Año 8  • No. 312 • Junio 2 de 2008 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Centrales

 Editorial

 General

 Reportaje

 Regiones

 Becas y  oportunidades


 Arte

 Deportes
 
 Contraportada

 


 Números Anteriores


 Créditos

 

 

  Promedio de Bachillerato e Incorporación a la Educación Superior

José Blanco
La vida de todos los días demanda sentido común para resolver los mil problemas cotidianos que viven todas las personas. El sentido común es importantísimo para esta dimensión de la existencia social, pero no sirve para todo. Si sirviera para todo, no sería necesario el conocimiento científico, sólo con sentido común “sabríamos” todo. El pensamiento científico comienza justamente donde termina la posibilidad de entender, propia del sentido común.

Un ejemplo, entre muchos posibles, que actualmente aparece en los medios de prensa, es la convicción de muchas personas de que, quien ha alcanzado un alto promedio en el bachillerato, está en condiciones de cursar estudios superiores. Es un razonamiento de sentido común.

La realidad es distinta y más compleja. Los estudios que en el pasado reciente ha hecho la Universidad Veracruzana (UV) muestran que no existe una correlación estadística entre el promedio que obtiene un egresado de bachillerato, y la calificación que obtiene en el examen de ingreso. En los extremos, egresados con 10 de promedio en el bachillerato, no logran superar el examen de ingreso; alumnos con calificaciones mínimas de egreso del bachillerato, superan, y a veces con gran lucidez, ese examen.

Entre las causas de que esto sea así, están las siguientes. Los aspirantes que presentan un examen de ingreso provienen de muy distintas escuelas de bachillerato, que tienen planes de estudio diversos, evalúan aspectos diferentes y muy diferentes son sus exigencias en el rigor de esa evaluación. En otras palabras, un alumno puede haber obtenido en su escuela 10 de promedio, pero podría haber obtenido una calificación mucho más baja en una escuela más exigente para evaluar.

Aun si suponemos –cosa muy lejana al mundo real–, que las escuelas de bachillerato tienen los mismos planes de estudio (en realidad existen más de 200 planes) y que todas tienen el mismo rigor para realizar sus evaluaciones (suposición que nada tiene que ver con la realidad), las altas calificaciones que puede obtener un alumno en el bachillerato sólo expresa que es apto para cursar el bachillerato; esas calificaciones nada dicen acerca de su aptitud para cursar estudios superiores.

El examen de ingreso evalúa poniendo el acento en la aptitud del aspirante para cursar estudios superiores, lo cual tiene que ver con la comprensión profunda de la lectura, el razonamiento frente a problemas de diversa índole (no sólo matemáticos), sus capacidades para realizar inferencias o deducciones, el conocimiento de la lengua propia, y otras competencias que no necesariamente tienen los alumnos que alcanzaron altos promedios en el bachillerato. Ello explica que la correlación entre el promedio de bachillerato y la calificación del examen de ingreso se mueva en rango bajísimo de entre 10 y 12 por ciento, para el caso del estado de Veracruz (los números no son muy distintos en el caso de otros estados de la República).

La UV no puede tomar una decisión sin conocimiento de causa. Y, como se ha explicado, la UV sí tiene ese conocimiento. Si por razones extra académicas –lo que no ocurrirá–, la UV decidiera admitir en automático a quienes tienen altos promedio en el bachillerato, generaría diversos fenómenos indeseables. De una parte, es seguro que aumentaría su tasa de deserción. De otra, presionaría a los bachilleratos que podrían caer en la tentación de facilitar que sus alumnos egresaran con altos promedios. Es decir, estaríamos mellando en rigor en la evaluación en el bachillerato.

Veámoslo así. Si todos los egresados llegan con promedio de 9 ó 10, la Universidad Veracruzana estaría impedida, por falta de lugares, de dar ingreso a todos: tendrían que hacer una selección, mediante una evaluación: exactamente lo que está haciendo.