Año 7 • No. 272 • Junio 25 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Centrales

 General

 Reportaje

 Regiones

 Becas y  oportunidades


 Arte

 Deportes
 
 Contraportada

 


 Números Anteriores


 Créditos

 

 

 

La importancia de las manchas de sangre en la escena del crimen
Carolina Cruz
Es muy común en México que la policía o los familiares de una víctima contaminen los indicios de sangre de la escena
Veracruz, Ver.- La investigación de manchas de sangre continúa siendo en criminalística uno de los recursos más confiables con que cuentan los peritos de la escena del crimen, afirma Hermila Durán Rivas, académica de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, quien tuvo a su cargo el “Taller de Manchas de Sangre” en el I Congreso Internacional de Histopatología y Embalsamamiento, que organizó el Instituto de Medicina Forense en la USBI de esta región.

El lugar preferente que ocupa en criminalística se debe, dice la experta, a que es el principal indicio biológico cuando hay violencia. La sangre no se borra tan fácilmente y es común que haya un intercambio entre víctima y victimario; aunque éste lleve guantes o se esmere en limpiar el escenario existen químicos que revelan fácilmente vestigios de sangre. Aunque el más conocido es el Luminol, existen otras sustancias como el Piramidón y la Fenolftaleína  que se pueden usar con el fin de determinar la sensibilidad e interferencia de la sangre frente a diferentes condiciones de soporte, temperatura, tiempo y ambiente.

“Actualmente – informa la académica–, existe una nueva sustancia llamada Bluestar, que ha demostrado su eficacia para identificar residuos de sangre muy añejos, que datan de hace 100 años”.

La criminóloga asegura que el sistema de investigación tradicional ha venido perfeccionándose e incluye el análisis de diversos residuos biológicos para la emisión del diagnóstico, entre ellos uñas, piel, cabellos, semen, orina, excrementos y saliva.  Pero la sangre sigue siendo el recurso más socorrido: “Es fácil de analizar y en 15 minutos se tienen los resultados”.

El hematólogo forense lo primero que hace es identificar si la mancha efectivamente es de sangre, lo que corrobora con reactivos especiales: si la muestra adquiere una coloración morada “indudablemente estamos ante un hallazgo de sangre”, luego hay que descartar que sea sangre de animal.

”Establecer su origen y grupo sanguíneo aporta información útil en el proceso de inclusión o exclusión de sospechosos o víctimas, una vez que comprobamos que se trata de sangre humana, se tipifican su grupo sanguíneo: A, B u O, y si el (factor) rH es negativo o positivo. ”Pero la prueba que nos va a dar una especificad más certera es la del ADN”, dice la también química farmacobióloga.

El hematólogo forense debe conservar ciertas reglas en la escena del crimen para evitar que el producto se contamine, por ejemplo, explica Durán Vargas: “Lo primero que se debe cuidar es el embalaje, la manera de recogerla y luego transportarla al laboratorio”, lo cual se hace con un hisopo que es preservado en una solución salina estéril hasta su llegada al laboratorio; antes, la muestra debió haber sido fijada y fotografiada.

Según la especialista, el principal problema que tienen que enfrentar los peritos hematólogos es la contaminación, una situación –se lamenta–,  muy común en México: “La contaminación se da desde el principio, cuando los policías o los mismos familiares entran  en la escena del hecho; con sólo pisarla están alterando su esencia”.

Hay varios tipos de contaminación, revela: “La que se da con otro material biológico humano ajeno al propio indicio, que produce como resultado la mezcla de perfiles genéticos; la contaminación biológica no humana (por microorganismos) y la química que se origina cuando la muestra se trata con productos químicos que causan su alteración”.

Por otra parte destaca la protección del personal que recoge las muestras: “Las muestras biológicas pueden potencialmente contener agentes patógenos, por eso se tiene mucho cuidado en evitar el contacto con la muestra mediante uso de guantes, mascarilla y bata”. Ella recomienda que el personal que trabaje con este tipo de muestras esté siempre vacunado contra “todo lo posible”.

La especialista, con maestría en criminología, recomienda aislar y proteger lo más rápidamente posible la escena del delito; recoger, si es posible, los indicios biológicos, usar guantes limpios que deben cambiarse con frecuencia; evitar hablar o estornudar sobre las muestras; usar mascarilla y bata u otro tipo de ropa protectora; utilizar material desechable siempre que sea posible; no añadir conservantes a las muestras; dejar secar a temperatura ambiente previamente a ser empaquetadas; empaquetar por separado las muestras en bolsas de papel o cartón evitando las de plástico que condensan la humedad y favorecen la proliferación de bacterias que degradan el ADN y, finalmente, eliminar todo el material desechable empleado en la recogida de muestras. Por supuesto, está prohibido comer, beber o fumar durante el proceso de recolección.