|
|
 |
Aumenta
la población de
adultos mayores en México
Carolina Cruz |
Veracruz,
Ver.- Dentro de pocos años las parejas tendrán
que educar a sus hijos al mismo tiempo en que atienden a sus padres
debido a la tendencia en el crecimiento poblacional, pues las parejas
tienen cada vez menos hijos, mientras que el adulto mayor, que va
ampliando sus expectativas de vida, conformará más de
la mitad de la población general, asegura Graciela Carrillo,
del Instituto de Investigaciones Médico-Biológicas de
la Universidad Veracruzana (UV).
La académica, al hablar de esta transición epidemiológica,
señala que el fenómeno no es para un futuro lejano:
“Muchas familias ya están viviendo esta problemática”,
especialmente porque incorporan a sus padres como un elemento más
de cuidado ya que padecen enfermedades crónico-degenerativas.
En México la población actual es de 103 millones 263
mil 388 habitantes, según estadísticas del INEGI de
junio de 2006. La esperanza de vida se mantiene en un promedio de
74.5 años, indica la misma fuente.
“En nuestro país, la esperanza de vida lleva en el futuro
a una población envejecida, ya que la tasa de natalidad, aunque
lenta, tiende a disminuir. Esto forzosamente tendrá que impulsar
profundos cambios en nuestra manera de ser y de pensar. Las personas
tendrán que adaptarse a los nuevos ritmos de la vida social,
a las cambiantes percepciones del curso de la vida, a las nuevas normas
y expectativas sociales relacionadas con la edad, a fenómenos
sociales emergentes como la proliferación de familias multigeneracionales
y el surgimiento de nuevos arreglos residenciales y domésticos.
Con sus consecuencias en las relaciones sociales y familiares”.
Ante tal situación, Carrillo Toledo, prevé que desde
ahora los gobiernos deben abrir opciones de trabajo para los adultos
mayores y los jubilados que se encuentran en buenas condiciones físicas
para desempeñar diversas labores: “Se debe aprovechar
la experiencia que tienen, si bien su trabajo no será tan ágil
como el de un joven, sí será hecho meticulosamente,
lo cual los vuelve excelentes para cargos como archivistas, bibliotecarios,
consejeros”, con lo cual se elevaría su autoestima y
no dependerían tanto económicamente de sus hijos.
La académica recomienda al Estado que prevea esta situación
y cree un programa de inclusión de adultos mayores en oficinas,
donde pueden realizar un gran papel. “Hasta ahora –señala–,
la atención que se les brinda es completamente paternalista,
hay albergues donde tienen comida, un techo y en ocasiones hasta vestimenta”,
pero eso no remedia sus necesidades secundarias: el sentirse útiles
porque todavía lo pueden ser.
Acusa que la gran mayoría de los adultos mayores no cuenta
con una pensión y casi dos terceras partes de quienes sí
la tienen no perciben lo suficiente para cubrir sus necesidades básicas.
Para el futuro deberá asegurarse la viabilidad y el equilibrio
financiero que aseguren pensiones dignas y suficientes.
“Algunos de estos cambios que se hacen necesarios por el aumento
en la esperanza de vida, aunados a déficit socioeconómicos,
emergerán tarde o temprano como fuentes de tensión cada
vez mayores para la familia. Los integrantes de generaciones más
recientes, que son menos numerosas por el descenso de la natalidad,
se verán obligados a hacer frente a la atención simultánea
de los hijos y los padres, cada vez por un tiempo más prolongado.
Además, tendrán un menor número de hermanos con
quienes compartir la responsabilidad; esto podría deteriorar
el papel de la familia con fuente exclusiva de apoyo a los adultos
mayores”.
En México se considera al adulto mayor a partir de los 60 años,
cuando aún mantienen sus capacidades físicas y mentales
casi íntegras; en Europa alcanzan esta categoría a los
65 años porque llevaron un estilo de vida más saludable,
lo cual nos remite a otro aspecto de la problemática: atender
la salud oportunamente para que no se presenten, o al menos se atenúen,
las enfermedades crónico-degenerativas.
Denuncia que nuestra sociedad tiende a menospreciar a los adultos
mayores: “Lamentablemente los vuelven alineados, marginados,
son molestos para la comunidad” y lamenta que no se aprovechen
como una rica fuente de talentos y experiencias. Sobre los albergues
futuros, indica que tendrán que cambiar también sus
roles: pasar de paternalistas a escuelas de capacitación en
oficios, agencias de colocación de empleos, formación
de talleres artísticos. |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|