Año 7 • No. 286 • Octubre 22 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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Es un problema de salud alimentaria, dice experto
Afecta memoria y aprendizaje el bajo consumo de grasas

Edith Escalón


Alfonso Valenzuela, investigador de la Universidad de Chile
El bajo consumo de grasas omega 3 y 6, ácidos que contienen por ejemplo los aceites de origen vegetal y los productos del mar, afecta la memoria, el aprendizaje y la inteligencia, lo que se ha convertido en un problema de salud alimentaria, aseguró Alfonso Valenzuela, Director del Laboratorio de Lípidos y Antioxidantes de la Universidad de Chile.

“La gente asocia su consumo con la obesidad, la hipertensión, la diabetes y otros padecimientos, por esto ahora ha crecido la aversión a estos alimentos, y ha provocado deficiencias severas sobre todo en los niños y las personas de la tercera edad”, aseguró en la jornada de conferencias que para celebrar el Día Mundial de la Alimentación realizó el pasado 16 de octubre la Facultad de Nutrición de la Universidad Veracruzana (UV), en Xalapa.

Dijo que es fundamental aprender a distinguir entre grasas “buenas” y “malas”, y que el control alimenticio con nutriólogos puede ser una alternativa para la población “que sufre en su salud las consecuencias de omitir ciertos alimentos, sobre todo naturales, pues cada uno contiene nutrientes esenciales para un adecuado desarrollo de las capacidades del cuerpo humano”.

El investigador, también consultor de la industria de alimentos en Chile, aseguró que en el mundo occidental hay una abundancia de alimentos con ácidos grasos omega 3, entre ellos los aceites de origen vegetal, particularmente los de cártamo, canola y soya, y que los omega 6 abundan en los productos del mar.

Reconoció que el reto de los gobiernos latinoamericanos es incrementar el consumo de estas grasas en la población más vulnerable, ya sea promocionando los alimentos que los contienen o desarrollando productos que los aporten como complementos alimenticios.

Para lograrlo, dijo, es necesario promover una mancomunión entre los centros de investigación, los intereses gubernamentales y la industria, pues sólo vinculados y trabajando por el mismo objetivo será posible diseñar y poner en marcha estrategias económicamente viables, socialmente productivas, y que lleguen a la mayor parte de la población.

“En Chile hemos propuesto incorporar alimentos o productos de este tipo a los programas de alimentación infantil gubernamentales, pues aunque sí hay alternativas de venta que elaboran algunas empresas, su costo es elevado y muchas veces inaccesible para gran parte de la población”, comentó.

Dijo que en Europa la variedad de productos con Omega 3 y 6 es impresionante; Estados Unidos se incorporó tardíamente al desarrollo, y los que llevan el liderazgo son Japón y Corea: “Si en Latinoamérica queremos generaciones con una mayor capacidad de aprendizaje tenemos que aportarles, entre otras cosas, una cantidad adecuada de estos ácidos grasos, que son de los que nutricionalmente son deficitarios”.