Año 8 • No. 306 • Abril 21 de 2008 Xalapa • Veracruz • México
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  Discurso de
Josefina Vázquez Mota
Secretaria de Educación Pública, en la ceremonia de Ofrenda a la Tierra y el Agua previa al inicio de la construcción de la sede Huasteca de la Universidad Veracruzana Intercultural, en Ixhuatlán de Madero, Veracruz
Muy buenas tardes tengan todos ustedes.

Quisiera iniciar mi intervención compartiéndoles una vivencia muy reciente que tuve en la Universidad Intercultural de Quintana Roo, y después, también en la Universidad Intercultural en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, cuando llegamos a colocar la primera piedra de esa universidad.

Recuerdo que antes de la colocación hubo una ceremonia de los embajadores mayas y cuando pregunté qué significado tenía esa ceremonia, la respuesta fue para mí una lección extraordinaria de vida y también de esa consistencia, esa unidad con la naturaleza.

Los gobernadores mayas me explicaron que en la ceremonia le estaban pidiendo permiso a la tierra para tirar los árboles que necesitaban para construir la universidad, porque en su percepción cada árbol sostiene una estrella y si esos árboles se tiraban sin permiso de sus dioses, se perderían estrellas en el universo.

Hace ocho días estuve en Chiapas y un estudiante –como lo han hecho ustedes ahora– habló de la importancia de entendernos mejor, él decía:
“Yo soy de aquí y soy el primero de mi comunidad y de mi generación que llega a la universidad, y estoy aquí porque quiero que nos entendamos mejor, para estar más unidos”.

Hoy vengo al estado de Veracruz, al que he visitado en tantas ocasiones, al que he caminado y al que he aprendido a querer de manera especial.

Quiero agradecer al señor gobernador, a mi amigo Fidel Herrera, su calidez y su nueva convocatoria para seguir juntos en la agenda educativa a la que el presidente Calderón le ha dado la mayor importancia para México; a esta apuesta que el Presidente de México hace como la mejor apuesta para la libertad de todos nosotros.
Y quiero reconocer de manera muy especial, a mi queridísimo amigo, Raúl Arias Lovillo, rector de la Universidad Veracruzana. Raúl, felicidades por tu compromiso, liderazgo y empeño extraordinario.

Y aquí hay una tarea de todos: nos acompaña la diputada federal, María del Carmen Pinete Vargas, quien ha sido una aliada cercana en esta gesta educativa, y le quiero pedir que lleve un mensaje de agradecimiento a los diputados y diputadas de México, porque ellos nos consiguieron recursos que hoy estamos invirtiendo aquí para hacer posible las cuatro sedes interculturales de la UV. Ésta es la mejor inversión que puede haber desde el Congreso.

Déjenme compartir algunas reflexiones con ustedes. ¿Por qué es tan importante este evento? Primero, porque la UV es una de las mejores universidades públicas de México, porque la UV ocupa el cuarto lugar nacional por el número de alumnos que alberga. Pero hay algo todavía más importante que el tamaño: tres de cada cuatro estudiantes que vienen a esta universidad se educan en programas de calidad y de excelencia educativa.

Rector, estamos muy orgullosos de esta universidad y México la presume en México y en todo el mundo.

En esta universidad está la esperanza y la apuesta de 47 mil estudiantes en nivel técnico y licenciatura, mil 300 estudiantes de posgrado, y 23 mil más que vienen a sus centros de idiomas y de aprendizaje. Tiene más de 60 años de historia y 11 años de autonomía, que no ha sido impunidad sino compromiso con la calidad.

Y quiero reconocer algo más: éste es el primer modelo intercultural que surge bajo estas condiciones; en Chiapas, Quintana Roo o Tabasco, existe la universidad pública y de manera paralela se construyen las universidades interculturales. Éste es el primer modelo donde desde la UV se abren cuatro sedes que reconocen la maravillosa diversidad y multiculturalidad que hay en el estado de Veracruz.

Y me parece, sin duda, que éste puede convertirse en el modelo más exitoso de estudios superiores interculturales del país; por lo tanto, yo felicito esta iniciativa que es pionera, que es única en México, y que me parece extraordinariamente multiplicadora.

Yo no pude entender en gran medida lo que los estudiantes nos compartieron en sus lenguas, pero pude sentir lo que nos compartieron.

No es fácil encontrar un estudiante universitario que no hable de su comunidad, estoy segura de que todos ellos hablaron de ellos mismos y de su comunidad. Estoy segura que lo hicieron en cada una de sus lenguas porque eso es lo que sucede en las universidades interculturales.

En este caso, el 62 por ciento de quienes estudian aquí son mujeres, y eso marca un antes y un después en la vida de las comunidades y los pueblos indígenas; no hay nada que haga tan fuerte y tan libre a una mujer como la educación, no hay nada que la vuelva tan sólida y que la haga perder tantos miedos como saber que ella es capaz de transitar por el mundo y construir su propia historia sin depender de alguien más, sin tener que pedirle a alguien más que le dé para sobrevivir, sino ser dueña de sus propias decisiones. Este 62 por ciento significa que tendremos un país más libre y más digno, que tendremos comunidades y familias mucho más fuertes.

Ustedes son un puente entre dos Méxicos que es urgente que nos reencontremos, ninguno de los que estamos aquí podemos explicar la historia de nuestras vidas sin nuestros pueblos indígenas, todos somos pedazos y parte de esos pueblos indígenas.

Por lo tanto, yo comparto y me enorgullece esta visión. Me enorgullece que se sientan orgullosos de ser quienes son, y de nacer donde han nacido; me enorgullece que se sientan orgullosos de sus padres y de sus abuelos, de sus tradiciones y costumbres; me enorgullece cuando me presentaron los cuatros centros, en uno de los cuales había una fotografía en la que se veía una manta que decía: “En este mundo caben muchos mundos”. Y en México somos la suma de muchos mundos, de muchas historias, de muchas formas extraordinarias de pensar.

Me encantó y disfrute mucho la danza de bienvenida y, ahora, con el mismo respeto escucharé y atenderé cuando se pida permiso a esta tierra para construir en ella lo que la tierra en sí misma no fue capaz de construir, pero nos da la oportunidad de colaborar para hacerlo.

Yo quiero invitar a los jóvenes de esta universidad a que construyan puentes y no muros; es hora de derribar muros en México, es hora de mirarnos con más respeto y dignidad; no tengan temor de hablar sus lenguas, si alguna razón tienen es de enorgullecerse, y jamás de avergonzarse porque ninguno de nosotros entendemos tanto su historia y su orgullo como ustedes mismos.

Hoy hay varios buenos augurios, hoy es un buen día, hoy tenemos mariposas blancas, tenemos señales de libertad. Quiero decir también que no puedo venir a esta tierra tan trabajadora y tan empeñosa sin hacer compromisos a los que el Presidente me ha instruido.

Sé que en estos cuatro centros hay retos importantes: en la Huasteca, en las Grandes Montañas, en las Selvas y también en Espinal. Me dará mucho gusto señor Rector, señor Gobernador, que podamos ir juntos a inaugurar estos centros y dar cabida a los alumnos, muchos de ellos que son los primeros de sus familias en llegar a la universidad. Así que con ustedes traen algo más que ustedes mismos, con ustedes vienen los sueños de sus abuelos y sus padres.

Hoy es un gran día para México, hoy es un día en el que tenemos que darnos permiso para festejar, porque hoy es ejemplo de que los mexicanos podemos ponernos de acuerdo, porque hoy es ejemplo de que estas lenguas no nos distancian sino nos unen, hoy es ejemplo de que pensar distinto no significa confrontación sino concordia y consenso posible, hoy es el tiempo de la unidad para México, hoy es el tiempo de privilegiar no lo que para mí o para ti es importantes sino lo que para México es importante.

Muchas felicidades.

Mido