Año 6 • No. 262 • abril 16 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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Aseguró el crítico literario Vicente Francisco Torres
No hay escritores éticos en la
literatura mexicana contemporánea
Dunia Salas Rivera
A José Revueltas le importaba ser honrado y ético a toda costa, y no las prebendas personales como a los escritores actuales
No hay en la literatura mexicana contemporánea un escritor con la actitud ética que caracterizó a José Revueltas, a quien le importaba ser honrado y ético a toda costa y no las prebendas personales como a los escritores actuales, a quienes sólo les interesa tener bienes y satisfactores, y si abrir la boca cuesta esa comodidad entonces se callan y se alinean, incluso cuando no les llaman, aseguró el crítico literario Vicente Francisco Torres.

Durante su participación en el ciclo, “Protagonistas de la literatura mexicana contemporánea”, organizado –todos los viernes– por el Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias (IIL-L) de la Universidad Veracruzana (UV), el periodista aseguró que para Revueltas era inconcebible una literatura que no estuviera animada por un espíritu ético, “actitud no consonante con lo que está pasando con la literatura mexicana contemporánea”.


El periodista Vicente Francisco Torres participó en el ciclo que organiza el IIL-L de la UV, “Protagonistas de la literatura mexicana”, que se lleva a cabo cada viernes a las 17 horas
El académico de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco dio un repaso por cada uno de los textos de Revueltas y estableció las líneas que aparecen directamente en su obra: la enajenación, la libertad, el estalinismo, la estética como una ética y la experiencia carcelaria que lo persiguió desde que era adolescente –cuando llegó a las Islas Marías a los 18 años– hasta 1969, cuando publicó El Apando, resultado de 30 meses que estuvo en Lecumberri a raíz del movimiento estudiantil del 68.

“Revueltas es uno de los casos excepcionales de la literatura mexicana en que vida y obra están indisolublemente unidas, aun más en Los días terrenales, donde es protagonista de su propia novela y esto muy pocos autores se pueden dar el lujo de hacer, un caso ni más ni menos es el de Cervantes, que aparece en el Quijote”, aseguró.
Vicente Francisco Torres comentó que más que tener una biografía Revueltas tiene una hagiografía, y como tal aparece distorsionada por datos que ya no son muy fieles, que no es fácil comprobarlos en la realidad.

“A partir de su militancia política se le fue creando esta aureola y parte de esta hagiografía refiere que cuando José Revueltas regresó de la primera estancia de las Islas Marías, a donde fue recluido cuando apenas tenía 18 años, en aquel tiempo menor de edad, el director del penal vio que era menor de edad y no le permitió que permaneciera ahí; lo fueron a tirar a Manzanillo ardiendo en fiebre y enfermo por las condiciones insalubres que había en el barco que lo llevó. Lo tiraron en la playa y lo recogió una prostituta que lo cuidó y atendió hasta que tomó otra vez pleno dominio de sus facultades y su familia mandó por él”, refirió el periodista.

Ejemplo de esta experiencia vital que se refleja en todos sus textos es Los muros de agua, novela de bellísimo título que narra el traslado de los presos comunistas a las Islas Marías. En Los errores y Los días terrenales se establece un parangón entre el mundo proletario y el de los militantes comunistas.

Otro caso, añadió, es El Apando, donde se recogen las experiencias y las reflexiones que tuvo dentro de la cárcel de Lecumberri y lo que se conocía como el apando, una cárcel de paredes sólidas dentro de otra cárcel.

Desde su primera novela estaban presentes los intereses que dominarían el resto de sus libros, manifestó, que son sumamente politizados y curiosamente poblados por un tipo de personajes marginales que mucho se le cuestionó en su momento.

En Los muros de agua aparecen mezcladas las personas que tenían fuertes inquietudes ideológicas con seres que en su momento se conocieron como lumpen proletariado: prostitutas, los sin-trabajo, y junto a ellos un conjunto de personalidades como los enfermos y los baldados.

“Tuvo una especial fascinación por la enfermedad y los seres mutilados. En sus libros hay dos personas que sólo poseen un ojo, y esto nos dispara a los símbolos que utilizaron a lo largo de toda su obra, los personajes tuertos son como el ojo divino”, dijo Vicente Francisco Torres.

Revueltas, añadió, daba mucha importancia a los seres enfermos y decía que estaban más cerca de la condición humana, porque la gente sana, joven y bella era altanera y se separaba de su verdadera condición terrenal
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