Año 8  • No. 309 • Mayo 12 de 2008 Xalapa • Veracruz • México
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  Enrique González Llorca, el poeta que Veracruz olvidó

Celia Álvarez
La vida y obras del escritor y poeta Enrique González Llorca se hallan sepultadas por el olvido, pese a que fue un destacado protagonista de la vida cultural de Xalapa a finales del siglo XIX y principios del XX como autor de poemas, cuentos, relatos y numerosos artículos, en los que trató sobre los problemas del hombre, de la sociedad y la compleja política de su tiempo, publicados en periódicos y revistas de Veracruz, Orizaba, el Distrito Federal y la capital del estado.
La obra en verso de este veracruzano, de cepa sotaventina y tlacotalpeña, marcado por el dolor y la derrota, y que despertara interés hace poco más de un siglo cuando comenzó a aparecer impresa en la prensa local, ha sido organizada y reunida por primera vez en el libro intitulado Poesía, que forma parte de la colección Biblioteca Veracruzana de la máxima casa de estudios de Veracruz.

El editor del volumen, Ángel José Fernández, quien es investigador de la Universidad Veracruzana (UV) y pertenece al Sistema Nacional de Investigadores, decidió preparar esta edición crítica de la Poesía de Enrique González Llorca, convencido de que este escritor olvidado merece ser objeto de un verdadero acto de justicia personal y poética, lo cual se logrará si se le conoce y valora en su magnitud, para que su herencia literaria llegue a ser reconsiderada e incorporada a esa parte de la literatura mexicana a la que siempre ha pertenecido y de la que hoy forma parte gracias a este libro editado por la UV.

Además del tiempo y las modas –indica Ángel José Fernández en el “Epílogo” del volumen, que abarca más de 800 páginas–, la notable escasez de archivos, fondos hemerográficos y bibliotecas regionales que se padece en la entidad ha contribuido al desconocimiento actual de la obra de González Llorca (Veracruz, 22 de septiembre de 1870-Xalapa, 4 de febrero de 1929), quien publicó en vida un solo libro: Estelas (1902), cuyo tiraje estuvo limitado a menos de un centenar de ejemplares.

Así, cuando había transcurrido ya más de medio siglo desde la desaparición física del poeta, fue preciso que el editor realizase una ardua tarea de investigación valiéndose de los documentos, libros, recortes periodísticos, libretas, papeles y manuscritos que conservaron durante décadas los descendientes de González Llorca, para poder ofrecer al lector esta versión completa de su producción poética, que en un principio estuvo inspirada por la de Salvador Díaz Mirón.

El libro incluye además un amplio estudio introductorio, un aparato de variantes de texto y otro de notas de carácter léxico e histórico que a la vez permiten conocer los signos vitales que impulsaron la creación literaria de González Llorca –que fue escribiendo siempre a la sombra de sus actividades privadas y públicas– y el orden de los acontecimientos políticos y sociales que marcaron la época en que vivió.

Fundador, director, redactor casi exclusivo y editor de periódicos xalapeños como La Avispa (1893), El Clarín (1899), El Iris Veracruzano (1902-1911), y El Oriente (1912); director emergente del cotidiano La Opinión (1919-1920) de Veracruz, y colaborador de El Estudiante (ca. 1887), de Xalapa, y El Horizonte (1893), del puerto –estos últimos fundados, dirigidos y redactados por su hermano mayor Francisco, de quien además recibiera influencia para forjarse como escritor, periodista e individuo consciente– González Llorca fue también funcionario público y académico en las capitales del estado y de la República durante los periodos revolucionario y constitucional, en la época en que Antonio Pérez Rivera ocupara brevemente la gubernatura de Veracruz; después sería colaborador de Venustiano Carranza y de las Fuerzas Constitucionalistas.

Durante su juventud perteneció al grupo del general Juan Enríquez y combatió con la pluma a sus enemigos; después enfocó sus críticas contra el grupo Dehesista-huasteco y fue preso político, víctima en 1899 de la “ley mordaza”, sufriendo dos procesos judiciales consecutivos, pasando los meses centrales de su existencia en las cárceles de Coatepec y Xalapa, donde corrigió y aumentó su poema más extenso e importante: “Desde la arena”, que hoy, por fin, se puede conocer íntegro en las páginas de esta edición.

Al salir de la cárcel, en septiembre de 1900, volvió a la vida civil, abandonó temporalmente la política y se integró a la actividad educativa, hallando refugio en la cátedra y el periodismo, bajo seudónimo y tras bambalinas; el nacimiento de su única hija, en 1901, fue crucial para restañar sus heridas, y una década después volvió a la política local, trasladándose luego a la capital mexicana por motivos de salud y retornando, finalmente, a Xalapa, donde, sin apartarse de sus convicciones, se alejó para siempre de la acción política y en el ocaso de su vida decidió volver, pero ahora como profesor y bibliotecario, a las aulas de la Escuela Normal y el Colegio Preparatorio.

La norma que Ángel José Fernández siguió para la edición de la Poesía de Enrique González Llorca fue la modernización tanto de la puntuación como de la ortografía e incluyó a pie de página las definiciones de algunas palabras cuyo significado actual varía, agregando otras de carácter informativo como ubicaciones y someras descripciones de sitios y lugares, vidas y obras de los personajes citados, así como breves reseñas de algunos hechos históricos.

Poesía de Enrique González Llorca, editado por Ángel José Fernández como parte de la colección Biblioteca Veracruzana de la UV, se puede adquirir en el Servicio Bibliográfico Universitario situado en Xalapeños Ilustres 37, o en la Feria Permanente del Libro Universitario, de Hidalgo 9. Es un libro que todo xalapeño y veracruzano debe leer y conservar en su acervo personal; será la única manera de hacer justicia a un gran poeta local que, así, emergerá del oscuro foso del olvido injustificado.