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La
autonomía
revisitada (3
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Víctor M. Morales Pavón
Centro de Idiomas-Veracruz |
Cuando
el maestro promociona este tipo de aprendizaje, le ofrece a sus alumnos
la oportunidad de estructurar y de integrar experiencias educativas
de naturaleza colaborativa, así como la posibilidad de promocionar
el aprendizaje a través de grupos de discusión. De esta
manera, el alumno descubre experiencias diferentes realizando actividades
que enfatizan el aprendizaje por objetivos más que el simple
hacer por hacer.
Es importante subrayar que el aprendizaje colaborativo no tiene nada
que ver con un grupo haciendo comentarios libres o generales, se trata
de una experiencia educativa cuidadosamente planeada y organizada
en donde se ponen en practica habilidades y/o estrategias tales como
clarificar y expander significados, realizar explicaciones, contextualizar
conceptos, reformular ideas, hacer resúmenes.
Los alumnos, en esta sinergia, actúan como verdaderas fuentes
de información de los demás en el grupo, asumiendo un
papel realmente activo durante el proceso de aprendizaje. No hay nada
al azar. Solamente entendiendo que se trata de una práctica
cuidadosamente estructurada podremos hablar de un objetivo real: el
grupo reconociendo lo que ya ha aprendido y lo que falta aún
por aprender.
Las clases en modalidad colaborativa tienden a ser menos estresadas
al no tener a la figura autoritaria e impositiva del maestro tradicional
controlando cada paso del proceso. Aquí es el grupo quien establece
el ritmo y las metas. A manera de nota final, diremos que una metodología
de aprendizaje colaborativo se basa en la interacción que se
establece al interior del grupo, y que el maestro toma el papel de
un facilitador, listo para hacer acto de presencia sólo cuando
es necesario o requerido.
Finalmente abordaremos, de manera general, la cuestión del
autoaprendizaje en el caso del estudio de lenguas extranjeras. Los
Centros de Idiomas de la UV cuentan desde 1999 con mediatecas conocidas
como CADI (Centros de Autoacceso de Idiomas), en donde se ofrece al
alumno dos opciones: reforzar su formación en lengua extranjera
como un complemento a sus cursos presenciales y/o continuar su formación
en modalidad de autonomía, en donde el alumno trabaja de manera
autónoma, autodirigiendo su aprendizaje con o sin la ayuda
de asesores in situ.
Los CADI, decíamos, son mediatecas o centros con materiales
de aprendizaje multimedia. A diferencia de los asistentes a las bibliotecas
tradicionales, quienes son básicamente lectores, los usuarios
de un CADI son estudiantes de lengua extranjera que trabajan con una
serie de materiales diseñados para tales fines, siguiendo ellos
mismos, de acuerdo con sus propias necesidades, una secuencia de actividades
de aprendizaje – en audio, video y/o lecturas– que los
llevarán a obtener un conocimiento en lengua extranjera.
Estas secuencias de aprendizaje (pathways) son rutas de trabajo sugeridas
para el alumno. Este puede diseñarlas de manera autónoma
o con la tutoría de un asesor académico dentro del CADI
y pueden basarse en un área, un tema o una habilidad en especial
(escuchar, leer, escribir), o puede ser una combinación de
estos tres.
El término de Centro de Autoacceso se refiere a aquel sistema
u organización de materiales de aprendizaje y equipo técnico
al que el alumno accede de manera autónoma o con la asesoría
de un académico especializado (asesor) en los periodos en que
ella o él elija de acuerdo con sus posibilidades y necesidades
individuales.
En un Centro de Autoacceso, el alumno aprende de la manera en que
es más conveniente para ella o para él. Pero para esto
es necesario desarrollar las habilidades de las que hablábamos
con anterioridad para lograrlo de una manera óptima. Además,
los CADI ofrecen un curso de inducción para los nuevos usuarios.
Aunado a esto, los asesores académicos que laboran en los centros
deben cumplir con una serie de actividades de apoyo al alumno, entre
ellas ayudar al alumno a tomar responsabilidad de su propio aprendizaje;
a conocer su nivel inicial; a establecer objetivos individuales; a
descubrir sus propias estrategias de aprendizaje y dar sugerencias
al respecto; indicar qué materiales son convenientes a sus
necesidades o qué actividades puede realizar en particular;
reconocer materiales que realmente le estén siendo de utilidad;
hacer valoraciones del progreso del alumno y contrastarlas con las
de éste; convertirse en una fuente de información más
dentro del centro; conocer no sólo las características
del material sino, sobre todo, cómo un material en particular
tiene que ver con el estilo de aprendizaje preferido por el estudiante.
La educación ha pasado por varias etapas y se ha logrado acceder
a cada una de ellas con la participación decidida de todos
y cada uno de sus actores principales. Hablar de conceptos tales como
la autonomía en el aprendizaje implica un cambio de actitud
en todos los sectores. Recordemos que las personas no cambian por
decreto. No estamos hablando aquí sólo de modalidades,
sino de crear una verdadera cultura de cambio. Pero también
debemos entender que se trata de un proceso que implica tiempo y compromiso.
Depende de cada uno de nosotros que ese tiempo se alargue o se haga
lo más breve posible. |
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