Año 7 • No. 278 • Agosto 27 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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Miles de estudiantes y académicos del Viginia Tech, acompañados de familiares, se reunieron en el patio central del campus la noche del incidente y encendieron velas en honor de las víctimas
La semana pasada, sus compañeros en EUA volvieron a clases
Vivir en paz hoy es asegurar el futuro: estudiante del Virginia Tech

Gina Sotelo y Juan Carlos Plata
Estudiantes y un académico del Virginia Tech estuvieron en la Escuela para Estudiantes Extranjeros de la UV

Hablaron de la masacre ocurrida en su universidad y opinan sobre cómo evitar este tipo de incidentes

“Todos en el mundo somos diferentes. No vale la pena odiar a la gente que no es parecida a ti”: Michelle King, estudiante del Virginia Tech
Blacksburg, Virginia. 16 de abril de 2007, 7:15 horas.
Seung-Hui Cho –23 años, estudiante de inglés de la Universidad Politécnica de Virginia, conocida como Virginia Tech– camina por uno de los pasillos del edificio de dormitorios conocido como West Ambler Johnston Hall del campus universitario. Se encuentra con los estudiantes Emily Hilscher y Ryan Clark y, sin mediar palabra, les dispara y los asesina.
Cho deja la escena del crimen, camina hasta una oficina de correos del campus y a las 9:01 de la mañana envía a la redacción del noticiero de la cadena NBC un paquete con fotos y videos de él mismo con vestimenta militar y apuntando armas de fuego a la cámara y a su sien. En uno de los videos, Cho asegura: “Tuvieron millones de oportunidades para evitar que yo hiciera esto, pero no hicieron nada”.

Menos de 20 minutos después, el joven de origen coreano ingresa al edificio de aulas Norris Hall, busca un salón concurrido, irrumpe en una clase de alemán y dispara en al menos 174 ocasiones. Mata a 30 personas e hiere a 25 más, para luego suicidarse.

La masacre más sanguinaria de la historia moderna de Estados Unidos estaba consumada.

En julio, y a sólo unos meses de los trágicos hechos, un grupo de estudiantes del Virginia Tech visitaron Xalapa para tomar cursos de verano por espacio de seis semanas en la Escuela para Estudiantes Extranjeros (EEE) de la Universidad Veracruzana (UV). En ese tiempo, además de sus clases de español compartieron con familias mexicanas con las que sintieron no sólo su apoyo moral sino, además, su solidaridad y cariño. Mientras tanto, la semana pasada, sus compañeros en EUA volvieron a clases al trágicamente célebre campus.

Un par de testimonios
La académica estadounidense Jacqueline Bixler vino nuevamente a la EEE, acompañando a 17 estudiantes norteamericanos. Ella habló sobre su estancia en México: “Después de lo que pasó allá los chicos están muy sensibles y temerosos. Fue un día de sirenas de la policía que queremos olvidar, por eso nos ha hecho bien venir a Xalapa que es un sitio muy tranquilo”.

Bixtler recuerda que ese 16 de abril asistió a su primera clase muy temprano. A las 9:26 recibió un correo electrónico interno en el cual se le informaba que un francotirador en Norris Hall había matado a dos estudiantes, que la policía investigaba y que debían reportar si veían a algún sospechoso. A las 9:45 recibió un segundo correo en el que se les pedía que no se movieran, no salieran de sus lugares de trabajo ni se asomaran por las ventanas porque el francotirador estaba suelto.

“Los teléfonos estaban saturados y no pude comunicarme a casa sino hasta tres horas más tarde. Conseguimos una televisión y fue cuando nos enteramos de que el número de muertos era de 32 en total y que había sido algo planeado porque el asesino cerró con cadenas que no se pueden cortar tres salidas de edificios; no había modo ni de entrar ni de salir”.

De manera serena, la profesora menciona que fue un día muy duro para ella y la primera clase que impartió luego del trágico suceso ha sido la más difícil en sus 27 años de carrera: “Ese día se borró la diferencia entre profesores y alumnos. Todos estábamos muy abrumados y llorando, tratando de demostrarnos afecto y buscando fortaleza y solidaridad. ¡Y es que al menos alguien en el campus conocía a alguna de las víctimas!”

Las familias de Xalapa –dice Bixtler– han sido muy cariñosas con los estudiantes: “Este viaje para todos ha sido muy benéfico pues es una manera de seguir la terapia, de distraernos un poco; además, en la UV hemos sentido
mucho apoyo”.

Comenta que desde hace cinco años viene a Xalapa con estudiantes de Virginia Tech y siempre la han recibido bien en la UV: “A veces no nos perdonan los partidos de futbol o la política de Bush, pero la mayoría de los mexicanos entienden que no somos ni partidarios de Bush ni miembros del equipo americano de futbol”.

La profesora reflexiona que en los Estados Unidos viven en un mundo paradójico “donde, por un lado, nos enseñan desde niños a respetar la diversidad y las diferencias culturales. Por otro lado, ese mismo respeto y esa misma tolerancia permiten que lleguen a pasar cosas como la muerte completamente sin sentido y al azar de 32 estudiantes y profesores que amanecieron aquella mañana y fueron a sus clases sin idea de lo que les esperaba.

”Es importante respetar las diferencias culturales, étnicas, etcétera, pero a la vez hay que aprender a reconocer el punto en el que esa ‘diferencia’ se vuelve un peligro. Los de Virginia Tech esperamos que los eventos de abril sirvan de lección para que este tipo de tragedia no vuelva a pasar jamás”, añadió.
Michelle King tiene 19 años de edad y estudia Relaciones Internacionales, Español y Sociología. Sobre su recibimiento en México dice: “La UV extendió un muy sentido mensaje de solidaridad sobre lo que pasó en abril durante la fiesta de bienvenida”.

Para ella, estar aquí no fue diferente que estar en la ciudad donde vive fuera de la universidad: “Tengo una familia aquí, tengo amigos y casi nadie habla de lo que pasó. Unas veces recibimos comentarios sobre ‘el coreano’. Pero creo que lo mejor aquí es que la mayoría de la gente no nos relaciona con eso”.

Ella recuerda cómo fue ese día de abril en su vida: “Perdí el autobús a la escuela y entonces me quedé en mi departamento. Tuve mi clase de conversación en español, con la directora Jacqueline Bixler quien está aquí con nosotros. Y le mandé correos electrónicos pidiendo que no me contara ausente porque no había pasado otro autobús. Después, mi compañero de cuarto me llamó para decirme que tenía que prender la tele porque algo estuvo pasando en el campus. Y allá me quedé el resto del día. Mis compañeros del cuarto y yo pegados a las noticias, mirando con horror lo que estaba pasando a unas cuatro cuadras de distancia”.

Michelle manda un mensaje a los estudiantes mexicanos sobre este panorama mundial en el que prevalece el odio, la segregación, la ira y las diferencias raciales: “Todos en el mundo somos diferentes; tenemos piel diferente, religiones diferentes y culturas diferentes. Pero todos somos seres humanos.
No vale la pena odiar a la gente que no es parecida a ti. Tampoco vale la pena tener resentimiento por cosas que ocurrieron en el pasado. Mejor vive en paz hoy para asegurar la esperanza del futuro”.