Año 8  • No. 312 • Junio 2 de 2008 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Centrales

 Editorial

 General

 Reportaje

 Regiones

 Becas y  oportunidades


 Arte

 Deportes
 
 Contraportada

 


 Números Anteriores


 Créditos

 

 

  Recordando las inundaciones 2005 en Veracruz

Adalberto Tejeda Martínez*
Antes de que inicien las lluvias este año, no está de más recordar un año reciente particularmente catastrófico para el estado: 2005. Motivó la publicación del libro Inundaciones 2005 en el estado de Veracruz (1). Conformado por una veintena de capítulos, su tema central son las inundaciones ocurridas en el estado de Veracruz en 2005, principalmente las provocadas por el huracán Stan Presenta un diagnóstico que alude a la historia y aventura escenarios futuros.

Conviene recordar las similitudes y las diferencias entre las inundaciones en territorio veracruzano provocadas en 1999 por la depresión tropical número 11, y las de 2005 debidas al Stan. Ambas ocurrieron en los primeros días de octubre, cuando la temporada de lluvias estaba concluyendo; los cuerpos de agua, rebosantes, y el suelo saturado de humedad al grado que la lluvia no pudo ser absorbida más por el terreno.

Ambas contingencias se presentaron en el primer año de gobierno estatal, mientras el gobierno federal iba feneciendo. Las de 1999 se focalizaron en el norte del estado; las de 2005 abarcaron casi toda la planicie costera y varios puntos serranos de todo el estado. En 1999 la depresión tropical número 11 era poco amenazante, pero empujada hacia el flanco norte de la Sierra de Misantla por un frente frío, dejó caer 217 litros por metro cuadrado en 24 horas en Martínez de la Torre, similares a los 223 en el Puerto de Veracruz, el 4 de octubre de 2005. En 1999 los desbordamientos –e incluso la formación de ríos en lo que durante años fueron cañadas secas– ocurrió de noche y sorprendió a la población, lo que ocasionó más de 200 muertos oficiales y casi 100 desaparecidos.

La llegada del huracán Stan estaba prevista para ocurrir en Antón Lizardo; unas horas antes empezó a cambiar su trayectoria y entró a tierra 100 kilómetros al sur. A pesar de lo cuantioso de las pérdidas materiales y el número de damnificados, no hubo una sola muerte provocada directamente por el meteoro. La prevención y la alerta jugaron un papel importante.

Las cifras de damnificados son contrastadas: menos de 100 mil en 1999, contra casi millón y medio en 2005. En 1999 se desbordaron cinco cuerpos de agua, contra 31 en 2005. Se afectaron 12 mil viviendas en 1999 y Stan se metió a 135 mil casas. Los albergues cobijaron a 18 mil personas en aquel entonces, y en 2005 fueron 200 mil. 20 tramos carreteros y puentes se fracturaron en 1999 y 170 en 2005. Es decir, que aproximadamente la relación de daños es de uno a 10. Los municipios afectados por la depresión tropical de 1999 fueron 83, y Stan alcanzó a 170.

Clima y civilización
Una razón más para preparar la infraestructura de prevención es el papel que el clima ha jugado en el desarrollo de las sociedades y la certeza de que ese clima es variable de año en año, además de que se va transformando por efectos de la acción humana mucho más rápido de como lo hizo en el pasado cuando sobre él actuaba sólo la naturaleza y no el hombre.

El binomio clima-civilización ha sido analizado por varios autores ante el desprecio de los científicos sociales, en un extremo, y de los climatólogos puros, en el otro.
Huntington en el libro Mainspring of civilization –publicado en 1945, dos años antes de la muerte del autor– revisó la distribución geográfica de las civilizaciones y concluyó que las zonas de contrastes meteorológicos fuertes entre verano e invierno –es decir, las latitudes subtropicales y medias– son las más propicias para el florecimiento de las grandes civilizaciones. Además, entre otras propuestas, relaciona las frecuencias de homicidios en Estados Unidos y las regiones de más altas temperaturas; ubica geográficamente zonas de mayores decesos por enfermedades degenerativas y las de mayor eficiencia en las fábricas y también las relaciona con el clima (desde luego, eran los tiempo en que todavía no se popularizan los sistemas de aire acondicionado).

De las conclusiones de Huntington a que sus seguidores y detractores profesaran con fe o negaran –también con fe– la simplificación del determinismo geográfico sólo medió un paso. El resultado fue el rompimiento de relaciones entre climatólogos y sociólogos, restauradas hasta los ochenta cuando en diversas publicaciones especializadas se recupera el tema a la luz de la renaciente paleoclimatología y la preocupación por el cambio climático global.

En un libro publicado en 2004 (The long summer. How climate changed civilization), Brian Fagan propone una correlación entre las condiciones climáticas y la historia de la humanidad durante los últimos 15 mil años. Sin tecnología es claro que la vida del hombre dependía fuertemente de las condiciones atmosféricas. La pregunta obligada es si la tecnología actual podrá contrarrestar las modificaciones del clima que el hombre mismo, de manera intensiva desde la Revolución Industrial, está propiciando.

1.- Tejeda-Martínez, A. y C. Welsh-Rodríguez (compiladores). Inundaciones 2005 en el estado de Veracruz, Universidad Veracruzana, 2006. ISBN 968-834-754-X. Se puede consultar en formato electrónico en las direcciones electrónicas www.uv.mx/eventos/inundaciones 2005/ www.atmosfera.unam.mx www.ine.gob.mx www.ecologia.edu.mx/inundaciones/ www.ii.unam.mx http://smn.cna.gob.mx http://mx.geocities.com/cna_cpgm/

* Director General de Investigaciones de la UV.