A
pesar de estar protegidas por decreto, las Áreas Naturales
Protegidas (ANPs) que integran el cinturón verde de Coatepec,
Xalapa y Banderilla, conservan menos de 25 por ciento de la vegetación
original del bosque mesófilo de montaña que antes tenían,
el 75 por ciento restante ha sido degradado.
Se trata de La Martinica, El Cerro de las Culebras, Molinos de San
Roque, El Cerro de la Galaxia, el Macuiltepetl, Pacho Nuevo y los
parques Ecológico Clavijero, Tejar-Garnica, Natura y Barragán
(junto al Seguro Social en Xalapa), que abarcan en conjunto poco más
de 560 hectáreas.
“En la mayoría de esas áreas ya no hay hayas,
encinos, sauces ni liquidámbares, en su lugar quedan ahora
cafetales o acahuales, en el mejor de los casos”, señaló
Jorge Morales Mávil, líder del equipo de investigación
del Instituto de Neuroetología de la Universidad Veracruzana
(UV), quien durante tres años ha realizado el inventario de
las 32 ANPs de Veracruz.
De acuerdo con el experto, resulta preocupante la pérdida de
bosque de niebla, no sólo porque es uno de los ecosistemas
más ricos en flora y fauna, sino porque provee a la sociedad
de servicios ambientales indispensables, como agua, oxígeno
o la captura de carbono.
“Estas ANPs fueron decretadas en los últimos 30 años
para protegerlo, pero ahora sólo quedan fragmentos. Las únicas
que todavía conservan las características originales
son El Parque Clavijero, La Martinica y El Macuiltepetl”, alertó
el investigador.
Animales
en riesgo
El inventario de biodiversidad realizado por la UV muestra que hay
18 especies animales en alguna categoría de riesgo, según
la Norma Oficial Mexicana (NOM), 15 de ellas son anfibios o reptiles
y 3 mamíferos; aunque encontraron 52 en total del primer
grupo y 25 del segundo, de ellas, sólo 12 existen en Veracruz
(endémicas).
Entre las más amenazadas destacan un ratón que vive
en varias de las áreas, sobre todo en el Parque Natura; una
musaraña insectívora, así como varias especies
de salamandras y ranas arborícolas, que habitan en vegetación
específica de los árboles del bosque de montaña,
principalmente en La Martinica.
Morales Mávil reconoció que aunque el inventario de
biodiversidad (proyecto de investigación que financió
el CONACYT desde 2003) está prácticamente concluido,
es necesario hacer más estudios en las áreas naturales
protegidas.
“Hemos visto que algunos animales son abundantes en un área
pero no en otras, aunque el ecosistema es similar en clima y diversidad.
Tendríamos que determinar si hay barreras para algunas especies
y hacer estudios más detallados.”
Explicó además que las otras áreas del cinturón
verde, inclusive parques urbanos como Los Berros, Los Tecajetes
o la vegetación del Campus donde se ubica la USBI, son corredores
para aves: “Hemos registrado a la misma parvada de loros,
por ejemplo, ir del predio Barrarán a Los Berros o a La Martinica”.
Resaltó que en esta investigación, no sólo
cuantificaron la diversidad de anfibios, reptiles y mamíferos,
sino que analizaron la diversidad en su conjunto (incluyendo la
vegetación) para ver cuál es la dinámica del
área.
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