Año 6 • No. 265 • Mayo 7 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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Destaca investigación de Domingo Adame
CONACYT también reconoce y apoya al teatro de la UV

Gina Sotelo


Domingo Adame, director de la Facultad de Teatro de la UV
La mayor parte de los 55 proyectos científicos de la Universidad Veracruzana (UV) que fueron reconocidos y apoyados económicamente este año por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) están relacionados con el mejoramiento de los sectores acuícola, agrícola y pecuario, prevención de desastres naturales, aprovechamiento de desechos, abasto y tratamiento de agua, bioinsecticidas, protección de ecosistema, apoyo a microempresas y educación básica.
De entre todos ellos, sin embargo, destaca el apoyo otorgado para la investigación en materia de Teatro que encabeza Domingo Adame. Director de la Facultad de esta disciplina en nuestra casa de estudios e investigador de las artes escénicas, Adame sometió a la consideración del CONACYT un estudio sobre la relación entre los conceptos "complejidad" y "teatralidad" como fundamentos epistemológicos para el estudio de las representaciones humanas.

La investigación del doctorado en Letras Modernas trata de responder algunas de las preguntas más frecuentes que se realizan en torno al teatro: "¿Cuál es el papel de la investigación teatral ante los desafíos del presente? ¿Qué campos constituyen los nuevos objetos de estudio de la investigación teatral? ¿Qué función tiene el teatro en la sociedad del conocimiento?".

Gracias a este estudio Adame no sólo fue reconocido por CONACYT, sino que fue promovido a la categoría de investigador con Nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

Con el apoyo económico recibido, Adame realizará dos ensayos para ser presentados como conferencias ante la comunidad académica de la Facultad de Teatro de la UV, un programa de estudios para un seminario en el posgrado de próxima apertura en Artes Escénicas y un texto para ser publicado en formato de libro con los resultados de la investigación.

Esta distinción simboliza la calidad y prestigio de las contribuciones científicas realizadas en este caso a la investigación teatral con los objetivos específicos de religar las múltiples dimensiones de las poéticas del pensar y del hacer teatral para identificar su complejidad, establecer los principios para una teoría y práctica teatrales complejas y transdisciplinarias e instaurar un diálogo complejo, transdisciplinario y ecoposetico entre distintas teatralidades que estimule la creación y la autonomía espiritual de productores y receptores.

Complejidad y Teatralidad, fundamentos epistemológicos para el estudio de las representaciones humanas, formula interrogantes que adquieren preeminencia en tanto que incitan a la reflexión sobre el modo de conocer y consumar el hecho teatral, cuestionamiento que no puede limitarse al ámbito académico o al disciplinar, pues va más allá de los saberes legitimados y compartimentados.
Asimismo –explicó Adame– alcanzan relevancia en tanto que la cognición es portadora de diferentes estructuras que interactúan en la experiencia teatral creando una provisión de significaciones que impregnan toda observación y acercamiento en torno al teatro recortando mapas de la realidad y poblando las hipótesis de subjetividad.

Para responder a estos planteamientos, Adame hecha mano en su ayuda de la teatrología, o ciencia de la teoría teatral, que permite contemplar, a partir de la experiencia del teatro, cómo se configura la experiencia humana:
"La teatrología identifica a la teatralidad como la estrategia más pertinente para el estudio del teatro, pues comprende todo proceso individual o colectivo de realización y observación de actos de representación que operan sobre la realidad concreta o imaginaria, es decir, que no se circunscribe al teatro en sentido restringido".

Como parte de esta abundante investigación, Adame plantea que la teatralidad promueve la convergencia de distintas disciplinas y la transdisciplinariedad. Su proceso, como construcción de la realidad, precisa del instrumental fenomenológico; además, por emplear un lenguaje de signos exige la contribución semiótica.

"Su inserción y proyección en la cultura lo vincula con la sociología y la antropología, finalmente su condición ontológica reclama la participación de teorías dramatúrgicas y escénicas".

Dice también que lo que llamamos macro-organizadores del devenir, en el teatro devela un proceso de complejización –no evolución– presente en nuestra estructura cognitiva, en la operación práctica y en el goce estético, que no puede reducirse a gusto. Estas franjas de oscilación entre límites de lo pensable, orientan la interpretación y la comprensión de las alteraciones que ocurren en la creación, producción, técnicas, escuelas y estilos.

Para Adame, el ser humano tiene una poderosa necesidad de transformar recursivamente lo abstracto en lo concreto y lo concreto en lo abstracto. Las raíces de la crisis del racionalismo y del mecanicismo no son superficiales, implican profundas deformaciones de nuestra relación epistémica dualista con el mundo. Relación dualista que genera la dominación y expoliación hacia las otras personas y hacia la naturaleza.

Explica que un creador/teórico o teórico/creador capaz de producir momentos de intensa comunicación con el receptor –convirtiéndolo a su vez en creador/teórico–, debe ser capaz también de establecer un diálogo con formas de creación y de pensamiento distintas a las que conoce: "Es necesario cambiar de paradigma para modificar los núcleos organizadores de la sociedad y la cultura. Esto implica cambiar de creencia, de ser y de universo".

Las características de una teoría basada en el paradigma de la complejidad serían: que pueda autoconocerse, que pueda detectar y luchar contra su propia tendencia a la doctrinarización, que pueda dialogar y convivir con distintas formas de conocimiento, que pueda reconocer la noosfera, la cultura, la sociedad que constituyen su ecosistema, que pueda abrirse a lo que es ateórico e irracionalizable.

En el saber complejo y transdisciplinario el elemento sensorial no puede estar ausente. El cuerpo es el escenario de la articulación (física-mental-espiritual) de nuestro ser-conocer-hacer y las emociones, la poética y la acción son los elementos fundamentales de la ecologización-planetarización del conocimiento.
"En conclusión, podemos vislumbrar, parafraseando a (el filósofo francés Edgar) Morin, que un conocimiento teatral que aporta posibilidades de autoconocimiento, que se abre sobre la solidaridad cósmica, que no desintegra el semblante de los seres y de los existentes, que reconoce el misterio en todas las cosas, podría proponer un principio de pensamiento/acción que no ordene, sino organice; que no manipule, sino comunique; que no dirija, sino anime".

Domingo Adame es licenciado en Literatura Dramática y Teatro por la UNAM, con especialización en Actuación y Dirección en la Escuela Superior Estatal de Teatro de Cracovia, Polonia. Realizó la maestría en Estudios Literarios con enfoque en Drama en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) y el doctorado en Letras Modernas, especializado en Teatro, en la Universidad Iberoamericana.