Año 8  • No. 318 • Julio 14 de 2008 Xalapa • Veracruz • México
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  Incubó 60 empresas que crearon más de 150 empleos
Nacen Pymes en Veracruz con apoyo de la UV

Edith Escalón
Participaron emprendedores de Córdoba, Orizaba, Tuxpan, Boca del Río, Veracruz, Minatitlán, Tempoal y Xalapa

Escuelas de música, talleres de velas decorativas, centros de terapias, guarderías, invernaderos y restaurantes, los giros
Gracias a la capacitación que la Universidad Veracruzana (UV) proporcionó a un grupo de emprendedores, a través de su Centro de Incubación y Desarrollo Empresarial (Incuba), Veracruz cuenta hoy con 60 nuevas pequeñas y medianas empresas (Pymes) que dan empleo formal a más de 150 personas.

Escuelas de música, talleres de velas decorativas, museos ecoturísticos, guarderías, invernaderos, restaurantes, e incluso una sociedad de crédito, son algunos de los giros de las nuevas Pymes –ya registradas ante la Secretaría de Hacienda– que fueron establecidas en Córdoba, Orizaba, Tuxpan, Boca del Río, Veracruz, Minatitlán, Tempoal y Xalapa.

Al brindar información, orientación, asesoría, consultoría, y capacitación a empresarios y emprendedores, externos y universitarios, la UV cumple con su misión de compartir el conocimiento con la sociedad y, a la vez, promueve el comercio formal, el empleo y el autoempleo, y así el crecimiento económico
de la entidad.

Para la Veracruzana, apoyar a este sector es prioridad. De inicio, porque representa 97 por ciento de la economía en el país y son el sostén de la mayor parte de la población, pero sobre todo porque 65 por ciento de las nuevas Pymes que se establecen cada año en el país (200 mil en promedio) desaparecen antes de cumplir dos años debido a la falta de orientación y capacitación.

“La mayoría se enfrentan al burocratismo y al desconocimiento de la tramitología que requiere el establecimiento formal de su negocio, que –dicho sea de paso– es una de las más complejas en el mundo; de ahí que muchos terminen por desesperarse, desistir de su empeño y desaparecer”, declaró Rocío Cruz Camacho, directora del Centro Incuba.

Aseguró que además de apoyar a las empresas para elevar su competitividad y rentabilidad o gestionar financiamientos, la tarea principal de Incuba es ayudar al emprendedor a clarificar sus objetivos con diagnósticos y planes de negocios concretos: “Ésta es la base del éxito de cualquier organización empresarial”, señaló.

De la mano de Incuba
Para apoyar el desarrollo empresarial, Incuba gestionó ante instancias federales y estatales más de 700 mil pesos en créditos empresariales que beneficiaron a las mejores opciones de negocios, capital semilla que les fue entregado para la compra de equipo, insumos, renta de instalaciones, pago de licencias y demás.

Para Cruz Camacho, la solidez de las nuevas empresas radica en la planeación que los emprendedores llevaron a cabo de la mano de consultores especializados del Centro, quienes durante varios meses los capacitaron para clarificar sus propuestas de negocios y los acompañaron en el proceso de gestación.

Con ello, dijo, aseguran la viabilidad, rentabilidad y permanencia de las Pymes, pues además de la capacitación previa llevan a cabo un seguimiento individual que apoya a los nuevos empresarios en los meses posteriores al establecimiento del negocio para consolidarlo de acuerdo con los planes establecidos.

Artesanías con calidad de exportación
Una de las Pymes que Incuba apoyó es Velas Szazar. Sus propietarios, Rudy Cházaro Hernández, egresado de Diseño Gráfico, y Emiliano Gómez Cházaro, estudiante de Agronomía en Xalapa, tenían 10 años trabajando en el diseño y creación de velas decorativas como un pasatiempo que les dejaba dinero de vez en cuando.

“No teníamos claro cómo hacer un verdadero negocio, no nos sentíamos empresarios, y en términos de procesos y de organización no teníamos idea de las estrategias a seguir para estandarizar la calidad. Incuba nos ayudó a formalizar la microempresa y a plantearnos metas más precisas”, dijeron los Cházaro, primos hermanos que hoy emplean a otras cuatro personas, o más si es temporada de ventas.

En su taller producen dos mil 500 velas decorativas cada mes y planean llegar a 10 mil para iniciar la exportación. Tienen puntos de venta en Monterrey, Guadalajara y el Distrito Federal, además de que una vez al mes participan en ferias y exposiciones nacionales, donde venden al mayoreo y promocionan su microempresa.

“Si generas autoempleo eres menos vulnerable, creo que tenemos que estar conscientes que se puede lograr, que saliendo de la escuela no necesariamente hay que ir a pedir trabajo, lo que realmente hace falta es ofrecer trabajo a otros”, comentó Rudy Cházaro.

A partir de la relación con Incuba, los Cházaro tienen clara su visión a futuro: “Que tengamos suficiente calidad para dejar de ser una artesanía, pero sin perder el arte, la esencia”. Confían en que esta visión, así como una adecuada organización administrativa, les permitirá hacer crecer el negocio hasta posicionarlo como uno de los mejores del país.

De clases particulares a Instituto de Educación Musical
Cuando egresó de la Licenciatura en Educación Musical que cursó en la UV, Lorena Silva daba clases particulares; hoy es dueña de Formart, un instituto de educación y capacitación musical que atiende a 30 niños, de entre tres meses y 12 años, a quienes ofrece clases de estimulación temprana y piano, chelo, violín, guitarra o percusiones.

“Incuba me ayudó a proyectar mi trabajo, me hizo percibir de otra forma mi propia capacidad, y el plan de negocios me dio la claridad que necesitaba: estructura administrativa, perfiles de puestos, análisis financiero, organigrama, estudio de mercado, procesos de trabajo; en fin, claridad para formalizar el negocio”, comentó Lorena, también licenciada en Psicología por la UV.

Ella es una de las personas que gracias a la gestión de Incuba recibió capital semilla para fortalecer la microempresa que hoy emplea a siete personas: “Mi empresa fue seleccionada luego de un análisis de viabilidad y pertinencia del plan de negocios, y eso refuerza su solidez. Por eso el recurso lo voy a invertir en promocionar el instituto, para hacerlo crecer”.

Para Lorena, lo más difícil al emprender un negocio es arriesgarse: “Tomar decisiones en cuanto a lo económico, equilibrar el tiempo personal, tener persistencia para salvar los obstáculos, disciplina, pero sobre todo, creer que uno es capaz de lograrlo”. Recomendó a los jóvenes a tomar estos riesgos y a buscar apoyo profesional como el que la UV ofrece.

Antes del fracaso se debe buscar apoyo profesional
Una vez que Claudia Inés Flores Saviaga egresó de la Universidad, hace dos años, decidió establecer una empresa de nutrición y terapias alternativas con ahorros propios y el apoyo de su familia. Todo iba bien hasta que el negocio empezó a crecer al mismo ritmo que la desorganización interna.

“Empezamos a tener más demanda de los servicios, pero también más problemas con el personal, no teníamos un plan de incentivos, no estaban delimitadas las funciones, no había claridad en las responsabilidades, existía mala comunicación y eso empezó afectar seriamente el servicio”, comenta la joven, de apenas 25 años.

Fue entonces, explica, cuando buscaron el apoyo de Incuba: “Sabíamos que necesitábamos apoyo profesional si queríamos seguir adelante y no pasar a ser una de esas miles de empresas pequeñas y medianas que fracasan en sus
primeros años”.

El apoyo de la UV no sólo mejoró la organización interna de la empresa. De acuerdo con sus estados financieros, la Pyme tuvo un crecimiento económico de 50 por ciento en medio año, lo que augura desde hoy la consolidación de esta microempresa que proporciona empleo a siete personas.

Cabe señalar que de las empresas establecidas por Incuba, más de 60 por ciento pertenecen al sector servicios, 14 por ciento al ramo industrial, 11 por ciento al de agroindustrias, y cinco por ciento al sector comercio. Además, 20 por ciento de las empresas pertenecen a universitarios, muchas de las cuales fueron iniciativas de estudiantes que participaron en las ferias o concursos de emprendedores que la Universidad impulsa en facultades como Contaduría, Administración de Empresas, Nutrición o Ingeniería Química y Ambiental.

Rocío Cruz Camacho