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Discurso
de
Josefina Vázquez Mota |
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Secretaria
de Educación Pública, en la ceremonia de Ofrenda a la
Tierra y el Agua previa al inicio de la construcción de la
sede Huasteca de la Universidad Veracruzana Intercultural, en Ixhuatlán
de Madero, Veracruz |
Muy
buenas tardes tengan todos ustedes.
Quisiera iniciar mi intervención compartiéndoles una
vivencia muy reciente que tuve en la Universidad Intercultural de
Quintana Roo, y después, también en la Universidad Intercultural
en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, cuando llegamos a colocar
la primera piedra de esa universidad.
Recuerdo que antes de la colocación hubo una ceremonia de los
embajadores mayas y cuando pregunté qué significado
tenía esa ceremonia, la respuesta fue para mí una lección
extraordinaria de vida y también de esa consistencia, esa unidad
con la naturaleza.
Los gobernadores mayas me explicaron que en la ceremonia le estaban
pidiendo permiso a la tierra para tirar los árboles que necesitaban
para construir la universidad, porque en su percepción cada
árbol sostiene una estrella y si esos árboles se tiraban
sin permiso de sus dioses, se perderían estrellas en el universo.
Hace ocho días estuve en Chiapas y un estudiante –como
lo han hecho ustedes ahora– habló de la importancia de
entendernos mejor, él decía:
“Yo soy de aquí y soy el primero de mi comunidad y de
mi generación que llega a la universidad, y estoy aquí
porque quiero que nos entendamos mejor, para estar más unidos”.
Hoy vengo al estado de Veracruz, al que he visitado en tantas ocasiones,
al que he caminado y al que he aprendido a querer de manera especial.
Quiero agradecer al señor gobernador, a mi amigo Fidel Herrera,
su calidez y su nueva convocatoria para seguir juntos en la agenda
educativa a la que el presidente Calderón le ha dado la mayor
importancia para México; a esta apuesta que el Presidente de
México hace como la mejor apuesta para la libertad de todos
nosotros. |
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Y quiero reconocer de manera muy especial, a mi queridísimo
amigo, Raúl Arias Lovillo, rector de la Universidad Veracruzana.
Raúl, felicidades por tu compromiso, liderazgo y empeño
extraordinario.
Y aquí hay una tarea de todos: nos acompaña la diputada
federal, María del Carmen Pinete Vargas, quien ha sido una
aliada cercana en esta gesta educativa, y le quiero pedir que lleve
un mensaje de agradecimiento a los diputados y diputadas de México,
porque ellos nos consiguieron recursos que hoy estamos invirtiendo
aquí para hacer posible las cuatro sedes interculturales de
la UV. Ésta es la mejor inversión que puede haber desde
el Congreso.
Déjenme compartir algunas reflexiones con ustedes. ¿Por
qué es tan importante este evento? Primero, porque la UV es
una de las mejores universidades públicas de México,
porque la UV ocupa el cuarto lugar nacional por el número de
alumnos que alberga. Pero hay algo todavía más importante
que el tamaño: tres de cada cuatro estudiantes que vienen a
esta universidad se educan en programas de calidad y de excelencia
educativa.
Rector, estamos muy orgullosos de esta universidad y México
la presume en México y en todo el mundo.
En esta universidad está la esperanza y la apuesta de 47 mil
estudiantes en nivel técnico y licenciatura, mil 300 estudiantes
de posgrado, y 23 mil más que vienen a sus centros de idiomas
y de aprendizaje. Tiene más de 60 años de historia y
11 años de autonomía, que no ha sido impunidad sino
compromiso con la calidad.
Y quiero reconocer algo más: éste es el primer modelo
intercultural que surge bajo estas condiciones; en Chiapas, Quintana
Roo o Tabasco, existe la universidad pública y de manera paralela
se construyen las universidades interculturales. Éste es el
primer modelo donde desde la UV se abren cuatro sedes que reconocen
la maravillosa diversidad y multiculturalidad que hay en el estado
de Veracruz.
Y me parece, sin duda, que éste puede convertirse en el modelo
más exitoso de estudios superiores interculturales del país;
por lo tanto, yo felicito esta iniciativa que es pionera, que es única
en México, y que me parece extraordinariamente multiplicadora.
Yo no pude entender en gran medida lo que los estudiantes nos compartieron
en sus lenguas, pero pude sentir lo que nos compartieron.
No es fácil encontrar un estudiante universitario que no hable
de su comunidad, estoy segura de que todos ellos hablaron de ellos
mismos y de su comunidad. Estoy segura que lo hicieron en cada una
de sus lenguas porque eso es lo que sucede en las universidades interculturales.
En este caso, el 62 por ciento de quienes estudian aquí son
mujeres, y eso marca un antes y un después en la vida de las
comunidades y los pueblos indígenas; no hay nada que haga tan
fuerte y tan libre a una mujer como la educación, no hay nada
que la vuelva tan sólida y que la haga perder tantos miedos
como saber que ella es capaz de transitar por el mundo y construir
su propia historia sin depender de alguien más, sin tener que
pedirle a alguien más que le dé para sobrevivir, sino
ser dueña de sus propias decisiones. Este 62 por ciento significa
que tendremos un país más libre y más digno,
que tendremos comunidades y familias mucho más fuertes.
Ustedes son un puente entre dos Méxicos que es urgente que
nos reencontremos, ninguno de los que estamos aquí podemos
explicar la historia de nuestras vidas sin nuestros pueblos indígenas,
todos somos pedazos y parte de esos pueblos indígenas.
Por lo tanto, yo comparto y me enorgullece esta visión. Me
enorgullece que se sientan orgullosos de ser quienes son, y de nacer
donde han nacido; me enorgullece que se sientan orgullosos de sus
padres y de sus abuelos, de sus tradiciones y costumbres; me enorgullece
cuando me presentaron los cuatros centros, en uno de los cuales había
una fotografía en la que se veía una manta que decía:
“En este mundo caben muchos mundos”. Y en México
somos la suma de muchos mundos, de muchas historias, de muchas formas
extraordinarias de pensar.
Me encantó y disfrute mucho la danza de bienvenida y, ahora,
con el mismo respeto escucharé y atenderé cuando se
pida permiso a esta tierra para construir en ella lo que la tierra
en sí misma no fue capaz de construir, pero nos da la oportunidad
de colaborar para hacerlo.
Yo quiero invitar a los jóvenes de esta universidad a que construyan
puentes y no muros; es hora de derribar muros en México, es
hora de mirarnos con más respeto y dignidad; no tengan temor
de hablar sus lenguas, si alguna razón tienen es de enorgullecerse,
y jamás de avergonzarse porque ninguno de nosotros entendemos
tanto su historia y su orgullo como ustedes mismos.
Hoy hay varios buenos augurios, hoy es un buen día, hoy tenemos
mariposas blancas, tenemos señales de libertad. Quiero decir
también que no puedo venir a esta tierra tan trabajadora y
tan empeñosa sin hacer compromisos a los que el Presidente
me ha instruido.
Sé que en estos cuatro centros hay retos importantes: en la
Huasteca, en las Grandes Montañas, en las Selvas y también
en Espinal. Me dará mucho gusto señor Rector, señor
Gobernador, que podamos ir juntos a inaugurar estos centros y dar
cabida a los alumnos, muchos de ellos que son los primeros de sus
familias en llegar a la universidad. Así que con ustedes traen
algo más que ustedes mismos, con ustedes vienen los sueños
de sus abuelos y sus padres.
Hoy es un gran día para México, hoy es un día
en el que tenemos que darnos permiso para festejar, porque hoy es
ejemplo de que los mexicanos podemos ponernos de acuerdo, porque hoy
es ejemplo de que estas lenguas no nos distancian sino nos unen, hoy
es ejemplo de que pensar distinto no significa confrontación
sino concordia y consenso posible, hoy es el tiempo de la unidad para
México, hoy es el tiempo de privilegiar no lo que para mí
o para ti es importantes sino lo que para México es importante.
Muchas
felicidades.
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