Año 6 • No. 269 • Junio 4 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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  Más de cinco mil kms. cuadrados, en 26 municipios, la zona a preservar
Edith Escalón • Fotos: IIB
• Declarar Reserva de la Biosfera a la región, frenaría el deterioro ambiental y evitaría inundaciones en Martínez de la Torre, San Rafael, Nautla, Vega de Alatorre y Misantla

• Quedan rebasadas las buenas intenciones respecto del uso y aprovechamiento sensato de los recursos naturales
En menos de cinco mil kilómetros cuadrados, la sierra Chiconquiaco-Misantla resguarda más de dos mil 400 especies de plantas y mil 89 de vertebrados, 12 diferentes ecosistemas que capturan carbono, agua y conservan el suelo –entre ellos selvas, manglares, bosques de niebla, dunas costeras, páramos de altura y bosques de pino y encino– y cuatro macrocuencas que abastecen de agua a 26 municipios veracruzanos.

Científicos de la Universidad Veracruzana (UV), estudian ahí la enorme diversidad biológica y han empezado a realizar registros de flora y fauna, así como una intensa colecta de especies para respaldar con la mayor cantidad de información posible el proyecto y, a la postre, convertir a esta zona en una Reserva de la Biosfera.

Esta zona representa casi una cuarta parte de toda la vegetación que existe en la entidad, estimulada por los ríos Colipa, Juchique, Misantla y Nautla. Además del objetivo principal de la conservación biológica, los universitarios ven en esta propuesta –sustentada por más de 100 subproyectos de investigación de diversas disciplinas– la oportunidad de hacer realidad la distribución social del conocimiento, pues al abrigarlo y respaldarlo ante las instancias gubernamentales contribuirán a asegurar su implementación.

Esto implica no sólo la generación de aportes científicos y formación de profesionistas, sino además, el trabajo de vinculación y colaboración con autoridades municipales y con la gente que ahí habita.
Conservación urgente
“Con base en los estudios biológicos que tenemos podemos decir que, a pesar de todo el deterioro y el mal uso que hemos estado haciendo de los recursos naturales, en esta región todavía se conservan manchones o lunares suficientemente representativos de los distintos ecosistemas que estaban, de manera natural, asentados en la zona”, sostuvo Mario Vázquez Torres, investigador del IIB y principal promotor del proyecto.
Aunque la propuesta no está del todo terminada, el investigador advirtió: “Estamos llegando a un límite tal de destrucción de nuestro entorno que ya no tenemos tiempo como para que sólo hasta que dispongamos de información altamente detallada y refinada –desde el punto de vista biológico, ecológico, sociológico y económico– se hagan este tipo de propuestas”.

Agregó que las buenas intenciones y las buenas legislaciones a nivel mundial, respecto del uso y aprovechamiento sensato de los recursos naturales, están siendo rebasadas: “Tenemos que actuar ya”.

Vidas en riesgo
Además de las implicaciones biológicas y ecológicas, Vásquez Torres sostuvo que la declaratoria de Reserva de la Biosfera y el trabajo de conservación, al frenar el deterioro, podría evitar las inundaciones que han sufrido localidades de los municipios de Martínez de la Torre, San Rafael, Nautla, Vega de Alatorre y Misantla en los últimos años, a consecuencia de la incapacidad de los ecosistemas de las zonas altas para absorber adecuadamente el agua (por deforestación y erosión), lo que provoca que los causes se llenen mucho más rápido y se desborden.

“Fue dramático lo que pasó en Misantla hace unos años, y la mejor solución no es construir diques y obras para desviar los ríos, sino adoptar medidas de previsión, en las que estén involucrados todos los actores sociales posibles para poder asegurar que algo así no vuelva a ocurrir, por lo menos con esa magnitud. Esta iniciativa también podría ayudar a reducir estos problemas”, dijo.

Vásquez Torres dijo que el trabajo práctico que hay que hacer es muy grande, y aseguró que lo ideal sería reunir a los 26 alcaldes de la zona, presentarles el proyecto, darles datos y elementos que les permitan entender con mayor claridad la importancia que esto tiene, lo que significará la propuesta de cambios de uso de suelo, etcétera.

Y reiteró: “A nosotros como biólogos y proponentes del proyecto no nos preocupa entrar en detalles como ver qué especies de insectos, aves, anfibios, pastos u orquídeas son endémicos y están en peligro de extinción, esa situación ya fue rebasada; lo que nos preocupa en este proyecto particular es que lo que está en juego es la anulación de los ecosistemas naturales, y estamos hablando de que si no le ponemos un alto a la situación, los problemas van a ser cada vez más graves”, sostuvo.

La universidad, moralmente comprometida
Ante esta situación –aseguró Vásquez Torres– la Universidad tiene que echarse a cuestas este tipo de problemas y sacarlos adelante, “a lo mejor no sale con la finura y la funcionalidad, o no es lo exitoso que quisiéramos, pero creo que moralmente estamos obligados a atender este tipo de problemas”.

Desde su génesis, explicó, este proyecto está planteado para que sea una meta institucional, tiene que ser de toda la UV, por lo que se convocará a aquellos grupos, institutos, facultades y líderes académicos que estén interesados en conducir algunas acciones concretas dentro del proyecto.

“El proyecto es incluyente; estamos pensando en la participación de abogados, arquitectos, antropólogos, lingüistas, economistas y de especialistas de todas las disciplinas de las ciencias biológicas y de la salud. Solamente tomando en cuenta el punto de vista biológico, tenemos 40 subproyectos que están sosteniendo el megaproyecto, cerca de 80 de otras disciplinas, en total, más de 100 que lo sustentan; esto nos indica la magnitud de la empresa que estamos queriendo echar a andar”, dijo.

Una vez que se tenga la propuesta terminada por parte de todas las instancias de la Universidad, se empezará a promover de manera oficial en México y el extranjero para buscar recursos, porque un proyecto de esta magnitud y naturaleza además de implicar la suma de esfuerzos y compromisos, también requiere de muchos recursos para poder aterrizarlo a través de una declaratoria, explicó el investigador.

Investigación en el IIB

Pese a la enorme diversidad, el equipo de investigación ha comprobado la escasa información científica que existe respecto de las especies de flora y fauna de la zona. Ana María Aquino Zapata explica: “No hay un estudio integral, escasamente hemos una decena de artículos, incluyendo ahí estudios publicados en La Ciencia y El Hombre”. No obstante, aseguró que continuará con la búsqueda hasta agotar las fuentes.

César Carvajal Hernández, quien estudia la diversidad de helechos en la zona como parte de su tesis de licenciatura, señaló que a la fecha han encontrado en la zona más de 300 especies y colectado más de 200 que se integrarán al herbario del IIB: “Éstos son muy importantes porque algunos son indicadores de perturbación, e igual que el resto de las plantas capturan carbono, agua y conservan el suelo”.

Luis Lagunes Galindo, quien se ha dedicado a estudiar poblaciones de cycadas (Zamia loddigesii), una especie que sobrevive a la fragmentación de su hábitat por tener un tallo subterráneo, aseguró que de esta especie hay una enorme densidad en la zona: “En algunas partes de Arroyo Hondo, una comunidad de Misantla, he encontrado hasta 300 individuos por hectárea”.

Lo mismo sucede en el caso de Lorena Sánchez Morales, quien trabaja aspectos demográficos y poblacionales con otra especie de cycadas (Zeratozamia mexicana) en Coacoatzintla: “Hay zonas donde un área de 10 por 10 metros he encontrado hasta 150 plantas”.
Herbario

Germán Bojórquez, quien coordina el herbario del IIB, informó que éste resguarda una colección que ya superaba los 10 mil ejemplares de plantas, al que se han sumado 2 mil más con este proyecto.

Para el investigador, la propuesta tiene beneficios múltiples: “No sólo estamos aumentando nuestra colección, sino también estamos sentando las bases para mejorar nuestro servicio, para que investigadores y estudiantes encuentren aquí claridad para sus proyectos. Explicó que confusiones en la información sobre las especies retrasa muchas veces el trabajo de investigación: “Lo que buscamos es mostrar información actualizada y organizada bajo criterios estrictamente científicos”.