La
epilepsia es un padecimiento que se manifiesta en la edad adulta pero
su origen se ubica en los primeros años de la infancia; crisis
prolongadas de los infantes provocan la muerte de neuronas, generando
a su vez un alto índice de mortalidad infantil, afirmó
María Leonor López Meraz, quien es egresada de la Facultad
de Químico Fármaco Biología (QFB) de la Universidad
Veracruzana (UV).
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La
epilepsia podría prevenirse si se descubren qué mecanismos
generan las crisis prolongadas, destacó María Leonor
López Meraz |
Invitada
por el Instituto de Neuroetología de la UV, López
Meraz, quien es miembro del laboratorio de Investigación
en Epilepsia del Departamento de Veteranos, en California, dijo
que por esta razón se estudian en ratas de laboratorio los
mecanismos que incitan el proceso para determinar qué sustancias
son capaces de controlar o detener la epilepsia.
Asimismo, describió en su conferencia “Mecanismos del
daño neuronal inducido por el status epilepticus en el hipocampo
de la rata inmadura” los resultados de sus investigaciones.
Este trabajo, comentó, es una línea nueva de investigación
del instituto en el que labora, y recalcó que el objetivo
es entender los mecanismos que inducen a la muerte neuronal en el
cerebro inmaduro de las ratas, que si se trasladara al contexto
humano, sería en el cerebro infantil.
Explicó que su labor se enfoca en buscar herramientas que
eviten este daño neuronal, “una vez que las neuronas
mueren de manera masiva se puede predisponer al desarrollo de epilepsia;
es decir, un niño que tiene crisis prolongadas tiene 30 por
ciento de posibilidades de desarrollar epilepsia”, detalló
la investigadora, quien también labora en Departamento de
Neurología de la Universidad de California en Los Ángeles
(UCLA).
Este padecimiento infantil, subrayó, ya es considerado un
problema de salud debido a que niños con tumores o malformaciones
congénitas o algún tipo de infección como encefalitis
pueden desarrollar estas crisis prolongadas y, eventualmente, alrededor
de los 20 o 30 años, padecer epilepsia.
Se transforma en un problema social, continuó la investigadora,
cuando observamos que estas personas tienen dificultades para trabajar,
recurrir a tratamientos para controlar las crisis y depender de
la familia; una serie de agravantes que pueden impedir su desarrollo
profesional e incluso personal.
En la epilepsia, las crisis en general tienen diferentes causas,
explicó López Meraz, “pero de manera muy simple
decimos que el balance entre los sistemas inhibitorios y excitatorios
en el cerebro ha sido alterado, de manera que hay mucho más
excitación a nivel neuronal”.
En el hipocampo de la rata, localizado en el lóbulo temporal,
se ha inducido el estado epiléptico, denominado clínicamente
como status epilepticus, para observar cómo se descomponen
las neuronas y detectar los elementos que generan esta degradación
en el tejido cerebral.
Durante estas crisis en las neuronas ocurre todo un proceso que
termina en necrosis, es decir, la muerte del conjunto de células,
provocado por un desequilibrio energético a nivel celular.
Así, la investigadora concluyó que por medio de este
trabajo que realiza en laboratorio, se trata de identificar las
enzimas que activan o desactivan estos mecanismos para poder implementar
tratamientos que disminuyan la propensión a estas crisis
epilépticas.
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