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Gina
Sotelo
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Edita
Artes de México el libro Hojas sueltas, con imágenes
de Mendieta y texto de David Martín del Campovista |
Nada
más lejos que una postal o una referencia directa, las imágenes
de Adrián Mendieta son poemas de luz, loas a la vida, homenajes
a la naturaleza, particularmente a los lugares circunvecinos que rodean
la nebulosa Xalapa. El ritual que sigue el fotógrafo es sencillo:
peregrinar siguiendo el llamado de la luz, voz que se escucha mejor
con las primeras horas del alba, como lo muestra Hojas sueltas, su
más reciente libro.
“La fotografía para mí es un medio de expresión
y también una forma de conocimiento. Mis intereses creativos
están entre lo que contemplo y lo que imagino, entre lo que
documento y la invención y sólo quiero seguir fotografiando,
con los ojos bien abiertos y hablando en voz baja.” |
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Es
la manera de pensar de este discreto fotógrafo, quien economiza
las palabras, con sus imágenes lo dice todo. Un ejemplo claro
y atractivo es el nuevo libro titulado Hojas sueltas que recientemente
fue editado por Artes de México y que nace de la conjunción
de dos grandes pasiones: la fotografía y la naturaleza.
Hojas sueltas deja ver el diálogo que un fotógrafo mantiene
con la luz y la sombra. |
En
las faldas del Cofre de Perote, el bosque pareciera estar habitado
por un mundo de claroscuros. Y tal vez haya que esperar horas, o días,
para lograr capturar una imagen. Dupla perfecta hacen la fotografía
de Adrián Mendieta y el texto de David Martín del Campo.
Recientemente presentado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara
y en el Centro de la Imagen de la Ciudad de México, es parte
de una colección de cinco ejemplares más: El bosque
erotizado, fotos de Alicia Ahumada y texto de Alberto Ruy Sánchez;
Lugares prometidos, fotos de Gabriel Figueroa y texto de Alberto Ruy
Sánchez; Mar Urbe con fotos de Jorge Lépez Vela y palabras
de Óscar de la Borbolla; El ser y la nada, con imágenes
de Pedro Tzontémoc y texto de David Huerta, y Cielo y tierra,
con fotos de Jorge Vértiz y textos de Alberto Blanco y Elsa
Cross.
Tras mantenerse firme en su posición de no utilizar las nuevas
tecnologías en su trabajo, Mendieta recapitula –es de
sabios cambiar de opinión– y llena de colores brillantes
y vibrantes su obra más reciente. Imágenes que lo mismo
retratan una esquina de un museo en Japón, una calle en Argentina
o un atardecer típicamente xalapeño.
De manera discreta, como todo en Mendieta, invita a la reflexión
y a “abrir los ojos a la luz” y dice: “Hay que hacer
un alto y dejar de ver las cosas con hartazgo e indiferencia, cuando
uno se detiene y abre su mente encontramos el resplandor que ofrece
una flor, una montaña, una piedra. Pero por estar inmersos
en la cotidianidad no vemos más”.
Partiendo de que la belleza está en los ojos de quien la mira,
Mendieta dice que hay que combinar el objeto, el espacio y el sujeto.
En esencia, lo bello es aquello que provoca cierto interés
en su mirada y a partir de ahí se va construyendo la representación.
En el caso del paisaje, a Mendieta no le interesa registrar un lugar
determinado, sino aquél con el que se asocia de una manera
emotiva, que emocionalmente lo provoca: “Hacer paisaje pareciera
que las cosas están ahí, que te paraste frente a él
y oprimes el obturador y la foto está hecha, pero no es así.
Cuando se vuelve un trabajo sistemático uno tiene que aprender
a leer la luz que hay en cada lugar. Saber cuál es la hora
y en qué temporada la luz es más amigable”.
En su caso, prefiere el invierno, las primeras y últimas horas
de sol. De cualquier manera, aunque el lugar y la hora a fotografiar
sean premeditados, el elemento fundamental es el contacto que se da
en el momento y que es irrepetible:
“Pues si uno no está, el momento ya se perdió
y no volverá, la magia del instante no se controla y eso es
muy emocionante. De otra forma puede uno hacer muchas postales, pero
no una propuesta más creativa”.
Trabajador incansable, Adrián Mendieta realizó hace
unos meses una estancia en Japón, en donde, además de
exponer su trabajo, impartió tres conferencias en prestigiadas
universidades niponas. Fue en junio cuando realizó una estancia
en la Residencia de Artistas Contemporáneos de Kanazawa, compartiendo
experiencias con la griega Christina Dimitriadi, los japoneses Motoi
Yamamoto y Takashi Ishida y el alemán Fred Ziegler.
Todo esto con motivo del Japan Fest, que por segundo año reunió
a destacados creadores contemporáneos –Mendieta el único
mexicano– en un sin fin de actividades culturales y artísticas.
Mendieta prepara ya lo que será su próxima gran exposición
en el tradicional Foto Fest de Houston para el año entrante
y espera también poder mostrar su obra en su país.
Adrián Mendieta ha dedicado gran parte de su vida a la fotografía;
actualmente es investigador del Instituto de Artes Plásticas
de la Universidad Veracruzana. Ha mostrado su trabajo en Suecia, Nicaragua,
España, Estados Unidos, Japón y, por supuesto, México. |
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