Año 6 • No. 267 • mayo 21 de 2007

Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Centrales

 General

 Reportaje

 Regiones

 Fotografía

 Becas y  oportunidades


 
Arte
 
 Deportes

 Contraportada


 Números Anteriores


 Créditos

 
Entre otros factores, aseguró la socióloga Patricia Ponce
Académicos "moralinos"
obstaculizan estudios de género

Dunia Salas Rivera
Hay una actitud moralina por parte de académicos, investigadores, autoridades y hasta los propios alumnos, que ha impedido un reconocimiento pleno de la importancia que tienen los estudios de género para el análisis de la realidad social, aseguró Patricia Ponce, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS-Golfo).

Patricia Ponce Jiménez, investigadora del CIESAS-Golfo, participó en la mesa redonda "Estudios de género en la antropología veracruzana"
Durante la mesa redonda "Estudios de género en la antropología veracruzana", que se realizó en el marco del 50 aniversario de la Facultad de Antropología de la Universidad Veracruzana (UV), Ponce Jiménez lamentó que aun dentro del ámbito académico en nuestro estado y en nuestra propia universidad los estudios de género no tengan legitimidad.

"¿Cómo es posible que quien se dedica a la investigación o a dar clases no tome en cuenta a 50 por ciento de la población? Desafortunadamente, no creemos que hacer estudios de género, de sexualidad, de cuerpos, tenga importancia para el desarrollo de nuestra disciplina como ciencia; y más allá de eso, se nos olvida que la antropología tiene un compromiso social", añadió la investigadora.

Y es que esto ha traído como consecuencia hacer estudios arrelacionales –por un lado se estudia a los hombres y por otro a las mujeres–, explicó Patricia Ponce, y nada más los juntamos a través del pensamiento, de las acciones, de las conductas, pero seguimos insistiendo y poniendo énfasis en la condición femenina. No son estudios sociales, de las relaciones de poder que se establecen entre cada uno de los sexos y los géneros.

Ponce Jiménez dijo que se sigue ponderando la "victimización" de las mujeres, lo cual nos impide entender al todo social en su conjunto y nos impide ver a las mujeres como actoras sociales: "Nos impide entender que la realidad es mucho más compleja, que no es de buenos y malos porque no es bipolar sino social, la construimos entre todos; construimos el patriarcado, el sistema sexo-género, la dominación, la sumisión; la construimos hombres y mujeres y demás sexos".

La doctora en Ciencias Sociales por la Universidad Estatal de Campinas, Brasil, dijo no conocer a lo largo de sus 20 años como investigadora ni una mujer –y aclaró que no podía generalizar– con la que hubiera investigado y se hubiera relacionado que permaneciera a lo largo de toda su vida como víctima; a veces son dominantes, otras veces seductoras, manipuladoras, chantajistas.

"A veces estamos en un nivel de equidad pero también a veces estamos abajo. Eso va a depender de una historia personal, de la educación, de la edad, de la relación con la pareja, etcétera", precisó.

Por otro lado, agregó, nos impide superar esta transmisión que hemos recibido y seguimos repitiendo cuando educamos a los hijos, cuando damos clase, cuando orientamos una tesis, esta situación de no comprender la realidad como es, con buenos y malos: "La realidad es mucho más compleja porque no vivo aislada, sino con otro enfrente y donde lo más lamentable es que nos quiten esa posibilidad que tenemos los seres humanos de transformar nuestra realidad".

Patricia Ponce comentó que a las mujeres nos coloca en una situación muy lamentable el ser las pobres que durante cinco mil años hemos sido las víctimas de la historia: "La mujeres no somos las víctimas permanentes. A veces somos víctimas y a veces victimarios, en un mismo proceso, con los hijos, con la pareja, entre nosotras. Y si no soy un ser humano capaz de pensar y actuar, cómo voy a transformar aquello que no me gusta".

Sin embargo, aclaró, esto no implica que no haya dominación masculina, sumisión, violencia, segregación, que ganemos menos salarios, que haya carreras masculinas y femeninas: "Esto existe como una realidad social. Es un mundo fundamentalmente masculino, donde los hombres tienen una serie de privilegios que no tenemos nosotras. No niego la subordinación, pero también tenemos que reconocer que incluso en el mundo femenino hay diversidad".

Subrayó que no es la misma realidad la de una mujer indígena de la sierra de Zongolica, que la de una estudiante universitaria, o la de una académica de la UV: "A todas nos atraviesa una cosa: el sistema sexo-género que intenta domesticarnos o que nos domestica, pero que a lo largo de nuestra vida nosotros vamos transformando y vamos apropiándonos de nuestros cuerpos, de nuestra vida, de nuestra sexualidad".