Año 7 • No. 274 • julio 9 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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Aumenta la población de
adultos mayores en México
Carolina Cruz
Veracruz, Ver.- Dentro de pocos años las parejas tendrán que educar a sus hijos al mismo tiempo en que atienden a sus padres debido a la tendencia en el crecimiento poblacional, pues las parejas tienen cada vez menos hijos, mientras que el adulto mayor, que va ampliando sus expectativas de vida, conformará más de la mitad de la población general, asegura Graciela Carrillo, del Instituto de Investigaciones Médico-Biológicas de la Universidad Veracruzana (UV).

La académica, al hablar de esta transición epidemiológica, señala que el fenómeno no es para un futuro lejano: “Muchas familias ya están viviendo esta problemática”, especialmente porque incorporan a sus padres como un elemento más de cuidado ya que padecen enfermedades crónico-degenerativas.

En México la población actual es de 103 millones 263 mil 388 habitantes, según estadísticas del INEGI de junio de 2006. La esperanza de vida se mantiene en un promedio de 74.5 años, indica la misma fuente.

“En nuestro país, la esperanza de vida lleva en el futuro a una población envejecida, ya que la tasa de natalidad, aunque lenta, tiende a disminuir. Esto forzosamente tendrá que impulsar profundos cambios en nuestra manera de ser y de pensar. Las personas tendrán que adaptarse a los nuevos ritmos de la vida social, a las cambiantes percepciones del curso de la vida, a las nuevas normas y expectativas sociales relacionadas con la edad, a fenómenos sociales emergentes como la proliferación de familias multigeneracionales y el surgimiento de nuevos arreglos residenciales y domésticos. Con sus consecuencias en las relaciones sociales y familiares”.

Ante tal situación, Carrillo Toledo, prevé que desde ahora los gobiernos deben abrir opciones de trabajo para los adultos mayores y los jubilados que se encuentran en buenas condiciones físicas para desempeñar diversas labores: “Se debe aprovechar la experiencia que tienen, si bien su trabajo no será tan ágil como el de un joven, sí será hecho meticulosamente, lo cual los vuelve excelentes para cargos como archivistas, bibliotecarios, consejeros”, con lo cual se elevaría su autoestima y no dependerían tanto económicamente de sus hijos.

La académica recomienda al Estado que prevea esta situación y cree un programa de inclusión de adultos mayores en oficinas, donde pueden realizar un gran papel. “Hasta ahora –señala–, la atención que se les brinda es completamente paternalista, hay albergues donde tienen comida, un techo y en ocasiones hasta vestimenta”, pero eso no remedia sus necesidades secundarias: el sentirse útiles porque todavía lo pueden ser.

Acusa que la gran mayoría de los adultos mayores no cuenta con una pensión y casi dos terceras partes de quienes sí la tienen no perciben lo suficiente para cubrir sus necesidades básicas. Para el futuro deberá asegurarse la viabilidad y el equilibrio financiero que aseguren pensiones dignas y suficientes.

“Algunos de estos cambios que se hacen necesarios por el aumento en la esperanza de vida, aunados a déficit socioeconómicos, emergerán tarde o temprano como fuentes de tensión cada vez mayores para la familia. Los integrantes de generaciones más recientes, que son menos numerosas por el descenso de la natalidad, se verán obligados a hacer frente a la atención simultánea de los hijos y los padres, cada vez por un tiempo más prolongado. Además, tendrán un menor número de hermanos con quienes compartir la responsabilidad; esto podría deteriorar el papel de la familia con fuente exclusiva de apoyo a los adultos mayores”.

En México se considera al adulto mayor a partir de los 60 años, cuando aún mantienen sus capacidades físicas y mentales casi íntegras; en Europa alcanzan esta categoría a los 65 años porque llevaron un estilo de vida más saludable, lo cual nos remite a otro aspecto de la problemática: atender la salud oportunamente para que no se presenten, o al menos se atenúen, las enfermedades crónico-degenerativas.

Denuncia que nuestra sociedad tiende a menospreciar a los adultos mayores: “Lamentablemente los vuelven alineados, marginados, son molestos para la comunidad” y lamenta que no se aprovechen como una rica fuente de talentos y experiencias. Sobre los albergues futuros, indica que tendrán que cambiar también sus roles: pasar de paternalistas a escuelas de capacitación en oficios, agencias de colocación de empleos, formación de talleres artísticos.