Los movimientos populares necesitan una redefinición de la
política, una política distinta surgida desde los
intereses del pueblo, no desde la academia.
Para ello, se tiene que redefinir el concepto de poder para que
no sea de dominación y demostrar cuándo se torna dominación,
aseguró el filósofo Enrique Dussel durante una charla
que sostuvo en el Auditorio de la Unidad de Humanidades de la Universidad
Veracruzana (UV).
El académico de la Facultad de Economía de la UNAM
aseveró que es necesario cambiar el sistema del Derecho para
formar un nuevo orden político, "que no podrá
ser perfecto, pues como todas las hechuras humanas será falible.
No obstante, los errores son rectificables con base en los principios
políticos".
De ahí que su propuesta sea crear una filosofía política
que permita repensar la política desde los oprimidos, los
indígenas, los ancianos, las mujeres, las víctimas
del sistema político que hay que transformar: "Es la
vida y no la ley, el criterio que legitima lo político. Si
no participo, la ley es ilegítima. Una ley que roba los ahorros
de años y años del pueblo trabajador no puede ser
legítima".
Para Dussel Ambrosini lo político se juega en un campo, el
cual a su vez tiene muchos sistemas. Aquí, el filósofo
argentino nacionalizado mexicano lanzó la pregunta: ¿Cuál
es la categoría que tiñe de color a lo político?
A lo que respondió: El poder.
"Max Weber define el poder político como un tipo de
dominación legítima ante obedientes. Lo cual es contradictorio,
pues si es dominación no puede ser legítima, porque
lo legítimo es lo que tiene mi consentimiento y no puedo
consentir mi dominación. Lo que se transluce aquí
son legalidades cínicas, porque es creer que leyes injustas
se legitiman por la tradición, pero puede haber tradiciones
perversas; o por un líder carismático, pero puede
haber líderes carismáticos que engañen a la
gente", planteó.
El autor del libro 20 tesis de política y otros 30 títulos
definió el poder como una facultad de la comunidad política:
"Hay tres determinaciones políticas del poder. La primera
se trata de la voluntad de vida de la comunidad, es el querer vivir,
y cuando tengo hambre, el querer comer. La voluntad de vida es la
fuerza del sujeto para luchar contra la muerte".
La segunda determinación de este concepto de poder, añadió,
es el consenso democrático: "Es la voluntad de vida
consensuada por la comunidad". Como tercera determinación
citó la factibilidad: "Éste es el componente
de razón instrumental en el poder. Así, si algo es
voluntad de vida consensuada y factible desde la comunidad, tengo
poder político".
Pero el poder puede fetichizarse, es decir, el poder como dominación,
añadió el autor de una inmensa serie de artículos
especializados en filosofía, historia y análisis político:
"Las instituciones tienen que obedecer la voluntad de vida
del pueblo. El poder es ejercicio delegado del poder del pueblo,
obedeciendo a las necesidades del pueblo. Como el pueblo me ha elegido,
soy legítimo, pero tengo que demostrar que soy eficaz".
En la actualidad, dijo, la voluntad de los gobernantes se ha hecho
fundamento y entonces utilizan al pueblo: "El pueblo es el
obediente, el dominado, el que siempre obedece, nunca manda, nunca
puede negar su consentimiento".
Sin embargo, lo peor no es solamente que se corrompan las instituciones
y la clase poderosa: "Cuando las leyes no las dicta el pueblo
no son legítimas, y no hay por qué obedecerlas porque
el fundamento de la legitimidad de las leyes es la voluntad del
pueblo".
En este sentido, añadió, el político no solamente
se corrompe cuando roba dinero, sino cuando piensa que él
es el sujeto del poder, aunque crea o diga que está al servicio
del pueblo: "Recordemos que si partimos de la legitimidad,
el pueblo es el soberano y el gobernante es un instrumento del pueblo.
En la corrupción se invierte la relación, el gobernante
instrumentaliza al pueblo desde un poder fetichizado, corrupto".
Puntualizó que si el gobernante no reproduce la vida de la
gente como principio, entonces está ejerciendo un poder represivo
en contra del pueblo, dependiendo de la oligarquía y del
capitalismo: "Cuando un pueblo hace de la guerra un ejercicio
popular, nadie puede vencerlo. Pero como ningún sistema es
perfecto siempre hay víctimas, y son las víctimas
quienes se levantan contra el poder, como lo hizo Miguel Hidalgo
contra el imperio español". |