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Las
universidades nos dieron democracia: Gilberto Guevara Niebla
Autonomía: libertad frente al Estado
pero también tolerancia y compromiso
Dunia Salas Rivera |
Lo
que hace autónoma o no a la universidad son las actitudes,
valores y creencias de su comunidad |
La
autonomía no sólo es libertad negativa, es decir, no
sólo prohibición para que el Estado entorpezca la vida
académica; supone además un conjunto de responsabilidades
por parte de quienes se benefician de ella: libertad, tolerancia,
amor por la verdad, rigor, autoexigencia, cooperación, diálogo,
crítica y compromiso con la nación, aseguró Gilberto
Guevara Niebla. |
Gilberto
Guevara Niebla |
Durante
la celebración del Décimo aniversario de la expedición
de la Ley de Autonomía y la instalación de la primera
Junta de Gobierno de la Universidad Veracruzana (UV), el profesor
de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM) se refirió a la autonomía
universitaria como la construcción de un proyecto moral.
“La autonomía no sólo fue la resistencia de los
intelectuales contra un gobierno populista, autoritario, y particularmente
anti-intelectual, sino una medida de agresión contra la cultura.
Quienes dirigieron la lucha en defensa de la autonomía y en
rechazo a la imposición socialista eran hombres libres, ilustrados
que amaban la democracia y que temían la evolución de
México hacia el totalitarismo”, afirmó. |
Guevara
Niebla aseguró que ese bloque poderoso que quería libertad
para la universidad –conformado por Antonio, Ángel y
Alfonso Caso, Jesús Silva Herzog, Enrique González Aparicio,
Pablo González Casanova, Alberto Bremauntz, Manuel Gómez
Morín, Julio Jiménez Rueda, Ezequiel A. Chávez
y Fernando Ocaranza– también pedía libertad para
México.
El mérito de los intelectuales que conquistaron la autonomía
en la lucha de 1933 al 35 fue conquistar, dijo, oxígeno democrático
para México: “La universidad ha sido un pulmón
para la democracia mexicana como luego, en 1968, se demuestra también.
La universidad nos ha dado democracia”.
En este sentido, expresó que el objeto de la universidad debe
ser la búsqueda permanente de la verdad y que el fraude académico
es un atropello a la autonomía: “La comunidad universitaria
debe contar con una gestión democrática, no en el sentido
de establecer un sistema populista de elección de rectores
por votación universal. La democracia académica es la
democracia del saber”.
El doctor por el Instituto de Educación de la Universidad de
Londres dijo que los valores de la democracia deben regir en toda
la universidad, pero principalmente en las comunidades de profesores
e investigadores que son quienes realizan las funciones sustantivas.
Sin embargo, reconoció que los avances democráticos
de México no han tenido reflejo importante en el medio educativo:
“El carácter no democrático de la educación
básica se revela en la organización corporativa, burocrática,
centralista y vertical del sistema educativo básico y, en segundo
lugar, en las formas de enseñanza de vida escolar, en la complicidad
inmoral entre la burocracia gobernante y la dirigencia caciquil del
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación”.
Por otra parte, el autor de Democracia y Educación y Lectura
para maestros dijo que la autonomía –la autorregulación–
sólo se hace realidad cuando entre los miembros de la comunidad
académica existe una ética autónoma: “Lo
que hace autónoma o no, a la universidad, son las actitudes,
valores y creencias de estudiantes, maestros e investigadores (y habría
que incluir a los trabajadores administrativos, de intendencia y servicios)”.
Guevara Niebla enfatizó en que la sola presencia del sindicalismo
universitario vulneró seriamente la autonomía universitaria:
“Dado que la autonomía se ha tomado como extraterritorialidad
es muy fácil violentar la legalidad dentro de los espacios
universitarios y los sindicatos una y otra vez lo han hecho con paros,
huelgas, etcétera”.
Por último, convocó a reflexionar sobre los valores
y actitudes que reinan en los ámbitos universitarios: “Habría
que preguntarse ¿Qué fuerza tiene el amor por la verdad?
¿Qué tanto se practica la crítica? ¿Qué
tanto el rigor y la auto-exigencia? ¿De cuanta libertad gozamos
en las aulas y en los cubículos?”. |
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