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Tristana
Roberto
Ortiz Escobar
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El
ciclo dedicado a Luis Buñuel por el Departamento de Cinematografía
de la Universidad Veracruzana se sigue presentando en el Aula Clavijero
de Juárez 55 en su horario acostumbrado de 18:00 horas. Hoy
se proyectará La joven (The Young One, 1960), el miércoles
23 Diario de una recamarera (1964) y el viernes 25 Tristana (1970).
En la década de los sesenta Buñuel finiquitó
su trabajo fílmico en México, hizo una coproducción
con Estados Unidos (La joven) y enfiló sus baterías
finales a Francia, país donde iniciara su carrera con dos obras
fundamentales del surrealismo: Un perro andaluz (1928.1929) y La edad
de oro (1930).
En el caso de Tristana, si bien el proyecto se concretó en
1970, la idea de adaptar a Benito Pérez Galdós (primeramente
fue con Nazarín en 1958) se remonta a principios de los cincuenta
y se pensó que los roles principales serían para Ernesto
Alonso y Silvia Pinal. El plan no prosperó y para 1962 se intentó
de nueva cuenta, ahora en España, pero la censura respondió
que no estaba interesada en proyecto alguno del director aragonés.
Años después se insistió y cuando un censor le
dijo a Buñuel que España no estaba preparada para una
cinta dirigida por él, la respuesta del cineasta fue que se
plegaría totalmente a lo estipulado por el guión.
Filmada en Toledo, Buñuel hace de Tristana una obra crepuscular
que aborda los conflictos del final de la existencia humana y su vínculo
doloroso con el erotismo. No es casual que en obras como El (1952)
y Viridiana (1961), los deseos obsesivos del maduro Francisco Galván
(Arturo de Córdova) y del viejo don Jaime (Fernando Rey), sean
los móviles que conduzcan a la locura y la muerte.
Cuando Buñuel tenía 52 años realizó El,
visión implacable de los celos que atormentan a un caballero
de Colón desde su primera noche de bodas y cuyos arrebatos
patológicos tal vez puedan resarcirse en la atmósfera
contemplativa y meditabunda de un convento. Si bien en Viridiana están
presentes las inquietudes de un vejete suicida que narcotiza a su
sobrina con tal de poseerla, de manera mucho más cruel el personaje
de don Lope en Tristana (también interpretado por Fernando
Rey) nos remite a las aspiraciones ridículas de un anciano
que se piensa gratificado por el amor de una bella joven que regresa
a él después de vivir una aventura con un pintor (Catherine
Deneuve como Tristana). Con ingredientes oníricos y de humor
negro, Buñuel lleva hasta sus últimas consecuencias
la forma como el deseo es frenado altivamente por Tristana, quien
además no admite compasión al abrir las puertas de la
estancia de don Lope para que el frío invernal ingrese al recinto
y acelere la muerte del anciano.
En buena medida los personajes de las dos cintas sugieren las preocupaciones
de un artista que jamás renunció a los pronunciamientos
liberadores del erotismo, pero a los cuales se anteponían las
ataduras sociales y religiosas. No es gratuito que en el discurso,
don Lope sea anticlerical y asuma un aire anarquista.
Cuando realiza Viridiana Buñuel tenía 71 años
y al filmar Tristana cumplía 70. En el libro Prohibido asomarse
al interior, Luis Buñuel admitió cierto parentesco con
los personajes españoles de las dos cintas: “es posible
que sea algo autobiográfico. Tenemos algo en común:
la vejez”. En el remate de su carrera encontramos una especie
de tratado sobre las dificultades de concretar los deseos insatisfechos
en Ese oscuro objeto del deseo (1977), también con Fernando
Rey y la presencia de dos actrices en un mismo papel para acentuar
las fantasías y el misterio que la belleza femenina provoca
en el hombre. |
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