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Es
un problema de salud alimentaria, dice experto
Afecta memoria y aprendizaje el bajo consumo de grasas
Edith Escalón
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Alfonso
Valenzuela, investigador de la Universidad de Chile
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El bajo consumo de grasas omega 3 y 6, ácidos que contienen
por ejemplo los aceites de origen vegetal y los productos del mar,
afecta la memoria, el aprendizaje y la inteligencia, lo que se ha
convertido en un problema de salud alimentaria, aseguró Alfonso
Valenzuela, Director del Laboratorio de Lípidos y Antioxidantes
de la Universidad de Chile.
“La gente asocia su consumo con la obesidad, la hipertensión,
la diabetes y otros padecimientos, por esto ahora ha crecido la aversión
a estos alimentos, y ha provocado deficiencias severas sobre todo
en los niños y las personas de la tercera edad”, aseguró
en la jornada de conferencias que para celebrar el Día Mundial
de la Alimentación realizó el pasado 16 de octubre la
Facultad de Nutrición de la Universidad Veracruzana (UV), en
Xalapa.
Dijo que es fundamental aprender a distinguir entre grasas “buenas”
y “malas”, y que el control alimenticio con nutriólogos
puede ser una alternativa para la población “que sufre
en su salud las consecuencias de omitir ciertos alimentos, sobre todo
naturales, pues cada uno contiene nutrientes esenciales para un adecuado
desarrollo de las capacidades del cuerpo humano”.
El investigador, también consultor de la industria de alimentos
en Chile, aseguró que en el mundo occidental hay una abundancia
de alimentos con ácidos grasos omega 3, entre ellos los aceites
de origen vegetal, particularmente los de cártamo, canola y
soya, y que los omega 6 abundan en los productos del mar.
Reconoció que el reto de los gobiernos latinoamericanos es
incrementar el consumo de estas grasas en la población más
vulnerable, ya sea promocionando los alimentos que los contienen o
desarrollando productos que los aporten como complementos alimenticios.
Para lograrlo, dijo, es necesario promover una mancomunión
entre los centros de investigación, los intereses gubernamentales
y la industria, pues sólo vinculados y trabajando por el mismo
objetivo será posible diseñar y poner en marcha estrategias
económicamente viables, socialmente productivas, y que lleguen
a la mayor parte de la población.
“En Chile hemos propuesto incorporar alimentos o productos de
este tipo a los programas de alimentación infantil gubernamentales,
pues aunque sí hay alternativas de venta que elaboran algunas
empresas, su costo es elevado y muchas veces inaccesible para gran
parte de la población”, comentó.
Dijo que en Europa la variedad de productos con Omega 3 y 6 es impresionante;
Estados Unidos se incorporó tardíamente al desarrollo,
y los que llevan el liderazgo son Japón y Corea: “Si
en Latinoamérica queremos generaciones con una mayor capacidad
de aprendizaje tenemos que aportarles, entre otras cosas, una cantidad
adecuada de estos ácidos grasos, que son de los que nutricionalmente
son deficitarios”. |
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