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El
aprendizaje significativo en la educación superior: donde
las modalidades de estudio convergen
Dr. Ricardo Mercado del Collado |
El análisis de las investigaciones
realizadas entre 1937 y 1987 sobre las mejores prácticas
de enseñanza en la educación superior, indica que
los cursos que lograban aprendizajes significativos en los estudiantes
universitarios se caracterizaban por:
1)
promover el contacto frecuente entre alumnos y profesores,
2) desarrollar la reciprocidad y la cooperación entre estudiantes,
3) fomentar el aprendizaje activo,
4) proveer retroalimentación oportuna sobre el desempeño,
5) enfatizar la importancia y asegurar la dedicación necesaria
de los estudiantes al estudio y a las actividades de aprendizaje,
6) comunicar expectativas elevadas de logro individual y colectivo
y
7) respetar la diversidad de talentos y estilos de aprendizaje
(Chickering y Gamson, 1987).
La
versión original del trabajo de Chickering y Gamson se
publicó ocho años antes de la explosión mundial
del uso de Internet. Análisis similares conducidos recientemente
(Twigg, 2007; Klionsky, 2004) confirman la vigencia de los puntos
citados y añaden conocimientos para su aplicación
en ambientes educativos apoyados por las tecnologías de
la información y la comunicación. La información
nueva establece que las experiencias educativas eficaces han atendido
lo planteado en los lineamientos anteriores, independientemente
del medio o modalidad educativa empleada.
La enseñanza presencial se caracteriza por tener un formato
o guión predecible y casi universal: el maestro expone
o incluso dicta la clase; los alumnos escuchan, toman apuntes
y contestan preguntas del profesor. La posibilidad de aplicar
los principios arriba mencionados es limitada, debido a la preponderante
participación del docente como transmisor de información.
No obstante, aún en esta modalidad, es posible diseñar
experiencias educativas eficaces centradas en el aprendizaje del
estudiante, como lo indican los resultados del análisis
mencionado. Lodish y Rodríguez (2004) reportan, por ejemplo,
resultados favorables empleando una combinación de clases
expositivas, conjuntos de problemas y sesiones de seminario. En
estas experiencias los autores promovieron el aprendizaje activo,
proveyeron retroalimentación oportuna sobre el desempeño
y facilitaron la cooperación.
El aprendizaje distribuido, conocido también como educación
a distancia, emplea tecnologías para distribuir en la distancia
las experiencias de aprendizaje, favoreciendo un modelo educativo
enfocado en el alumno en vez de en el maestro. Mediante esta modalidad
se atiende a estudiantes que comparten un mismo espacio y tiempo,
así como a otros ubicados en lugares distintos o que realizan
sus actividades de aprendizaje en momentos diferentes.
La educación a distancia inició en el siglo XIX
con la enseñanza por correspondencia; luego se ocupó
la radio, la televisión, las audio y video conferencias
e Internet, donde se centra la enseñanza distribuida actual.
Esta modalidad emplea una o varias de las formas precedentes.
Las primeras generaciones de la educación a distancia hicieron
algún uso de los principios que caracterizan a los cursos
eficaces. Sin embargo, la distancia que separaba a los alumnos
entre sí y con sus profesores, hacía prácticamente
imposible la interacción frecuente con sus maestros, recibir
retroalimentación oportuna o realizar actividades de aprendizaje
grupales; la llegada de Internet salvó el obstáculo
de la separación física y temporal de las modalidades
previas.
El aprendizaje distribuido puede realizarse mediante el uso sólo
o combinado de recursos como: clases expositivas frente a grupo
y su transmisión simultanea por video-conferencia a otros
estudiantes en lugares distintos o en momentos diferentes por
medio de grabaciones de audio y/o video; actividades de aprendizaje
individuales o colaborativas llevadas a cabo en centros de cómputo,
laboratorios, bibliotecas, talleres o a través de Internet.
Las posibilidades ofrecidas actualmente por Internet son enormes
para presentar contenidos o materiales educativos en la forma
de textos, imágenes, animaciones y simuladores, emprender
actividades, aplicar exámenes, interactuar sincrónica
y asincrónicamente, es decir, en tiempo real o simulado
y proporcionar retroalimentación oportuna a los alumnos
sobre su desempeño.
Cualquiera que sea la modalidad educativa empleada –presencial,
a distancia o distribuida-- lo más importante es la aplicación
de los principios educativos de eficacia demostrada. Se aprende
haciendo, indagando, probándose, reflexionando, recibiendo
retroalimentación, confrontando los puntos de vista propios
con los de otros, realizando actividades de colaboración
y aplicando los conocimientos, habilidades y actitudes adquiridas.
El aprendizaje significativo, al igual que la buena educación,
es uno sólo.
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Bibliografía
• Chickering, A. y Gamson, Z. (1987). Seven Principles for
Good Practice in Undergraduate Education. Washington Center News.
Fall. Disponible en http://learningcommons.evergreen.edu/pdffall1987.pdf.
[Consultado: Abril, 2007].
• Klionsky, D. (2004). "Talking Biology: Learning Outside
the Book and the Lecture". Cell Biology Education. Vol. 3,
205-211.
• Lodish, H., y Rodríguez, R. (2004). "A Combination
of Lectures, Problem Sets, and Recitation Sections is an Excellent
Way to Teach Undergraduate Cell Biology at a High Level". Cell
Biology Education. Vol.3, 202-204.
• Twigg, C. (2007). "The Roadmap to Redesign (R2R)".
Improving Learning and Reducing Costs: Project Outcomes and Lessons
Learned from the Roadmap to Redesign. The National Center for Academic
Transformation.
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