Año 8 • No. 306 • Abril 21 de 2008 Xalapa • Veracruz • México
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Será en el Palacio de Bellas Artes
En mayo, magno homenaje
a Emilio Carballido

Gina Sotelo

Seguramente nunca serán suficientes los homenajes para despedir a una figura de la talla de Emilio Carballido, hombre fundamental en el desarrollo de la dramaturgia mexicana del siglo XX; ahora, y coincidiendo con el natalicio del escritor, se le rendirá una afectuosa despedida en el Palacio de Bellas Artes.

El reconocimiento estará a la altura de la trayectoria y grandeza de la vida y obra de este autor fundamental de lengua hispana. El homenaje se realizará en colaboración con la Universidad Veracruzana (UV), la UNAM y la Sociedad General de Escritores de México (Sogem) el próximo 22 de mayo.

El homenaje se suma a los ya realizados, como el que se efectuó el pasado marzo en el Virginia Tech de Blacksburg, Virginia, durante el encuentro titulado “Repensando el teatro latinoamericano”, efectuado del 26 al 29 de ese mes.

La mesa redonda Homenaje a Carballido se integró por Jacqueline Bixler del Virginia Tech; Beatriz Rizk del International Hispanic Theatre Festival of Miami; Luis Marín, director de Profesionales del Teatro A.C., y Héctor Herrera, director de la revista Tramoya. Se presentó además el video Viajes y vida, conversaciones con Emilio Carballido, realizado por Gisel Amezcua.

En Yucatán también le hicieron un homenaje al maestro el pasado
29 de febrero en el Teatro José Peón Contreras, ante un numeroso público. En la emotiva ceremonia se representaron fragmentos de sus obras más representativas como Rosa de dos aromas, Lelu, Felicidad, El espejo 2, Te juro Juana que tengo ganas, Dr. Leñaverde, Orinoco y Fotografía en la playa.

Participaron además Patricia Ancira, el dramaturgo José Ramón Enríquez, la maestra Nancy Roche, además de algunos parientes del homenajeado, quienes brindaron sinceras palabras de agradecimiento ante todos los que participaron en el evento.

Del 21 al 25 de mayo se llevará a cabo la Feria del Libro Teatral en el Teatro Julio Castillo, dedicada a Emilio. Ahí se presentará el último número de Tramoya en memoria del escritor orizabeño, que incluye la obra inédita Un gran ramo de rosas y testimonios escritos sobre él.

Habrá una exposición con vestuario de las obras de Emilio, objetos personales como su máquina de escribir, un abrigo, sus lentes y sus cuadernos. Un gran ramo de rosas se estrenará en agosto en Xalapa.

Recordando a Emilio
Héctor Herrera, compañero de más de dos décadas de Emilio Carballido, habla de cómo ha sido su vida tras la partida física de Emilio, motivo que lo lleva a querer mantener su obra viva: “En ese sentido yo heredé una gran responsabilidad porque no sólo soy la persona que como compañero estaba al lado de Emilio, soy quien se encargaba de todos sus asuntos, sobre todo últimamente, y ahora más que nunca quiero cuidar la obra y que ésta sea respetada”.

Carballido dejó algunos manuscritos, diarios, notas personales y correspondencia que serán dadas a conocer, así lo dice el Director de Tramoya: “Algunas cosas las destruyeron sus gatos, como él mismo lo mencionó alguna vez, pero todavía hay mucho material. Él quería que se dieran a conocer, sólo es cuestión de revisarlas y seleccionar este valioso material que es de otras épocas, de otros momentos”.

Recuerda cómo Carballido irradiaba energía, cómo envejeció su cuerpo mas no su mente: “Yo le decía: ‘Tienes un corazón y un alma de un niño en el cuerpo de un adulto mayor’. Él tenía una energía para hacer cosas. Antes de que se enfermara siempre dormía siesta, tenía una capacidad de dormir en cualquier lugar”.

Como dato curioso menciona que un día estaban en el museo Louvre en París y tras horas de andar y de cargar cosas, de repente vio una banca sin respaldo, se sentó y le dijo: “Espérame tantito, me voy a dormir un rato”. Se durmió sentado y al despertarse me dijo: “Vamos a seguir viendo el museo, faltan tres horas para que lo cierren y yo cansadísimo”.

Sobre su afición a los aviones menciona que viajar le parecía fantástico: “Le encantaba cuando daban cocteles y de comer en los aviones. Se tomaba un vino, veía las películas, se dormía. Viajar para él era como sacar su alma infantil, sobre todo en los viajes largos”.

Y concluye: “Estoy aprendiendo a no vivir con Emilio; es una cosa difícil pero hay que hacerlo. Llegar a entender mi casa me ha costado un poco de trabajo, pero lo he suplido con el trabajo y con el cariño que tengo por Emilio y por estos 20 años que me han ayudado a seguir adelante; además, he recibido muchas muestras de cariño y sobre todo un inmenso respeto hacia mi persona”.