Año 6 • No. 268 • mayo 28 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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Opinan expertos psicólogos
Temor y desconfianza provoca presencia del Ejército en la población

Carolina Cruz
Veracruz, Ver.- La presencia de militares en esta ciudad provoca en los habitantes dos tipos de reacciones: en primer lugar temor, porque son indicativo de que algo no marcha bien; y en segundo lugar desconfianza, porque la apreciación general a lo largo de los años ha sido que en épocas de guerra son quienes más atropellos a los derechos humanos cometen, aseguró la psicóloga Luz del Carmen Vargas, catedrática de la Facultad de Psicología, Veracruz.

Entrevistada respecto a la posible percepción de la ciudadanía ante la presencia militar, la experta asentó que el imaginario colectivo tiene una concepción ambivalente “porque el Ejército tiene dos historias paralelas: una de atropellos y violaciones, y otra donde la población los asocia con catástrofes naturales, ayuda y protección. Entonces, a la vez que representa peligro representa apoyo”.

Asevera que “en este combate al creciente narcotráfico, que me parece no puede ser obviado, la llamada al Ejército para que resguarde la seguridad pública ha sido cuestionada entre otra razones porque ellos, cargados de armamento, intimidan sin querer a la gente y, además, los habitantes no están muy seguros de que el Ejército los pueda proteger realmente”. 

La psicóloga indica que para ponderar la garantía que el ejército puede significar en cuanto a protección civil, hay que esperar todavía, “pues su llegada es reciente; en otras ciudades están ya acostumbrados a convivir con los elementos de las fuerzas armadas, pero en el caso del puerto de Veracruz, caracterizado por su libertad y turismo, es lógico que haya un poco de aprehensión en la gente”.

“Si tengo que sintetizar, diría que el sentimiento de la gente es estar a la expectativa, hasta saber qué sucede con la presencia de ellos y cómo se comportarán civilmente; en otro sentido, no es buena señal para nadie que el Ejército esté realizando tareas que tradicionalmente y por ley las han resuelto otras instancias, lo cual quiere decir que  o un problema social se hizo crónico o hay incapacidad de otro  tipo de autoridad para controlar el problema”.

La académica finaliza señalando que no es ni deseable ni saludable que el Ejército esté permanentemente apostado en ninguna ciudad, porque su presencia le recuerda a la población que hay serios problemas en el país. Al sacarlos de su ámbito tradicional, su presencia se percibe como una aceptación del gobierno de que algo serio está ocurriendo.