida, EU. En una década, declaró la investigadora, no van a producir la misma cantidad de estos productos, por lo que nuestro país, específicamente Veracruz, podría tomar una ventaja comparativa que generaría mayor ingreso y la posibilidad de reforzar el ingreso al mercado internacional.

Lo anterior se presenta como una alternativa y como ejemplo de que se puede incursionar en diversos sectores, incluso con fines de exportación. Esto luego de que la investigadora hablara sobre el modelo económico neoliberal que impera en nuestro país y que informara que el próximo año se abrirá el sector agropecuario por el Tratado de Libre Comercio (TLC).

De acuerdo con las cláusulas del TLC, está prohibido que haya subsidios en productos del sector agropecuario, aunque Estados Unidos no respeta hasta la fecha tal compromiso.

Respecto al tema actual del alza al precio del maíz, consideró que es más importante la paz social que lo estipulado en el Tratado, por lo que se debe buscar una solución. “La paz social está en un hilo de plata tan delgado en este momento, que es mejor subsidiar que romper con esta paz necesaria para el crecimiento del país”, comentó.
Resaltó que la mayor parte de la producción de maíz se destina al autoconsumo y sólo los grandes agricultores lo producen para la venta al mercado. Al abundar en el tema del autoconsumo, señaló que se encontró un uso alternativo en el maíz al vender la hoja para la elaboración de tamales, incluso para exportación.