El
fin mejor que se pretende en los escritos es enseñar y deleitar
juntamente. Los
montes crean letrados y las cabañas de los pastores encierran
filósofos.
No me
son tan enemigas las musas, que algunos ratos al año no me
visiten.
Hacerse
poeta […] es enfermedad incurable y pegadiza.
Libros
[…] que son el regalo de mi alma y el entretenimiento de mi
vida.
Las armas
requieren espíritu, como las letras.
Alcanzar
alguno a ser eminente en letras le cuesta tiempo, vigilias, desnudez,
vaguidos de cabeza, indigestiones de estómago, y otras cosas
a estas adherentes.
No hay
libro tan malo que no tenga algo bueno.
Hay algunos
que así componen y arrojan libros de sí como si fuesen
buñuelos.
Es grandísimo
el riesgo a que se pone el que imprime un libro, siendo de toda
imposibilidad imposible componerle tal, que satisfaga y contente
a todos los que le leyesen.
Letras
sin virtud son perlas en el muladar.
Aunque la Poesía es menos útil que deleitable, no
es de aquellas que suelen deshonrar a quien las posee.
La Poesía
[…] es como una doncella tierna y de poca edad, y en todo
extremo hermosa, a quien tienen cuidado de enriquecer, pulir y adornar
otras muchas doncellas, que son todas las otras ciencias, y ella
se ha de servir de todas, y todas se han de autorizar con ella.
La pluma
es lengua del alma.
El que
lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho.
Yo no
sé hilar, pero sé leer.
No se
escribe con las canas, sino con el entendimiento.
Nota:
Las citas provienen de la primera y la segunda partes de El ingenioso
hidalgo Don Quijote de La Mancha, publicados en la colección
Carlos Fuentes de la Universidad Veracruzana, en 2004. |