Coatzacoalcos,
Veracruz.- La puesta en escena de la ópera
Carmen, con la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX), el Coro
de Niños del Centro de Iniciación Musical Infantil
(CIMI) y el Coro de la Universidad Veracruzana (UV), así
como un elenco totalmente nacional, resultó un éxito
que sólo conoció la presentación de despedida
del tenor italiano Luciano Pavarotti.
Para un acontecimiento operístico de factura totalmente veracruzana,
éste ha sido el mejor acierto registrado en el recinto ubicado
en las instalaciones del Centro de Convenciones. Las opiniones en
torno a la representación de la obra del francés Georges
Bizet (1838-1875) han unificado el criterio de los aficionados de
esta ciudad, quienes se dieron cita en forma masiva y ocuparon la
totalidad de las butacas del teatro.
La puesta en escena de Carmen con diseño escenográfico
del artista plástico Sebastián, dirección escénica
de Fernando Lozano y Leopoldo Falcón, así como la
participación de los grupos universitarios antes citados,
cumplió con la expectativa generada en la víspera
y los asistentes salieron del teatro con la satisfacción
de haber sido testigos de una puesta en escena plena en innovaciones.
Los integrantes del elenco cumplieron con creces, y en esto es menester
destacar la actuación de Carla López-Speziale, una
mezzosoprano cuajada en aptitudes y notable intuición para
encarnar a la legendaria gitana cigarrera, y que supo dar forma
clara y definida a los contornos de una personalidad femenina que
algunos califican de “mujer fatal”, pero que resultó
en el arquetipo de la mujer liberada.
La personalidad de la gitana protagonista es portadora de un distintivo
impensable para la época en que se dio a conocer la ópera.
Carmen es una mujer tan impetuosa como bella, de mentalidad liberal
a más no poder y capaz de poner en juego hasta la vida misma,
en su afán por conseguir lo que se propone y que, además,
se consumen en el cultivo de sus propias emociones.
No es una heroína a la manera de las protagonistas de Aída,
Lucia de Lammermoor, La Bohéme, Madama Butterfly o Turandot;
es la conquistadora de hombres que presiente la tortura de una dependencia
que va más allá de la sexualidad. Cuando advierte
que su hombre es exigente en demasía, simplemente termina
la relación y se entrega a la siguiente, sin importarle el
derrumbe emocional del anterior amante.
Al ubicar en el centro de la acción a un personaje así
–una gitana que induce a un soldado a la deserción,
que baila en las tabernas y que finalmente es asesinada por su enamorado–,
el compositor ponía su obra en severo conflicto con la moralidad
de la época.
Fernando Lozano, titular de la OSX, reconoce que la respuesta del
conjunto bajo su responsabilidad ha sido intachable y que el desempeño
del Coro de la UV ha ido más allá de la simple rutina.
Los niños del Coro del CIMI han realizado otro tanto, al
tiempo que el resto del elenco merece el mejor de los elogios.
El tenor José Luis Ibáñez estuvo a la altura
de las exigencias de su personaje, al tiempo que el tenor-barítono
Armando Mora dio rienda suelta a su gusto por el personaje de Escamillo.
Intachable el desempeño de Ana Luisa Méndez como Micaela,
Teresita Jiménez como Frasquita, Cecilia Ladrón de
Guevara como Mercedes, Esaú Molina como El Dancairo, Joel
Pérez Arciniega como El Remendado, Benito Navarro como Morales
y Agustín Sedas como Zúñiga.
Esta puesta en escena para el Teatro de la Ciudad conlleva la intención
de dar utilidad íntegra al que es, de acuerdo con la apreciación
de Lozano,
“el mejor teatro del país”. |