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Gina Sotelo
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Por
vez primera Poliedro expone su escultura en el Museo de Antropología
de Xalapa (MAX) en la Sala de Exposiciones Temporales. En la muestra,
que se inauguró el 20 de abril y que estará abierta
hasta el 27 de mayo, se aprecian diversas propuestas, estilos y tendencias
que enriquecen la colección haciendo que sus diferencias los
complementen.
Poliedro. Colectivo de escultores, son seis concepciones del mundo,
seis espíritus con afán de gozar la práctica
del oficio como una nueva aventura lúdica, al mismo tiempo
que se regocijan por su amistad y hacen de la escultura su lenguaje
para expresar sus pensamientos, emociones y fantasías.
La idea de este grupo de escultores fue establecer un diálogo
entre sus piezas. La amistad allegada a un oficio en común
–la escultura– es lo que los mantiene juntos. En Poliedro
no hay una corriente sino que cada quien sigue su propio camino estético,
aunque no descartan en un futuro tener algún tema en común. |
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Se
percibe en la muestra una madurez que deja de lado los egos, un sano
equilibrio entre experiencia y conocimiento, entre empuje y fuerza
de los noveles escultores. Presencias heterogéneas buscando
el desarrollo personal a través del crecimiento de este Poliedro.
José Bazán, principalmente fundidor, combina técnicas
diversas en variados formatos, además de participar en decenas
de muestras colectivas; obtuvo el primer premio de escultura monumental
en nieve de Granby, Québec, Canadá en 1995. También
fue becario del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo
para desarrollar obra monumental y urbana en 1994-95, y del IVEC en
el periodo 1999-2000.
Dinamizando la escultura, busca que su obra diga algo, por lo que
ocupa los materiales más diversos. Considera que cuando hay
una lectura que motiva y cuestiona la obra, está cumpliendo
su función. Con piezas como Recién desposada conduce
al espectador a la interpretación de la pieza. En sus esculturas
hay un toque de humor y un mucho de trabajo lúdico. |
Por
su parte Thomas Strobel, quien vive en nuestro país desde 1982,
realizó estudios en la Facultad de Artes Plásticas de
la Universidad Veracruzana (UV) y se ha dado a conocer por sus tallados
en maderas.
Regularmente esculpía módulos que se ensamblan como
un juego de Lego, ahora presenta piezas hasta de seis metros en madera
de fresno, con la que se realizan los bates de baseball y que le atrae
por su dureza. Transitando de lo figurativo a lo abstracto, presenta
también la escultura con luz titulada Luz desierto. |
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También
participa Jorge Raga, quien actualmente es académico en los
Talleres Libres de Arte de la UV, donde se encarga de los cursos de
escultura y dibujo; maneja igual la talla en madera que el modelado
en barro.
En la muestra de Poliedro presenta ensamblado y talla directa. Uno
de las inquietudes que explota es la incomunicación que existe
entre seres humanos en la era de la comunicación: “Tenemos
el Internet que nos conecta al mundo, pero cuál es la calidad
real que existe entre nosotros aquí y ahora. A veces no podemos
siquiera mirar a los ojos a alguien, mucho menos los escuchamos”.
Otro artista de Poliedro es Julián Pozos Rivera, quien aparte
de la escultura en madera trabaja la laudería y entre los reconocimientos
que ha obtenido se cuenta una beca del Instituto Veracruzano de la
Cultura (IVEC) para construcción de instrumentos de cuerdas,
en 1999. |
Menciona que entre los planes de Poliedro están el difundir
la escultura a nivel estatal, nacional e internacional y explica que
cada uno puede seguir haciendo exposiciones individuales. Amante de
las maderas de la región, como el eucalipto, disfruta mucho
de la retroalimentación que ahora tiene con sus compañeros
escultores, con quienes puede intercambiar conocimientos conceptuales,
técnicos o materiales.
Está igualmente Sergio Flandes Vásquez, egresado de
la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), que practica el grabado y
la litografía. Su necesidad de expresarse a través del
arte la concibe de forma completamente espontánea, sin cánones
ni límites. La singularidad de la naturaleza le indica el sentido
de su trabajo, pues de las formas sugeridas por ella misma hace una
interpretación intuitiva que le permite imprimir sus propios
significados.
Por último, también se encuentra Hermann Seedof, cuya
obra en piedra y madera se suma a la propuesta de Poliedro. Participa
con seis piezas y afirma que no es casualidad sino causalidad la que
los ha unido; menciona que en el grupo la idea no es seguir una tendencia
sino respetar la individualidad. En su obra predominan las formas
orgánicas y animales y próximamente se enfrentará
al gran reto de hacer una escultura monumental tallada en piedra.
Esta pluralidad de formas y acabados ofrece en su diversidad la visión
de que la complejidad del mundo puede ser armónica y fraterna. |
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