El
incremento de la población juvenil en México ha obligado,
entre otras cosas, a voltear los reflectores hacia la educación
media y superior. Esto ha provocado que se diversifiquen el tipo de
instituciones públicas y privadas; sin embargo, ha ocurrido
de manera desordenada al proliferar los pequeños negocios educativos
de baja calidad.
Es evidente que las escuelas privadas han crecido de forma exponencial,
pero hasta la fecha se han realizado pocos estudios serios que demuestren
o refuten que estas instituciones, por ejemplo, únicamente
sirven para una elite económica, social y cultural alta o que
están al servicio de los sectores productivos.
De acuerdo con las investigaciones de Germán Álvarez
Mendiola, del Instituto de Investigaciones en Educación (IIE)
de la Universidad Veracruzana (UV), definitivamente hay un crecimiento
del sector educativo privado encausado por múltiples y a la
vez sencillos factores. Este sector cubre la demanda insatisfecha
del sector público que no puede crecer, ¿por qué?
"No es solamente que los gobiernos tengan una perspectiva de
tipo neoliberal y no quieran invertir; es más sencillo que
eso, no hay recursos para que las escuelas públicas crezcan",
afirmó.
Una de las causales, explicó, es que la base fiscal de recaudación
para financiar la educación pública es muy reducida.
Además, México tiene por lo menos dos décadas
de atraso en el ajuste de sus sistemas fiscales y entre 40 y 50 por
ciento de su economía la sostiene el trabajo informal que no
aporta impuestos, lo cual da una idea del gran volumen de recursos
que no ingresan a las arcas federales. Aunado a ello, está
la gran burocracia y el problema de la distribución de los
recursos en los estados.
Además, el estado tiene muy poca capacidad para regular las
instituciones educativas públicas y privadas, sobre todo las
de educación superior. Basta mencionar que en nuestro país
no existe una restricción para llamar a cualquier escuela Universidad.
Es decir, si en este momento decidimos crear una institución
educativa no habrá ningún impedimento para nombrarla
universidad, tomando en consideración todas las acepciones
que la palabra conlleva. Contrario a lo que pudiera pensarse, en otros
países calificados como subdesarrollados esto
no es posible.
La flexibilidad abarca no sólo la denominación, sino
los programas que debe ofrecer, las áreas de conocimiento,
el nivel del profesorado, la administración de los recursos
y cómo se da cuenta de los mismos, esto porque se crean asociaciones
civiles que emplean mecanismos para generar una ganancia que no declaran
ante la Secretaría de Hacienda. |
¿Qué
garantizan los Revoes?
En el artículo "La educación superior: Falacias
y problemas" publicado en la revista Nexos de este mes (no.
353, pp. 55-58), Rollin Kent Serna, investigador de la Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla, plantea que la proliferación
de instituciones de educación superior sin regulación
puede solucionarse "apretando un poco los requisitos para la
autorización de nuevos programas (los Reconocimientos de
Validez Oficial de Estudios, Revoes)".
No obstante, Álvarez Mendiola disiente al afirmar que los
Revoes anotan parámetros casi en su totalidad de carácter
administrativo. Son relativamente fáciles de cumplir y eventualmente
de "brincar" porque no implican una acreditación
de programas. Con ello es prudente afirmar que la educación
superior privada crece en un marco de extrema ambigüedad.
Cada estado de la República Mexicana es distinto y por ende
debe tratarse de forma diferenciada. En el caso de los Revoes no
es así, pues en la mayoría de los casos las entidades
adoptan o copian el modelo federal, como en el caso de Veracruz.
Rollin Kent agrega que no sólo los Revoes no funcionan como
mecanismo de control de calidad en el sector privado y que hay un
desarreglo generalizado. "Los sistemas de educación
superior son realidades orgánicas complejas que están
en continuo cambio, tanto desde arriba como desde abajo", es
decir, no sólo repercuten las decisiones gubernamentales,
sino se agregan las múltiples interacciones, los intereses
y los conflictos de sus actores.
Acreditación y certificación son aspectos trascendentales
que se suman a la falta de regulación de la educación
superior. Con base en la investigación que hasta el momento
ha generado el académico del IIE, existen instituciones privadas
que sin estar obligadas acreditan sus programas de estudio. "Probablemente
porque eso llamará la atención en su publicidad ya
que hablar de calidad, independientemente de que la cumplan o no,
tiene un valor estratégico en el mercado", asintió.
A propósito, Kent Serna, quien ha trabajado y publicado junto
a Germán Álvarez, afirma que la acreditación
y la evaluación son mecanismos cada vez más aceptados
por la comunidad académica porque sólo así
se puede mejorar la calidad. Uno de los factores, explica, que podría
detonar esta calidad es la planta docente.
"Si hemos de pensar en mejorar la calidad de la educación
superior de manera sustentable y activar las nuevas energías
que bullen en su seno, no podemos evadir cuestiones como el rigor
y la transparencia en los mecanismos de reclutamiento y promoción
de profesores en todas las instituciones, pero particularmente en
las privadas donde es más lacerante la situación del
profesorado.
"En la educación superior mexicana no se recluta ni
se promueve a un docente por ser buen enseñante. Tampoco
se le despide por ser un mal docente. Y son pocos los incentivos
y las oportunidades para dejar de serlo y profesionalizarse como
académico", aseguró en la publicación
mensual.
¿Educación
pública para pobres y privada para ricos?
Una vertiente de la línea de investigación de Álvarez
Mendiola es la equidad educativa. Comentó que se piensa que
la educación superior privada atenta contra la equidad y
que la pública es totalmente opuesta. Actualmente esto no
es así, afirmó, pues ha demostrado que gradualmente
las escuelas públicas reciben a jóvenes con mayores
posibilidades económicas y las privadas a sectores sociales
con mayores desventajas.
"Obviamente (los de menos recursos) no se van a la Universidad
de las Américas, Iberoamericana, Tecnológico de Monterrey,
etcétera, sino las que tienen cerca de su casa que por menos
de mil pesos mensuales te dan un título luego de cuatro años",
comentó.
Ante este fenómeno, informó, continuará investigando
para hacer una comparación formal y poner en la mesa de discusión
la equidad, porque resultará paradójico que quien
más contribuya a ésta sean las instituciones de educación
privada. Ejemplos se dan en países como Brasil, donde más
de 60 por ciento de su matrícula está en dicho sector
y el ingreso a la pública es muy restringido.
"Debemos aprender de esa experiencia para discernir si es el
camino que nos interesa seguir, si es inevitable o cómo es
posible mejorarlo. Esto incluye que el sector público y privado
en lugar de ser opuestos, se vean como complementarios y para ello
debe existir cooperación que redundará en convenios
de colaboración y movilidad estudiantil y docente",
indicó el académico.
Como su tarea de investigación, Germán Álvarez
ha incluido el proyecto "Las configuraciones sistémicas
estatales y regionales", que además de tomar en cuenta
las instituciones públicas y privadas, analiza la movilización
del estudiantado entre estados, ya que las demandas educativas no
se comportan con base en la división política del
país.
Junto con estudiantes y académicos de diversos estados, pretende
analizar en cinco estados de qué manera se mueven los jóvenes.
Por ejemplo, se ha detectado que Nuevo León absorbe estudiantes
de Coahuila, Tamaulipas, Chihuahua, San Luis Potosí y Durango.
Colima se convierte en expulsor de alumnos que viajan a Jalisco;
igual caso se presenta con los tlaxcaltecos que prefieren irse a
instituciones de Puebla, Veracruz y Distrito Federal.
Aunque todavía no termina de analizar la situación
en Veracruz, adelantó que la salida y llegada de alumnos
es equivalente, aunque la población se concentra en Xalapa
y Puerto de Veracruz, incluso la proveniente del mismo estado. Se
ha detectado que las entidades que exportan a sus jóvenes
para estudiar aquí son Tabasco, Campeche, Yucatán,
Quintana Roo y la parte serrana de Oaxaca.
La información que se obtenga con el incansable trabajo de
investigación de los académicos y de los estudiantes
que participan, servirá para no pensar que México
es homogéneo y aportar datos relevantes que reflejen la diversidad
de cada estado. "Queremos ver los flujos de demanda para entender
una dinámica regional-estatal de su comportamiento",
expresó.
La educación superior pública y privada, la calidad
y acreditación de los programas, la equidad educativa y la
configuración sistemática educativa, no son los únicos
temas que desarrolla Germán Álvarez Mendiola desde
hace un año que llegó al IIE, proveniente del Centro
de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico
Nacional. Además, trabaja en torno a las políticas
públicas, cambios organizacionales y posgrados en Ciencias
Sociales. |