Año 7 • No. 271 • junio 18 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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El libro chino
o un milagro viviente
Gina Sotelo

El desarrollo del libro en China y cómo se convierte en la puerta para acceder a la cultura del reino del centro, la escritura como portal de los libros chinos y los inventos chinos que tuvieron que ver con el desarrollo del libro europeo, fueron algunos de los temas que el pasado jueves siete de junio abordó Maité González Linaje en la charla “Nacimiento y desarrollo del libro en China: Del chamanismo a la modernidad”, impartida en la USBI-Xalapa, dentro del marco de actividades de la exposición Persistencia de la memoria: historia del libro del papiro al e-book.

La escritura en China data del neolítico, cuando los chamanes preguntaban a las fuerzas sobrenaturales cómo le iba a ir a la supervivencia del grupo. En soportes naturales como caparazones de tortugas o huesos de animales se grababan pictogramas, estos ejemplos datan de hasta tres mil años antes de Cristo. Más tarde y conforme inicia la edad de bronce, siguieron los objetos de este metal con inscripciones rituales que se realizaban en campanas y vasijas, entre otros.

Maité habló sobre el desarrollo histórico de los ideogramas, explicando que en el inicio de la escritura los primeros dibujos dieron luz a los pictogramas que representaban un objeto, más tarde nacieron los ideogramas que representaban ideas, sentimientos o verbos. La unión de estas formas es una escritura mucho más compleja a base de ideopictogramas: “Tratando de alfabetizar a la gente se simplificaron ciertos caracteres, abstracciones que dividieron el idioma en un chino clásico y un chino sintético. El idioma chino tiene reglas muy complejas para ser escrito y leído; los caracteres tienen reglas muy especiales. En un libro puede haber varios tipos de escritura: de sello, li, regular, cursiva, de hierba, y que están presentes regularmente en las obras de arte”.

El chino fonéticamente tuvo un origen monosilábico, el repertorio de sílabas era pequeño y se usaban tonos o acentos; resulta pues un idioma muy musical que para comprenderlo requiere de un oído muy fino. Pero, ¿cómo se refleja en la escritura?: “Para reentender un libro chino no sólo se debe entender la escritura, sino que se debe tener una capacidad de interpretación muy amplia”.

“Nacimiento y desarrollo del libro en China: Del chamanismo a la modernidad”, tema abordado por Maité González Linaje

La investigadora mencionó que los primeros libros se hacían con barras de bambú o tablillas de madera que eran unidas con cáñamo o seda, por lo perecedero del material no existen muchos ejemplos a la fecha. El papel permitió que las bibliotecas chinas fueran menos abultadas, pues los libros se fabricaban en rollo de papel o seda, eran manuscritos.

Habló además de los materiales del libro, o lo que llamó “los cuatro tesoros del escritorio”: papel, tinta, pincel y piedra o tintero, y de cómo la imprenta china y el papel llegan a Europa: “En el siglo VII, mientras reinaba la dinastía Tang en China, de manera simultánea el Islam se extendía por Medio Oriente. Se encuentran en una guerra los chinos y los árabes perdiendo los primeros en el territorio que hoy se conoce como Uzbekistán. Hacia el siglo VIII los hijos de los soldados chinos en Samarcada crean la primera fábrica de papel”.

Ésta llega a todas las ciudades que pertenecen al Islam, entre ellas España y Francia, ya hacia el siglo XII. Los árabes introducen mejoras al papel como el blanqueado a base de cal.

Maité González habló además de las primeras imprentas chinas: la litográfica, la xilográfica y la de tipos móviles. Sobre cómo es que la imprenta se inventa en Europa, la investigadora cita varios antecedentes chinos que pudieron dar origen a lo que más tarde se le adjudicaría como gran descubrimiento a Johann Gutenberg en 1437, pero que tuvo su origen mucho tiempo antes.

“Estos antecedentes son el uso del papel moneda, la presencia de las cartas chinas, la presencia de los árabes, los contactos político-diplomáticos entre Asia y Europa y la técnica china de grabar textiles”.

Así que cuando la pimienta se asienta en China hay mucha demanda por parte de las dinastías que eran extremadamente cultas y que requerían gran cantidad de libros de diversos géneros: “El desarrollo del libro no sólo se da tras la imprenta sino por la demanda de cultura, como ejemplo tenemos a hombres letrados llamados wenen, como Lao Zi, que promovieron ese amor por los libros que aún permanece en China”.

Maite González Linaje está especializada en estética comparada del arte entre China y Europa, con el título de “Estética e Interculturalidad: Oriente y Occidente”, tema sobre el que imparte un Seminario de Doctorado. Ha dado numerosas conferencias y charlas sobre ello en foros nacionales e internacionales, al igual que ha publicado artículos y textos al respecto.

Su capacidad de investigación le valió una beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes mediante su Fondo de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales para su último libro, publicado en el 2006. Además, es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, titular de Estética e investigadora del Instituto de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana (UV).

Ha viajado varias veces a China, maneja el chino mandarín, y se ha desempeñado como directora del Servicio Bibliográfico Universitario de la UV por su marcado interés en el mundo el libro, entre otros trabajos relevantes.