Veracruz,
Ver.- Al contrario de otros países que, al
igual que el nuestro, gozan de amplios litorales costeros, la pesca
deportiva ha recibido poca promoción en México: “Impulsarla
representaría una excelente inversión, pues se está
perdiendo un importante atractivo turístico y deja al estado
de Veracruz sin divisas”.
Es la opinión de Virgilio Arenas, director de la Unidad de
Ecología y Pesquerías de la UV, quien advierte que
“urge desarrollar la pesca deportiva en el estado” y
fundamenta: “En Estados Unidos se reciben alrededor de 40
mil millones de dólares. En la parte norteamericana
del Golfo de México, hay una amplia actividad pesquera
que se calcula en una derrama de alrededor de entre 10 y 12
mil millones de dólares anuales”.
México está muy lejos de obtener estos logros, pues
su infraestructura es limitada y pobre. El puerto de Veracruz cuenta
con apenas dos marinas, es decir, espacios donde los pescadores
deportivos que recorren las costas mexicanas, atraquen y obtengan
servicios de agua, luz eléctrica y cuidado a sus embarcaciones.
Pese a esto, México recibe en sus litorales cientos de miles
de pescadores deportivos al año, cantidad que podría
incrementarse sustancialmente si se invirtiera en construcción,
promoción y organización de torneos para atraer
y desarrollar esta pesca.
La propuesta del doctor en manejo de Pesquerías por la Universidad
de Gales, es que el dinero que entra a México por permisos
para pesca deportiva
–alrededor del 2.5 millones de pesos anuales–
se reinvierta en la creación de marinas, tarea que debe
hacer cada estado:
“Dichos recursos entran a la Federación, luego pasan
a la Tesorería y de ahí a un destino que no sabemos
cuál es”, añadió. Para fortuna del país,
la Comisión Nacional de Pesca y el gobierno federal acordaron
recientemente que estos recursos se regresen a las entidades federativas
para fomentar el desarrollo de la pesca deportiva.
Otro agregado es que alrededor de la pesca deportiva se genera una
importante derrama económica ligada al turismo; sin embargo,
el especialista advierte que las instancias deben vigilar la “moderada
actuación de los pescadores” porque los recursos pesqueros
son extremadamente vulnerables. Por ejemplo, en el norte del Golfo
de México se presenta ya la situación de que cerca
de 75 por ciento de las especies están siendo sobre explotadas
por la pesca deportiva.
Veracruz tiene la posibilidad de pesca desde la parte alta de la
cuenca hasta la parte más baja, el estado posee abundantes
cuerpos y reservorios de agua, ríos y costas donde obtener
desde truchas arcoiris hasta róbalo dorado, sábalo,
vena, sierra: “La variedad de especies disponibles para la
pesca deportiva son sin duda las mismas que pueden ser utilizadas
para consumo. Lo que busca el pescador, por supuesto, tenemos que
entenderlo, es divertirse”, asegura Arenas Fuentes.
La gran diferencia entre la pesca deportiva y la pesca comercial,
reside, al menos en teoría, en que la primera busca
una actividad recreativa que consiste en disfrutar la lucha del
hombre contra el animal que se resiste a ser capturado; mientras
que en la segunda el objetivo es económico, aunque un pescador
deportivo puede, en algunos casos, ser también comercial.
Según opinión de las autoridades más de 50
por ciento de la pesca registrada como deportiva tiene un carácter
comercial, es decir, obtienen un permiso para pesca deportiva y
se dedican a la comercial, entonces “empiezan a pescar
masivamente huachinango, al amparo de un permiso que no es
el correspondiente”.
Para evitar esto, en Estados Unidos existe una corriente conservacionista
que orienta desde niños a adultos hacia el respeto por la
especie, es decir capturar al animal, registrarlo, pesarlo, fotografiarlo
y devolverlo al mar. “Se insiste en que matar a un animal
no es necesariamente lo más exitoso, sino transformar la
actividad deportiva en recreativa, de disfrute y contacto con la
naturaleza”.
Un buen pescador deportivo maneja bien la técnica de supervivencia
del pez: “Cuando capturamos un pez, generalmente éste
queda tan exhausto y sometido a un estrés tan grande que
si no efectuamos correctamente la tarea de liberación, es
casi seguro que ese pez morirá irremediablemente. Esta labor
es más detallada que simplemente poner el pez de vuelta en
el agua. Si cometemos este error, simplemente el pez se irá
sin oportunidad de sobrevivir”.
Las especies más buscadas por los pescadores comerciales
que se hacen pasar por deportivos son la trucha, róbalo,
carpa, pargo, jurel, barracuda y tiburón; los
deportistas de altos vuelos prefieren el macabi, la salometa, el
sábalo, el dorado, el pez vela y el marlín. En México
existen diversos lugares donde se puede practicar la pesca en el
mar. La zona principal es el mar Caribe en el sureste de nuestra
república. En los estados de Yucatán, Quintana Roo
y Campeche se encuentran diversos bajos y lagunas en las que
prácticamente se puede encontrar especies como el macabi,
la palometa, lobina, pez gallo, pejerrey y el sábalo
durante todo el año.
En México, donde esta pesca es incipiente, existe la posibilidad
de que vaya creciendo asociada a la concepción de sustentabilidad,
es decir, una pesca libre y responsable, asevera el experto en pesquerías,
quien además recomienda ponderar la conveniencia de sacar
del mar un pez como el sábalo, que ha vivido más de
90 años, que mide alrededor de dos metros y que tiene un
papel sustancial en la dinámica poblacional.
En el puerto de Veracruz el torneo más famoso es precisamente
el del Sábalo de Plata, cuyo núcleo reproductivo se
da entre el Sistema Arrecifal Veracruzano y la Antigua. En este
caso, asegura Virgilio Arenas, las autoridades deben tener mucho
cuidado en cuanto a quién expiden el permiso –que tiene
un irrisorio costo de 110 pesos–, porque los arrecifes
puede verse dañados: “Necesitamos desarrollar
la pesca, pero también regularizarla”, explica.
En Estados Unidos la información sobre pesca deportiva se
empezó a documentar en forma sistematizada desde 1980, el
gobierno sabe qué especies se pescan, dónde, cuántas
y el impacto sobre las poblaciones, lo que le ha permitido generar
una regulación adecuada. “En México ese
proceso inició alrededor del año 2002, así
que contamos con información aún muy escasa”,
añade.
Ese es parte del trabajo con el que puede contribuir la UV,
afirma Virgilio Arenas, quien participó en el Primer Simposium
de Pesca Deportiva en el estado de Veracruz, celebrado en Boca del
Río. A partir de esta experiencia, su dictamen es que, efectivamente,
la entidad hay excelentes oportunidades de pesca deportiva, pero
la información que se tiene es empírica: “La
Universidad necesita, para intervenir adecuadamente en la generación
de propuestas, que impulsen el desarrollo sustentable de esta actividad.
Además, necesita información sobre cuántos
torneos existen, cuántos pescadores deportivos están
registrados, cuáles son sus características
socioeconómicas, en qué sitios pescan y qué
artes de pesca utilizan, entre otras variables”, asegura el
director de la Unidad de Ecología y Pesquerías de
la UV.
La pesca deportiva es una alternativa de desarrollo aún sin
explotar y que podría generar riqueza y apertura de empleos,
pero se requiere promover la actividad y, sobre todo, “ofrecer
la infraestructura adecuada para que los amantes de este deporte
vengan a nuestras costas, pero bajo una pesca reglamentada por el
estado”. Al respecto, se calcula que hay alrededor de unos
diez mil pescadores deportivos inscritos a nivel nacional.
Virgilio Arenas insiste en que la recreación debe ir de la
mano de la conservación: “Aunque la pesca tradicional
en Veracruz está agotada desde hace 10 o 15 años,
tenemos como opción la pesca deportiva; la otra es la maricultura,
y la tercera la biotecnología marina: tres líneas
en las cuales la UV trabaja, apuntalando el desarrollo de Veracruz”,
añade.
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