Hay
una actitud moralina por parte de académicos, investigadores,
autoridades y hasta los propios alumnos, que ha impedido un reconocimiento
pleno de la importancia que tienen los estudios de género
para el análisis de la realidad social, aseguró Patricia
Ponce, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores
en Antropología Social (CIESAS-Golfo). |
Patricia
Ponce Jiménez, investigadora del CIESAS-Golfo, participó
en la mesa redonda "Estudios de género en la antropología
veracruzana" |
Durante la mesa redonda "Estudios de género en la antropología
veracruzana", que se realizó en el marco del 50 aniversario
de la Facultad de Antropología de la Universidad Veracruzana
(UV), Ponce Jiménez lamentó que aun dentro del ámbito
académico en nuestro estado y en nuestra propia universidad
los estudios de género no tengan legitimidad.
"¿Cómo es posible que quien se dedica a la investigación
o a dar clases no tome en cuenta a 50 por ciento de la población?
Desafortunadamente, no creemos que hacer estudios de género,
de sexualidad, de cuerpos, tenga importancia para el desarrollo
de nuestra disciplina como ciencia; y más allá de
eso, se nos olvida que la antropología tiene un compromiso
social", añadió la investigadora.
Y es que esto ha traído como consecuencia hacer estudios
arrelacionales –por un lado se estudia a los hombres y por
otro a las mujeres–, explicó Patricia Ponce, y nada
más los juntamos a través del pensamiento, de las
acciones, de las conductas, pero seguimos insistiendo y poniendo
énfasis en la condición femenina. No son estudios
sociales, de las relaciones de poder que se establecen entre cada
uno de los sexos y los géneros.
Ponce Jiménez dijo que se sigue ponderando la "victimización"
de las mujeres, lo cual nos impide entender al todo social en su
conjunto y nos impide ver a las mujeres como actoras sociales: "Nos
impide entender que la realidad es mucho más compleja, que
no es de buenos y malos porque no es bipolar sino social, la construimos
entre todos; construimos el patriarcado, el sistema sexo-género,
la dominación, la sumisión; la construimos hombres
y mujeres y demás sexos".
La doctora en Ciencias Sociales por la Universidad Estatal de Campinas,
Brasil, dijo no conocer a lo largo de sus 20 años como investigadora
ni una mujer –y aclaró que no podía generalizar–
con la que hubiera investigado y se hubiera relacionado que permaneciera
a lo largo de toda su vida como víctima; a veces son dominantes,
otras veces seductoras, manipuladoras, chantajistas.
"A veces estamos en un nivel de equidad pero también
a veces estamos abajo. Eso va a depender de una historia personal,
de la educación, de la edad, de la relación con la
pareja, etcétera", precisó.
Por otro lado, agregó, nos impide superar esta transmisión
que hemos recibido y seguimos repitiendo cuando educamos a los hijos,
cuando damos clase, cuando orientamos una tesis, esta situación
de no comprender la realidad como es, con buenos y malos: "La
realidad es mucho más compleja porque no vivo aislada, sino
con otro enfrente y donde lo más lamentable es que nos quiten
esa posibilidad que tenemos los seres humanos de transformar nuestra
realidad".
Patricia Ponce comentó que a las mujeres nos coloca en una
situación muy lamentable el ser las pobres que durante cinco
mil años hemos sido las víctimas de la historia: "La
mujeres no somos las víctimas permanentes. A veces somos
víctimas y a veces victimarios, en un mismo proceso, con
los hijos, con la pareja, entre nosotras. Y si no soy un ser humano
capaz de pensar y actuar, cómo voy a transformar aquello
que no me gusta".
Sin embargo, aclaró, esto no implica que no haya dominación
masculina, sumisión, violencia, segregación, que ganemos
menos salarios, que haya carreras masculinas y femeninas: "Esto
existe como una realidad social. Es un mundo fundamentalmente masculino,
donde los hombres tienen una serie de privilegios que no tenemos
nosotras. No niego la subordinación, pero también
tenemos que reconocer que incluso en el mundo femenino hay diversidad".
Subrayó que no es la misma realidad la de una mujer indígena
de la sierra de Zongolica, que la de una estudiante universitaria,
o la de una académica de la UV: "A todas nos atraviesa
una cosa: el sistema sexo-género que intenta domesticarnos
o que nos domestica, pero que a lo largo de nuestra vida nosotros
vamos transformando y vamos apropiándonos de nuestros cuerpos,
de nuestra vida, de nuestra sexualidad". |